El orgullo no ayuda
El orgullo no ayuda
Quizá una de las cosas que más nos cuesta a todos es reconocer cuando hemos estado mal o cuando simplemente hemos cometido un error. Y es que a veces pareciera que nos creemos perfectos en todo y aunque repetimos una y otra vez que no somos perfectos, lo hacemos solamente para excusarnos pues pareciera que con nuestras actitudes sí demostramos que nos creemos perfectos.
Creerse muy bueno o perfecto delante de Dios no funciona, porque realmente a Dios nadie lo puede engañar, ninguna apariencia o buena actuación puede hacer que Dios crea de nosotros lo que no es. Por esa razón la Biblia dice: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Gálatas 6:7 (Reina-Valera 1960).
El problema del orgulloso es que no reconoce sus fallas y una de las claves para encontrar el favor de Dios es ser humilde en reconocer nuestros errores pues solo de esa forma Dios puede actuar en nuestra vida.
Debemos reconocer que no somos perfectos, que estamos expuestos a fallar y que vamos a fallar en alguna ocasión, pues no todo lo que digamos o hagamos siempre será correcto, habrá momentos en donde con o sin conciencia de lo que estamos haciendo vamos a cometer errores y es allí en donde debemos tener un espíritu humilde para reconocer nuestros fallos y permitir que Dios pueda ayudarnos, sin embargo el orgulloso rara vez reconocerá sus errores.
La Biblia dice claramente:
“Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.”
Santiago 4:6 (Reina-Valera 1960)
Seamos sinceros con Dios y con la gente que nos rodea, no aparentemos una falsa espiritualidad cuando no existe, no nos creamos más de lo que realmente somos, no dejemos que el orgullo nos juegue una mala jugada y nos deje en vergüenza en algún momento de la vida, en su lugar seamos humildes en reconocer nuestros errores.
Hay algo importante también, no solo basta con reconocer tus errores, sino que también debes buscar de Dios para que pueda ayudarte a enmendarlos o a mejorar en eso que fallaste. El problema de algunos es que reconocen que su estado no es el que debe ser, sin embargo no hacen nada por buscar mejorar. De nada sirve que reconozcas tus errores si no haces nada por mejorar en eso que fallas constantemente.
Hoy quiero invitarte a dejar aun lado el traje de perfecto porque eso solo te hace ver orgulloso y los orgullosos no son del agrado de Dios, en su lugar ponte el traje de la humildad pero al mismo tiempo toma la determinación de buscar de Señor para que Él te pueda ayudar a ser un mejor hijo o hija de Dios.
El orgullo y la soberbia solo son dos cosas que nos llevaran al fracaso, pero la humildad y la determinación son los factores que harán que nuestra vida mejore y llegue a ser del agrado total de Dios.
El orgullo no ayuda en nada, pero la humildad es el puente para alcanzar el éxito en el Señor.
“El orgulloso será humillado, y el humilde será alabado.”
Proverbios 29:23 (Traducción en lenguaje actual)
Autor: Enrique Monterroza
Escrito originalmente para www.destellodesugloria.org
Autorizado para publicarse simultáneamente en: www.devocionaldiario.com – www.enriquemonterroza.com y https://reflexionesydevocionales.blogspot.com
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