Cambiando en el desierto

CAMBIANDO EN EL DESIERTO

cambiando en el desierto

En los desiertos Dios no solo prueba la fe, El pone a prueba todo lo que somos para ser mejores cada día, en las pruebas no tenemos nada, pues siempre estamos pidiéndole a Dios que responda nuestras peticiones, pero nosotros no respondemos a las que El nos hace a diario a través de su palabra.

Las pruebas se basan en esperar, tener confianza y fe, pero estamos a la expectativa de los que Dios nos va a dar o de lo que pase a nuestro alrededor y no tomamos en cuenta lo que pasa dentro de nosotros y lo que tenemos que dar.

Los desiertos no son solo para fortalecer nuestra área espiritual, a Dios le interesa todo lo que tiene que ver con nosotros, y en vez de cuestionarlo por lo que nos está pasando, no nos autoevaluamos y analizamos que debemos cambiar. El desierto va más allá de no tener dinero, va más allá de la crisis en la familia, más allá de la enfermedad. Va hasta lo más profundo de nuestro ser, de nuestra alma, de nuestro corazón y hasta de los huesos. ¨Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos.¨ Proverbios 3:8 (RVR1960).

Buscamos primero el cambio en las circunstancias externas, poniendo nuestra confianza en ellas, creyendo que eso nos va hacer cambiar para bien lo que llevamos dentro. El trabajo de Dios es nuestra vida es totalmente contrario, el cambio comienza desde adentro y luego se ve reflejado en el exterior. Esta es una de las claves de los desiertos, así como pedimos provisión pidamos revelación, de que es lo que Dios quiere que dejemos en ese desierto, para que al llegar a la tierra prometida no carguemos las basuras.

¨No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.  Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.¨ Filipenses 4:11-12 (RVR1960).

Existen muchas personas que toda su vida ha sido un eterno desierto, nunca han salido de ellos, aun conociendo de Dios, pero el problema está en que no han aprendido o no se han dejado enseñar por Dios. Así  cuando estamos en la universidad con una clase difícil no prestamos atención, no estudiamos, no aprendemos, perdemos el semestre y nos toca repetirlo;  y ahí nos quedamos hasta que saquemos una calificación satisfactoria, poniendo en práctica lo aprendido, así sea que nos toque a la fuerza pero si queremos terminar la carrera debemos hacerlo.

Pablo había comprendido que su felicidad no dependía de las circunstancias externas, sino que dependía de Dios, había cambiado y dejado tantas cosas en su vida para seguir al maestro, y aprendió de cada circunstancia, sacando provecho ellas. Y lo que marco la diferencia en su vida no fue la cantidad de desiertos que paso, sino en el hombre ejemplar en el cual se convirtió, dando testimonio de ello.

Autora: Jessica Terán

Escrito para: www.destellodesugloria.org

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