No dejes que nadie te envenene
No dejes que nadie te envenene
Cuando Dios formó al hombre lo hizo del barro y le sopló vida. ¿Qué es esa vida que tenemos? Nuestro espíritu, nuestro espíritu es nuestro yo verdadero. Todo lo que está fuera de ese espíritu son las voces que se nos fueron juntando, que las fuimos guardando, que las fuimos incorporando, y que ahora es nuestra voz, pero que no somos nosotros. Yo soy mi espíritu, no las voces que vienen a mi mente. Cuando una persona agarra esas voces, y las pone afuera y las desactiva, puede decir: “yo soy la imagen de Dios, ese es mi verdadero ser”.
Estando en Jericó los hombres de la ciudad le dijeron a Eliseo: “el lugar donde está colocada esta ciudad es bueno, más las aguas son malas y la tierra es estéril”. Entonces Eliseo pidió que se le trajera una vasija nueva y que pusieran en ella sal.
La sal representa las promesas y el agua envenenada, representa a la gente mala: El lugar no es malo, la gente es el problema (la casa es buena pero los que la habían están mal) por eso necesitaba “vasijas nuevas”; gente renovada en la fe. Cuando se sanó Jericó, la ciudad entera fue sanada. Una sola vasija (tú) puedes usar la palabra de Dios sobre la gente y será sanada.
Y subiendo por el camino, salieron unos muchachos de la ciudad, y se burlaban de Eliseo, diciendo: ¡Calvo, sube! ¡Calvo, sube! Y mirando él atrás los vio, y los maldijo en el nombre de Jehová. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron de ellos a cuarenta y dos muchachos. De allí fue al monte Carmelo, y de allí volvió a Samaria”.
Pelado, se les decía a los leprosos. El diablo te ataca la estima: le pegaba en los pensamientos; “Sube pelado, sube” la gente se va a burlar de tu fe. Eliseo “canceló esa burla” secó esa palabra. ¿Qué es lo que tenemos que cancelar?: la pobreza, la enfermedad, las deudas. Decimos: “a mí nadie me va a envenenar, yo cancelo ese desprecio, yo soy ungido por el Espíritu Santo para hacer cosas grandes para Dios” eso es maldecir lo malo.
Muchas personas desperdician a diario minutos y horas de su tiempo tratando de descalificar a todos aquellos que se encuentran a su alrededor. Pareciera ser que disfrutan al menospreciar y rebajar a los demás, sea cual fuere la tarea que están realizando o el vínculo que tengan con las víctimas.
El descalificador tiene como objetivo controlar nuestra autoestima, hacernos sentir “nada” ante los demás, para que de esta forma, él pueda brillar y ser el centro del universo.
Si haces algo, el descalificador te criticará por accionar y si no accionas, te juzgará por no hacerlo. Son seres que proyectan en los otros todas las frustraciones e inseguridades que no les permitieron crecer ni desarrollar su potencial y sus sueños.
No te enfoques en las personas, enfócate en los objetivos. No te detengas a evaluar ni a entender a nadie. Tu objetivo no es comprender ni justificar las actitudes de los otros, sino las tuyas, lograr la visión correctiva necesaria y seguir hacia la meta.
Los osos: recursos escondidos que me van a defender. Ángeles guerreros soltará Dios por cada maldición que te hayan soltado, las veces que te hayan tirado para abajo durante años, nunca más podrán envenenarte. No dejes que nadie te envenene. Sólo tienes que soltar la palabra. Eliseo no fue para Betel, se fue para el monte Carmelo donde Elías había tenido una gran victoria. “El Monte Carmelo”: representa la iglesia.
Gilgal: 7 años de hambre llega a la comunidad de los profetas (gente de fe) vas a ir al lugar de la dificultad y vas a hacer una fiesta. Las circunstancias no me dicen a mí cuando tengo que bailar.
Olla grande: grandes milagros, hablá en grande, declará en grande porque está el manto en tu vida. “vamos a comer”, cuando estás mal comé (por lo general no queremos comer).
Frutos silvestres en su manto: los tiró en la olla, veneno que causa diarrea. Representa a los cristianos que no están bajo ninguna autoridad, “profetas” que terminan envenenando a los demás.
La Harina: simboliza el pan que es Jesús, lo echaron en la olla, “coman que no se van a morir” la sal de la palabra, “nuestra boca está cargada con municiones para que los envenenadores no te molesten nunca más”. El diablo tiene el poder del veneno, pero nosotros la harina para tener suficiente para todos.
Si te mueves bajo la unción del Espíritu Santo, te mueves rápido, vuelves al lugar donde no pasó nada y llevas la sal de la palabra y haces declaraciones de fe, porque eres una vasija nueva. Jesús estuvo por cada una de esas ciudades e hizo algo allí.
Eliseo iba a la casa de Dios. El diablo le mandó a cuarenta y dos violentos. Cada vez que vamos a la casa de Dios viene un enviado del diablo.De cada doce personas hay un Judas, hay un espino, un escorpión. De cada doce uno te va a traicionar pero hay once que te aman; nunca te concentres en el Judas que te traicionó, sino en los once que te quieren.
Autora: Silvia Truffa
Escrito para www.destellodesugloria.org