Dios ha designado alturas con mi nombre

Dios ha designado alturas con mi nombre

“Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar”.

Las ciervas hacen campamento cerca de las aguas para ellas y para sus hijos. El agua representa la presencia de Dios. En el Sal.42 dice “como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti oh Dios el alma mía…” debo meter mi cabeza en mis aguas, en mis alturas.

Hay cosas en la vida que nos hacen bajar de esas alturas que Dios diseñó para nosotros. Por ejemplo, la crítica, la difamación, la lengua detractora. Hubo un hombre llamado Nehemías, él era judío de la cautividad, trabajaba como copero del rey persa  Artajerjes. Un día  dándose cuenta el soberano de la tristeza de Nehemías, le preguntó la causa. Respondió él que Jerusalén, la ciudad de sus antepasados, yacía en ruinas. Nehemías le pidió permiso para ir a reconstruir sus murallas. El rey se lo permitió, y le concedió una escolta de jinetes y cartas de recomendación para los gobernadores de los diferentes distritos que debía cruzar, nombrándolo además gobernador de  Judea.

Cuando Nehemías empezó a edificar el muro, aparecieron “los contra” que siempre aparecen cuando estamos haciendo algo grande y poderoso para alcanzar grandes propósitos. Estos hombres se llamaban: Sanbalat, Tobías y Gesem. Primero empezó a hablar Sanbalat con sus comentarios negativos  y dijo: “¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas? Después de este comentario siguió otro, ahora era Tobías el que hablaba, quien dijo: “Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará”.

Tenemos que  prepararnos porque ya sabemos que nos van a criticar. Hay que aceptarlo. Cuenta una historia que  un hombre le dice a otro: “vos querès que nunca más te critiquen, yo conozco un grupo de gente que nunca te va a criticar”, ¿querès conocerlos? Por supuesto le contestó el otro; entonces lo llevó al cementerio…. –para no ser criticado no hay que hacer nada-. Ahora una cosa es criticar y otra cosa es corregir (solucionar, mentorear) la crítica siempre hace daño. Expresa bronca, no existe la “crítica constructiva” o uno quiere resolver o expresar la bronca.

La reacción de Nehemías fue espectacular, se puso a orar, yo me pregunto cuántos hombres o mujeres reaccionarían así, ante las palabras intimidatorias como las que él recibió,  realmente si todavía no entendemos que los problemas primero se presentan a Dios, estaremos “volando muy bajo”. Lograron edificar la muralla hasta la mitad de su altura, la simple burla era insuficiente de modo que los enemigos planearon un ataque directo, por lo tanto, se necesitaba tanto la oración como la vigilancia constante. El rumor de un ataque inminente desanimó a los trabajadores. Los judíos de los alrededores constantemente urgían a los que edificaban a que abandonasen la tarea y volviesen a sus hogares para proteger a sus familias. Nehemías tomó varias medidas para desbaratar todo ataque sorpresivo.

Pero  hubo muchos intentos más para  desanimar a Nehemías, y él se mantuvo firme en sus convicciones. Porque este hombre había entendido que Dios había designado el triunfo sobre su vida, él había nacido para lograr todo lo que se propusiera, y nada ni nadie lo iba a impedir.

“Fue terminado el muro en cincuenta y dos días. Y cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban alrededor de nosotros, y se sintieron humillados, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra”.

Por eso dice en Habacuc que Dios hizo nuestros “pies de ciervas”, no de ciervos; porque las ciervas saben andar en equipo. Dios va a traer a mi vida gente que tenga mi mismo corazón, que van a estar conmigo en los mejores momentos y en los peores. Que tengan mi misma naturaleza!

 Hay que destacar que para Nehemías “andar en las alturas” significaba vivir conectado con Dios en oración. El oró desde que salió de la corte, durante todo el proceso de la reconstrucción de las murallas y mientras cumplía con la misión encomendada por Dios, tal es así que termina su libro diciendo: “acuérdate de mí, Dios mío, para bien”. El que pone su confianza en Dios, declarándolo cada día, puede tener la certeza que siempre el bien y la misericordia lo seguirán todos los días de su vida.  Y que el Señor hará memoria de todas las acciones justas hechas en su Nombre.

Un indio norteamericano relata la anécdota de un guerrero que encontró un huevo de águila y lo colocó en el nido de una perdiz. El aguilucho salió del cascarón, junto con los demás polluelos, y creció a lado de ellos.

Durante su vida, el aguilucho “transplantado” -pensando que era una perdiz- hizo todo cuanto hacen las perdices: Escarbaba en el suelo en busca de semillas e insectos para comer. Cloqueaba como las perdices. Volaba a pocos pies del suelo en breves aleteos, con gran agitación de plumas. Al fin y al cabo, así era como debían volar las perdices.

Pasaron los años y el aguilucho se convirtió en un águila muy vieja, que seguía considerándose una perdiz.

Cierto día observó a una magnífica ave que volaba sobre ella a gran altura, en un cielo sin nubes. Se sostenía con gracia y majestuosidad en las fuertes corrientes y surcaba los aires con apenas batir sus fuertes y doradas alas.

– ¡Qué ave tan hermosa!, le dijo el águila vieja a su vecina.  -¿Quién es?

– Es el águila, la reina de las aves, cloqueó la vecina. Pero, ni lo pienses, jamás podrías igualarte a ella.

El águila trasplantada no volvió a pensarlo más… y murió creyendo que era una perdiz.

Muchas personas, por desconocer su esencia (origen), no pueden volar como el águila. Fueron diseñados para moverse majestuosamente en los cielos, para buscar alimento desde arriba, pero viven como pollos escarbando la tierra, mirando a las  gallinas, cuando podrían ver más allá.

A través del Espíritu Santo lo vas a alcanzar. Te llevará “a tus alturas”

¡Porque Dios ha designado alturas con tu nombre!

Autora: Silvia Truffa

Escrito para www.destellodesugloria.org

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