La Gran Pandemia

Tema: “LA GRAN PANDEMIA”

Lectura: Números 21:1-9

En marzo de 1918, le diagnosticaron la gripe a Albert Gitchell, un cocinero del ejército en el Fuerte Riley, en Kansas. Antes de que terminara el año, esta enfermedad se había esparcido por todo el mundo, matando tal vez hasta 40 millones de personas. Este virus altamente contagioso se convirtió en una pandemia, una epidemia global.

Un médico informó que los pacientes rápidamente mostraban los síntomas parecidos a la gripe, desarrollaban el peor tipo de neumonía que jamás hubiese visto, y luego se ahogaban en cuestión de horas. Afortunadamente, la gripe desapareció tan misteriosamente como había comenzado. Pero los doctores quedaron perplejos ante su causa y no pudieron encontrar una cura.

Los hijos del antiguo Israel también sufrieron de una plaga devastadora, pero conocían su causa y le pidieron una cura a Moisés. Ellos habían sido desagradecidos y se habían quejado de la provisión de maná de parte de Dios. En justa ira, Dios envió serpientes cuya venenosa mordida dejaba una herida letal. Luego le dijo a Moisés que hiciera una serpiente de bronce y la pusiera sobre un poste. Todo aquel que la mirase sería sanado (Números 21:1-9).

Siglos después, Jesús habló de esto como un símbolo de Su muerte en la cruz: “Así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en Él vida eterna” (Juan 3:14-15).

¿Alguna vez has confiado en Jesús para que sane tu alma?

Reflexión: Mira a Cristo hoy, o puede que te pierdas para siempre.

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