Si disfruto la siembra, bendigo la semilla
Si disfruto la siembra, bendigo la semilla
Jesús dijo: “ustedes están hechos para dar fruto, y mucho fruto”; para que eso suceda van a pasar dos cosas:
“te van a echar estiércol”: el abono es para crecer, debo decidir si ando con esto en el corazón o lo planto y empiezo a crecer. Cada ataque del enemigo será para decir: “esto lo uso como abono, así voy a crecer, porque si me lo quedo voy a oler feo”.
“tendrán raíces fuertes”: todo lo malo hay que transformarlo en crecimiento, alcanzar profundidad, autocrítica; aprender de los errores, lo que nos hace crecer es lo que nos sale mal, porque lo podemos revertir, la gente sana tiene autocrítica.
¿Cómo nos trataron nuestros padres?
Quizás alguna vez te dijeron: “tarado, no sirves para nada”, “tarada no tienes nada en la cabeza”, ellos no aceptaban nuestros errores. Crecimos pensando que no tenemos que aceptar nuestros errores, y no los podemos soportar a esos errores.
Los padres ignoraban sus errores, hoy eso se llama “narcisismo”; es cuando no se puede mirar para adentro, se niegan los errores. Otro ejemplo es el perfeccionista: sufre con el error, tampoco aprende del error, la persona sana no se flagela ni se tortura, corrige su error.
Tenemos que amigarnos con los errores y crecer a partir de ellos; a veces se nos dice: “tienes que perdonarte”, pero en realidad lo primero que tienes que hacer es reconocer lo que hiciste mal y luego hacer algo para corregirlo.
En Lucas 17 dice: “Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha ordenado, digan: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos”.
Jesús estaba subiendo la vara, útil es el que hace más de lo que se le pidió. No tienes que hacer lo justo porque tú eres útil, si haces una milla más, serás útil porque Dios te dio potencial para ir más arriba; lo que haces bien tienes que mejorarlo, y corregir lo que estás haciendo mal.
En Génesis 1: Dios dijo, “dominen” eso significa sean agresivos para lo bueno, sean firmes y determinados en su carácter, es saber decir NO a la gente tóxica.
En Génesis 2: hay otro relato de la creación, Dios les dice: “cultiven”: tiene que ver con la ternura, porque no puedes vivir toda la vida dominando. La vida son ambas cosas, dominar y cultivar; ternura y firmeza.
¿Por qué Dios nos hizo de la tierra? para mostrar que va a sembrar cosas en nosotros, la ley más poderosa, es la ley de la siembra y la cosecha, todo sale de la tierra. Los israelitas querían el maná, el alimento que les caía del cielo sin que ellos tuvieran que hacer nada para obtenerlo, pero Dios les dijo: “aprenderán a sembrar”; porque si no das nada, no cosechas nada.
Jacob le mandó a José por medio de sus otros hijos lo mejor de la tierra, bálsamo, miel, mirra, nueces y almendras; sembró algo valioso, y por eso cosechó algo valioso.
José les dijo a sus hermanos: “Yo soy José” que significa “Dios añade”. Lo valioso era su persona, porque les iba a dar de comer a todos; esa familia vivió bendecida por el resto de sus vidas.
1- Jacob sembró miel y cosechó cosas valiosas para toda su familia. Jacob: significa “sostenido por el talón”, su nombre fue cambiado por Israel: “símbolo de rey, cabeza”. A veces puedes usar la cabeza o los pies, el príncipe siembra y da, antes de cosechar.
2- Sembró tiempo: Jacob cuidó a José hasta que tuvo 17 años. Cuando Jacob llegó a Egipto vivió allí 17 años, y vivió los mejores 17 años de su vida, abrazó y besó a sus nietos.
3- Caricias: (a Jacob el papá no lo abrazó ni lo besó) esos son los príncipes de Dios. Cuánto poder tiene una caricia, cuando Jesús sanó al ciego le dijo: “ve a lavarte”, cuando se lavó, miró y algunos le preguntaron: “¿cómo fue? y el ciego contestó: “yo no sé quién fue, pero lo que sí sé es que me untó barro en los ojos”. Recordaba que Jesús lo tocó. La gente tiene hambre de una caricia, de un beso.
4- palabras: cuando los abrazó y los besó a los nietos, Jacob les dio promesas, a sus hijos les sembró un futuro extraordinario, a algunos los tuvo que reconvenir; pero tuvo palabras para todos ellos. Tienes que sembrar palabras que marquen la vida de las próximas generaciones.
No hay que dar cosas de poco valor y pretender una gran bendición. Si disfruto la siembra, bendigo la semilla. “Sé tú la cosecha de lo que estás esperando”. A Abraham Dios le dio 7 bendiciones, Isaac recibió 7 bendiciones, también Jacob, pero Jacob no se las pudo dar a José porque lo vendieron.
Todo lo bueno que recibes de Dios lo vas a activar en algún momento. A Jacob el padre le profetizó: “vas a tener trigo” esa palabra que no se le cumplió a Jacob, se cumplió en José. Hay que sembrar con alegría, porque tu espíritu está en la semilla que estás sembrando. Siembra a todos, lo que te cueste. Y recuerda que: “Lo que no te dieron a ti, Jesús te lo dará multiplicado”.
Autora: Silvia Truffa
Escrito para www.destellodesugloria.org