Sara mezcló la cultura con su fe
Sara mezcló la cultura con su fe
Cuando la Biblia habla del mundo, por ejemplo: “De tal manera amó Dios al mundo” está hablando de un sistema de pensamiento que te quiere esclavizar, no somos de ese sistema que nos quiere esclavizar para que no disfrutemos de las promesas del Señor.
La epístola de 1ra. De Juan, investiga este sistema de pensamiento, en el capítulo 5.19 dice: “el mundo entero está bajo el maligno”, está inspirado por el diablo (es el sistema de pensamiento que lo desarrolla satanás) “no se sorprendan si el mundo los odia”, sistema sutil que entra a través del arte, la cultura.
En 1 Juan. 2.17 dice: “El diablo te odia porque cada vez que te mira le recuerdas a Dios”.
“el mundo pasa y sus deseos”: sistema cíclico, que pasa, se vuelve a inventar, de a momentos cambia. Este sistema tiene una sabiduría, pero te quiere estupidizar, Pablo decía les voy a hablar con sabiduría de Dios no de este sistema, porque este sistema te genera altivez, soberbia, y tenemos armas espirituales para derribar esas fortalezas.
Esto no implica alejarnos de la cultura; más bien no hay que adoptar sus formas, en el modo de pensar y actuar.
Un ejemplo muy claro de esto, es la historia de Sara, la esposa de Abraham.
Abraham y Sara eran de Babilonia, Ur de los caldeos (lo que hoy es Irak) y por orden de Dios, salieron de allí y fueron a un lugar, sin saber cuál era y Dios le dijo a Abraham: “el que te bendiga será bendecido y el que te maldiga será maldecido”. Pero vino el hambre, entonces se fueron para Egipto.
Hacia donde te dirijas, siempre necesitarás que la promesa de Dios te acompañe
Llegan a Egipto y los egipcios vieron que Sara era muy bella; por lo que Abraham le propuso: “di que eres mi hermana” para que me vaya bien, no dijo para que NOS vaya bien. A causa de esto, Dios le soltó plagas a Faraón y éste los echó y se fueron riquísimos de Egipto. Ambos estaban respaldados por la promesa de Dios, por eso no les pasó nada malo, a pesar de que la actitud de Abraham hacia su esposa fue realmente muy decepcionante para ella. Dios le había dicho a Abraham “te bendeciré” hice un pacto, no te voy a dejar aunque hayas metido la pata.
Pasado un tiempo, Dios le vuelve a hablar a Abraham y esta vez le hace la siguiente promesa: “Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia”.
¿Se pueden contar las estrellas? Es imposible ¿verdad?, por eso Dios te dice: “tú puedes contar todo lo negativo y repetirlo vez tras vez, pero yo solamente puedo contar todo lo nuevo que traeré a tu vida, para ti es imposible contar las estrellas, nunca sabrás cómo ocurre, son tantas, como tantos milagros traeré a tu vida”.
Nosotros no miramos la normalidad estadística, miramos si nos hace bien
Sara no tuvo mejor idea que pedirle al marido que se acostase con una esclava que habían traído de Egipto, porque ella se había cansado de esperar la promesa de que un día concebiría un hijo de sus propias entrañas.
Culturalmente era una práctica normal (ahora es in vitro, artificial) alguien con dinero se podía acostar con la sirvienta, es como querer darle “una ayudita a Dios”, hacemos cosas que todo el mundo las ve “como normal”. Ese evento se tenía que haber movido en fe, Agar, la esclava lo tuvo a Ismael, el padre de los árabes; hasta hoy hay peleas eternas entre ellos y los judíos.
Sara había metido la cultura en su fe.
Si le crees a Dios aunque la respuesta tarde, Él terminará haciéndote reír
Sara está en la carpa y vienen tres ángeles y en el medio el Señor. Abraham pensaba que eran peregrinos, viajantes para hospedarse.
Después que Abraham les ofrece de todo; un ángel le dijo: “en un año Sara va a tener un hijo”, Sara estaba escuchando y se rió, pero no se rió en fe, sino en incredulidad. Se rió para adentro, pensó: “cuánto hace que no tengo placer con mi marido”. Entonces el Ángel del Señor dijo: ¿De qué se ríe Sara? y Sara dijo: “yo no me reí”, él ángel la trató de incrédula y le dijo: “¿Hay para Dios alguna cosa difícil”?
Llegó el tiempo tan anhelado y Sara tuvo a su hijo en sus brazos y dijo: “Dios me ha hecho reír” y cuando se enteren mis vecinas, se van a reír conmigo.
Hoy el Señor te dice: “si quieres mis bendiciones tienes que caminar conmigo”. En el capítulo 21 del libro de Génesis dice: “Visitó Jehová a Sara”.
Esa noche Dios estuvo allí y Sara quedó embarazada, Sara y Abraham luego juntos se rieron en fe. Viene un tiempo de risa sobre tu vida.
La risa de Dios no es de un chiste, es que cuando Dios te promete algo tan grande fuera de tiempo, le encanta hacerte reír rompiendo las leyes de la lógica. Por eso puedes decir con total certidumbre: “Él me va a dar lo que piense que ya estoy fuera de tiempo para alcanzar. Estaré fuera de tiempo en lo natural, pero estoy a tiempo en lo espiritual”. ¡Dios te dará fuerzas para parir todos tus sueños!
Autora: Silvia Truffa
Escrito para www.destellodesugloria.org