Pero yo les digo

EL SERMÓN DEL MONTE

PERO YO LES DIGO

Lectura: Mateo 5-7

Por favor cambia tu mente a la forma de la de un niño para que puedas entender la Palabra que Dios tiene para ti hoy.

El sermón del monte es una predicación hermosa que Jesucristo pronunció, se cree, sobre el monte ahora conocido como Monte de las bienaventuranzas. En esta preciosa predicación, Jesús nos dejó fundamentos sólidos para construir nuestra vida y para cambiar nuestra perspectiva de ella. Quiero, con esta serie de devocionales, llamar la atención de cada uno de ustedes a la importancia que tiene la aplicación de esta hermosa predicación para nuestra vida diaria, predicación que tiene tanta vigencia hoy como la tuvo cuando fue enseñada por primera vez:

Pero yo les digo:

Si leemos con detenimiento, en muchas porciones del sermón del Monte (Mateo 5-7) se repiten las palabras “oyeron que les fue dicho” y “pero yo les digo”. Esto significaba que Jesús estaba haciendo un cambio con relación a lo que fue enseñado en el pasado, como dijo el profeta Jeremías: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres”. Dicho cambio implicaba lo siguiente:

1. Jesús estaba perfeccionando las enseñanzas del antiguo testamento y de las tradiciones antiguas.

2. Los mandamientos de Dios estaban encontrando su cumplimiento en Cristo, al enseñar el corazón de estas enseñanzas y no solo una obediencia religiosa e interpretaciones ambiguas.

3. Ya no eran solo mandamientos que había que cumplir porque estaban en las escrituras, ya tenían sentido y cobraban vida.

4. Las profecías sobre un nuevo pacto se estaban cumpliendo.

5. Jesús se estaba mostrando como el autor del cambio y, de forma implícita, se estaba presentando como el Mesías, el autor de una nueva era de conocimiento de Dios.

El profeta Jeremías explica el pacto que haría Dios con su pueblo: “Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.”

Estas promesas son las que está cumpliendo Jesús con su predicación en el Monte y con su obra salvadora:

1. Jesús está escribiendo la Ley cumplida en nuestros corazones. Ya no están escritas en piedras o en papel, ni están incompletas; sino que están inmersas en lo más profundo de nuestra alma y tienen sentido y fuerza. Además, estas palabras cobran vida en nosotros a través de su Espíritu Santo.

2. Al abrir nuestro corazón a la Palabra de Dios, nos convertimos en pueblo de Dios. Esto envuelve su protección, su cuidado, su amor, su ayuda y su dirección.

3. Nosotros conocemos a Dios gracias a las enseñanzas de Jesucristo. Sus enseñanzas se reparten sobre todo el mundo, en todas las lenguas, en todas las edades. El Reino de Dios y su conocimiento se extenderán hasta que se cumpla lo que dijo Isaías: “porque la tierra estará llena del conocimiento del Señor como las aguas cubren el mar.”

4. La obra salvadora de Cristo consistía en que a través de su muerte y resurrección nuestros pecados serían borrados y todas las naciones nos reuniríamos en torno a Él para aprender el conocimiento de Dios.

Cada vez que leamos en la Biblia que Jesús dice “Pero yo les digo” no lo pasemos por alto como una frase más sino recordemos todo lo que implica, todas las referencias a pasajes del Antiguo Testamento, todos los cumplimientos de profecías que se están dando y todo lo que significa para nosotros hoy.

QUE DIOS TE BENDIGA

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará”

Salmo 1:1-3

Autor: Juan Felipe Caro Valencia
Escrito para www.destellodesugloria.org

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