Hagamos brillar nuestra luz

HAGAMOS BRILLAR NUESTRA LUZ

“Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo”.

Mateo 5:16 (NVI)

Una tarde hablando con mi amiga, me contaba que había ido a visitar a una adolescente embarazada, que hace un tiempo estaba asistiendo a la escuela bíblica, mi amiga le llevo ropa para el bebe que venía en camino, y cuando se la entrego, la mama de esta adolescente exclamo – ¡Qué bueno es Dios! –

Mientras me contaban esto, se me vino este texto tan conocido a mi mente; que ellos vean nuestras buenas obras y alaben al Padre que está en los cielos.

Como hijos de Dios recordemos que somos cartas escritas por Dios mismo, y debemos reflejar al mundo lo que Él ha hecho en nuestras vidas.

“Ustedes mismos son nuestra carta, escrita en nuestro corazón, conocida y leída por todos. Es evidente que ustedes son una carta de Cristo, expedida por nosotros, escrita no con tinta sino con el Espíritu del Dios viviente; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, en los corazones” 2 Corintios 3:2-3 (NVI)

Seguramente conoces la historia de Jacob y Esaú; dos hermanos que desde el vientre de su madre ya se enfrentaban; Jacob había engañado a su hermano Esaú, haciéndose pasar por el ante su padre, ante esta situación, Esaú sintió mucha ira y quería matar a su hermano, por eso Jacob tuvo que huir de su presencia, pasados ya varios años, ellos se reencontraron; mientras Jacob se acercaba con mucho miedo a su hermano, este salió corriendo a su encuentro, lo abrazo, lo beso y ambos lloraron. Me encanta esta historia de amor y perdón, y me gustaría detenerme en este pasaje:

“Y dijo Jacob: No, yo te ruego; si he hallado ahora gracia en tus ojos, acepta mi presente, porque he visto el rostro de Dios, pues que con tanto favor me has recibido” Génesis 33:10 (RVR)

¿Por qué Jacob dijo que al ver a Esaú, había visto el rostro de Dios?

Jacob vio reflejado a Dios en su hermano Esaú, al ver el amor y perdón que este tuvo hacia él. ¿Reflejamos nosotros, como hijos de Dios, el amor y el perdón de Dios? Amigos y hermanos, seamos como Esaú, que a pesar de todos sus errores, reflejo ante su hermano el amor y el perdón.

Que toda nuestra vida pueda ser un reflejo del gran amor que Dios ha tenido por nosotros; prediquemos a los demás no solo con palabras, sino, con nuestra conducta, seamos en todo tiempo luz y sal a este mundo de tinieblas, y vivamos como aquel que murió y resucito por nosotros.

“En cambio, el amor de Dios se manifiesta plenamente en la vida del que obedece su palabra. De este modo sabemos que estamos unidos a él: el que afirma que permanece en el, debe vivir como el vivió.” 1 Juan 1:5-6

¡HAGAMOS BRILLAR NUESTRA LUZ, Y SEAMOS UN PRECIOSO REFLEJO DE CRISTO!

Autora: Mayra Noelia Garay

Escrito para www.destellodesugloria.org

COMPARTE


Ahora puedes comentar con tu cuenta de Facebook: