Mirar para mejorar

Mirar para mejorar

mirar para mejorarDe joven yo era un revolucionario y mi oración consistía en decirle a Dios: “Señor, dame fuerzas para cambiar el mundo”. A medida que fui haciéndome adulto y caí en la cuenta de que me había pasado media vida sin haber logrado cambiar a una sola alma, transformé mi oración y comencé a decir: “Señor, dame la gracia de transformar a cuantos se encuentran en contacto conmigo. Aunque sólo sea a mi familia y a mis amigos. Con eso me doy por satisfecho”. Ahora, que soy un viejo y tengo los días contados, he empezado a comprender lo tonto que he sido. Mi oración es la siguiente: “Señor, dame la gracia de cambiarme a mí mismo”. Si yo hubiera orado de este modo desde el  principio, quizá no habría malgastado mi vida.

Tienes que ponerle atención a las cosas, sino mejoras te empezarás a aburrir, es como cuando los niños tienen un juguete nuevo y en muy poco tiempo lo aprenden a usar, tocan el botón A y B y listo, y al no encontrar más variables  pronto se aburren, por eso hay que desarrollar la imaginación con objetivos más altos. Aburrimiento no es: “no tengo ganas”, es que no lo podemos mejorar. Por ejemplo el que es fanático del football, se aburre si ve diez partidos de football, pero el Director Técnico no se aburre porque lo puede mejorar. Tengo que mirar lo que hice mal, y transformarlo en crecimiento.

Tienes que construir hacia adelante, sino siempre te va a doler el pasado.

Poner atención a lo que hacemos y construir hacia adelante, no es querer mejorar al otro sino a nosotros. Por ejemplo a veces decimos: “encontré al amor de mi vida”, pero el amor no se encuentra se construye; y se construye las veinticuatro horas del día, o decimos: “ella me arruinó la vida”, eso es poner tu problema en el otro, o “yo lo arruiné” y eso es una lectura superficial. En una pareja, si él o ella no quieren hablar, alguno tiene que tomar la iniciativa, porque no se puede construir solo, y además nunca se termina de construir.

Nuestra mente nunca para de pensar, pero no hay que ponerle una carga afectiva negativa, no  hay que moverse por afecto, como en Facebook: “me gusta, o no me gusta”. Hay que moverse por resultado, por crecimiento, necesitamos sanar nuestra atención, porque de acuerdo a ello será nuestro crecimiento.

Un día David se había ido a Gat, donde había nacido Goliat el filisteo, al cual él le había cortado la cabeza; estaba huyendo porque Saúl lo perseguía, y la gente de allí al verlo dijo: “¿no es éste del que decían: Saúl mató a sus miles y David a sus diez miles?”. A David le agarró miedo, estaban diciendo algo bueno de él, pero le generó angustia, porque eso le abría una puerta de desafío: “¿cómo lo voy a poder sostener mañana?”, se iban a dar cuenta que él estaba fingiendo ser como uno de ellos, y entonces “se hizo el loco” para que no lo reconociesen, sin embargo:

No importa que estés siendo perseguido, ¡porque hasta el diablo recuerda tus victorias pasadas!

En aquel momento escribió David el Salmo treinta y cuatro: “El ángel del Señor acampa alrededor de los que le temen y los defiende”. Diez años estuvo David huyendo ¿por qué?, porque en todo ese tiempo, Dios le hizo pisar la tierra que iba a ser de él. David se estaba graduando en el carácter, fue entrenado para tener reacciones maduras y dejarse corregir.

Todos los problemas están en tu mente, todas las soluciones están en tu mente y ¡todas las bendiciones están en la mente de Dios!

1)    Somos prescindibles: si nos creemos que somos imprescindibles, estamos equivocados, porque siempre nos podrán reemplazar por otra persona. Sino nos sobre exigimos, “no somos la última coca cola del desierto”.

2)    tenemos que aprender a resolver conflictos: no tenemos que hacerlo siempre de la misma manera. Por ejemplo, cuando los problemas son menores hay que evitarlos, en otras ocasiones hay que confrontarlos. Y hay veces, que hay que ceder cuando la relación es más importante que el tema en conflicto.

3)    Si sólo ves lo que haces bien, tu potencia se transforma en omnipotencia:

Nos estresamos por omnipotencia, no queremos delegar. El perfeccionista al dolor lo vive como una humillación, porque no soporta el error. Los que son maltratados también se sienten omnipotentes, porque dicen: “yo a ese lo voy a cambiar”.

4)    si exageras lo que haces mal, te transformas en impotente:

Esto sucede cuando solo ves tus errores. El celoso está parado en sus errores, en sus defectos. Los envidiosos detentan los errores, porque se sienten amenazados por los demás. El “felpudo”, busca un sádico, y termina siendo “el mulo” de los demás, ¿por qué te pusiste en felpudo?, porque estabas necesitando un poco de cariño.

Tienes que aceptar las dos partes (potencia e impotencia) y te volverás una persona segura. Los errores te permiten crecer, y cada error que corriges se transforma en potencial.

Tienes que tomar tus incapacidades y corregirlas y transformarlas en potencial. No tienes que castigarte, ni victimizarte, cuando te equivocas. Puedes quedarte hundido en el error,  negarlo o corregirlo; la única manera de corregir nuestros errores es esforzándonos de menor a mayor, despacito vas activando la capacidad que tienes, y vas adquiriendo nuevos hábitos.

Tener una estima sana, es reconocer que a veces hacemos las cosas bien, otras más o menos y otras mal. Toda nuestra vida vamos a tener cosas buenas y cosas malas. Cuando una persona no muestra sus cosas malas, es porque está en conflicto. Y cuando una persona no muestra sus cosas buenas, también está en conflicto; cuando cada uno de nosotros podamos aceptar estos sucesos estaremos en paz. Con errores y con defectos tu estima debe estar sana. El tema es que sigamos creciendo. Éste es el punto, reconocerlos, pero a pesar de ellos darnos el valor que nos merecemos.

Autora: Silvia Truffa

Escrito para www.destellodesugloria.org

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