¿A quién le has creído?

¿A quién le has creído?

pregunta1El día 27 de abril se cambia la hora en mi país entrando así al horario de invierno. Le comentaba esta situación a una amiga y me preguntaba si la hora se adelantaba o retrocedía, yo le indiqué que se retrocedía, que lo había escuchado en la radio. Mi amiga me aseveró que la hora se adelantaba y me pidió si podía buscar en internet cómo era realmente porque se había confundido. Como yo estaba segura de tener la razón comencé con calma a buscar el sitio más oficial posible donde saliera la información, hasta que encontré una página del gobierno en donde confirmaban la información que yo le había señalado. Cuando se la leí y mostré quedó tranquila y totalmente convencida de que así era. ¿A quién le creyó?

En nuestra vida cotidiana nos sucede esto mismo en muchas ocasiones. Ante una información e incluso un comentario sobre algo o alguien comenzamos a consultar distintas fuentes hasta que sentimos que tenemos la respuesta que buscábamos o esperábamos. Pareciera ser que nuestra necesidad de controlarlo todo se mantiene aquietada con este acto. Y nos pasa todos los días y a cada instante. Cuando algo tiene descuento en una tienda, por ejemplo, hasta que no llegamos a la caja a pagar no estamos seguros de que el descuento sea tal. Cuando nos dicen que nos van a regalar algo hasta que no lo tenemos en nuestras manos nos parece difícil de creer. Un poco porque no nos gusta ilusionarnos y luego decepcionarnos, y un poco porque somos escépticos por naturaleza. Nos cuenta confiar.

Bien sabe Cristo cómo somos, por tanto nos da constantemente señales de que sigue allí, de que no se ha movido de su lugar y de que permanece fiel para siempre. Estas señales a veces parecemos no percibirlas y ante ciertos eventos de nuestra vida o ciertas “tardanzas” de aquello que esperamos comenzamos a comentar nuestra situación con terceras personas y estas nos dicen ciertas cosas que pueden animarnos o desanimarnos. Por ejemplo, puedes estar buscando empleo y al comentárselo a alguien te puede señalar que está muy difícil el campo laboral, que a él o a ella le costó años encontrar un buen trabajo o que lo mejor es dedicarse a otra cosa. O puedes contar el plan de comprarte una casa y nunca falta a quien han estafado o que se ha sobre endeudado y hoy sufre porque no puede cumplir con la fecha de pago de sus compromisos. De todo lo que compartas la gente va a opinar y te aportará maravillas o desastres, siempre ocurre. Basta pensar en cuando se está enfermo de algo, pareciera ser que todos te condenaran a muerte porque comienzan a narrar experiencias escabrosas de algún familiar, vecino o conocido que tuvo lo mismo que tú o que empezó como tú y finalmente o murió, o le amputaron algún órgano del cuerpo o alguna otra tragedia que siempre tiene un final tormentoso. Ante esa inyección de preocupación y ansiedad ¿a quién le creemos? Cuando vemos las noticias y todo es muerte, robo, corrupción, desastres naturales, problemas en la educación y en los valores de la sociedad ¿cómo somos capaces de volver a salir a la calle sin un chaleco antibalas o un perro guardián? Todo depende de a quién le creamos, tanto en las cosas MUY grandes como en las cosas más pequeñas.

Si yo escucho lo que el mundo dice o lo que mi realidad dice es muy probable que me angustie. Si miro mi realidad financiera, saco cuentas y confirmo que mi salario no alcanza me voy a frustrar  y tendré una actitud negativa hacia mi trabajo. Pero si yo escucho a Dios quien día a día me recuerda que todo va a estar bien, que Él lo controla todo si yo lo dejo hacerlo, que Él tiene un plan A, B, C…Z y más para mí ¿cómo me voy a sentir? Es cierto, hay situaciones que es muy probable que yo, por mí mismo, no las pueda cambiar. Pero también es cierto que Dios le ha hablado a todas esas situaciones y ya las ha vencido.

Ante la dificultad, ante la prueba y ante el dolor ¿a quién estás escuchando?

“Por eso estoy sufriendo aquí, en prisión; pero no me avergüenzo de ello, porque yo sé en quién he puesto mi confianza y estoy seguro de que él es capaz de guardar lo que le he confiadohasta el día de su regreso.”

2° Timoteo 1:12 (NTV)

Autora: Poly Toro

Escrito para www.destellodesugloria.org

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