La importancia de congregarnos – Parte 5 de 5

¡LA IMPORTANCIA DE CONGREGARNOS! (V)

1 SAMUEL 2: 12-36

INTRODUCCIÓN: en esta quinta (5ta) y última entrega nos enfocaremos exclusivamente, en la importancia de Elcana congregarse muy a pesar de la “corrupción sacerdotal” que había y por parte de los hijos de Elí: “Ofni” (contendiente, peleonero) y “Finees” (boca de serpiente). Analicemos un poco los hechos:

1. Eran hombres impíos (vr. 12a): un modismo hebraico que al principio tradujo como inicuos, desalmados, indignos, crueles, perversos, depravados, sin valor, malvados, bajos, hijos de la inutilidad, destrucción e ilegalidad y más tarde como “hijos de Belial (lit.); el otro nombre de satanás (2 Corintio 6: 15).

2. No tenían conocimiento de Jehová o no lo conocían (vr. 12b): a pesar del “poder y el saber” que ellos poseían no temían a Dios, ni le obedecían ni lo respetaban y menos a Elí. ¿Se puede llegar a hablar mucho sobre Dios y carecer de Su conocimiento personal?

3. Profanaban y menospreciaban las ofrendas (vr. 13-17): pedir o sacar la carne (para negocio y glotonería) antes de ser ofrecida u ofrendada (en sacrificio), era “adelantarse” y “robarle” Dios y por eso el “pecado” era muy grande ante Jehová: lo disgustaban (vr. 17)

Además no se conformaban ni se contentaban con la “porción” que les correspondían por ley (el pecho mecido y la pierna levantada [Levítico 7: 31-34; Deuteronomio 18: 3].

Estos sacerdotes (corruptos) “comían” en gran cantidad, todo lo que podían “sacar” (con el garfio de tres puntas) y antes de ser ofrecido a Dios o la “quitaban” (a la fuerza o con violencia) a los israelita (cruda) y se la comían asada (1 Samuel 2:15, 16, 29).

De esta manera irrespetaban las ley de Dios y por ende no dejaban que el pueblo ofreciera sus sacrificios de la manera correcta (Levítico 7), como los Fariseos en el N. T (Mateo 23: 13).

4. Dormían con las mujeres que velaban a la perta del Tabernáculo: profanaban las mujeres que venían a rendir culto a la puerta (la entrada) del santuario y abusando sexualmente de ellas: eran adúlteros y así también profanaban el santuario (vr. 22)

5. De malos procederes y mala fama: fechorías y mal ejemplo (vr. 23, 24a)
6. Hacían pecar al pueblo de Israel: el pueblo de Dios (vr. 24b, 25)
7. No oían la voz de su padre: eran desobedientes (vr. 25b)
8. Blasfemaron contra Dios: maldecían a Dios (1 Samuel 3: 11-13)

Sin embargo; a pesar del “sacerdocio corrompido”, Elcana [(junto a su (s) familia (s)], “Seguía subiendo” a Silo: para adorar, ofrecer sacrificios a Jehová y celebrar la fiesta de los Tabernáculos. (1 Samuel 1: 3, 21; 2: 18-20). ¡Qué madurez espiritual! ¡Esa es la actitud!

Inclusive aunque era levita (pero sin poder ofrecer personalmente el sacrificio), pues era oficio exclusivamente de los sacerdotes. La piedad de Elcana lo llevaba regularmente a las ceremonias divinas (digna de notarse), a pesar del carácter (notoriamente malo) por parte de los dos (2) los sacerdotes (hijos de Elí) que administraban los ritos (les entrega el animal a ofrendar u ofrecer en sacrificio al Señor).

¡SU MIRADA LA TENÍA PUESTA EN DIOS (A QUIEN ADORABA Y OFRECÍA SACRIFICIOS), CUANDO SUBÍA AL TABERNÁCULO Y NO EN EL HOMBRE!

¡Como que se parce a nosotros hoy (que por estar “enfocados” en el hombre y no en Dios); ya no estamos “yendo”, cambiando de iglesia y hasta reteniendo lo que ha Dios le pertenece (diezmos y ofrendas). ¡Cosa tremenda!

Inclusive Elcana “seguía cumpliendo con su deber de reunirse en el Tabernáculo”; pese a ciertas “dificultades y falencias” del mismo Elí (por decirlo de una manera). ¿Cómo cuáles?

* Falta de discernimiento y “visión” espiritual (llegó a pensar y a creer que Ana estaba ebria o borracha). ¡Ni por ahí “el don” de sospecha! ¡Pero corrigió su error! (vr. 14-19)
* Su edad muy avanzada: estaba “muy viejo” (2: 22; 4: 15)
* Sobre todo la falta de carácter, autoridad” sacerdotal y paternal; para “corregir” y disciplinar” (1 Samuel 3: 13) a sus hijos “corruptos y torcidos” (y eso que ellos eran “sacerdotes” de Jehová [1 Samuel 1: 3]).

Tampoco tuvo “el carácter y la autoridad” para inhabilitarlos, “quitarlos” del cargo (sacerdotal) que venían despeñando a su lado y pudiendo haberlos “expulsados” por blasfemos (Levítico 24: 14; Números 15: 30, 31; Deuteronomio 21: 18-21).

Más bien “los honró” y los “engordó” (así como el mismo Dios se lo reclamó) categóricamente (1 Samuel 2: 27-36; 3: 11-14). ¡Elí fue muy permisivo como sacerdote y padre!

¡Ni siquiera el sacerdote Elí tuvo la “temple” para “estorbar” (1 Samuel 3: 11-13) a sus hijos por las “iniquidades” que venía cometiendo (así como también Dios se lo reclamó) e inclusive “a la luz” de todo el pueblo! (1 Samuel 2: 22-25). ¡Solo una simple reprimenda!

Estorbar (hb. Kajá): impedir, reprender, corregir, refrenar o frenar, disciplinar.

Al contrario sus hijos seguían “sirviendo y ministrando” en el “santuario”. Como si nada, sin temor de Dios, sin reverencia, hipócritamente, irresponsablemente y por ende “profanando” la casa de Dios (Levítico 10: 1, 2; 2 Reyes 5: 20-27; Salmos 2: 11).

¡Con razón Dios los juzgó, los sentenció (a muerte), los disciplinó y murieron en la batalla frente a los filisteos! (1 Samuel 2: 34, 35; 4: 11, 17). ¡La muerte de Elí y sus hijos fue nada en comparación con la partida de la gloria (doxa) de Dios! (1 Samuel 4: 17-22).

NOTA: en cuestiones de “disciplina” no hay que estar con “sentimentalismo” (sin censura y con temor): es mi hermano (querido), mi sobrino, el hijo de los ancianos, del evangelista (de la iglesia) o de los pastores, el que más diezma, el líder más destacado, el “único” de la alabanza, etc.

Tenemos el caso de “Moisés” cuando disciplinó a su hermano (mayor) “Aarón” (y su mano derecha) por lo del becerro de oro (Éxodo 32: 19-25). También el “rey Asa” (Judá) cuando disciplinó a su abuela o madre: “Maaca” por lo del ídolo que tenía y adoraba (2 Crónicas 15: 16).

Igualmente “Ananías y Safira” al ser disciplinado, por la mentira y la deshonestidad, haciendo creer que lo que dio fue la cantidad completa, por el cual habían venido la heredad que tenían (Hechos 5: 1-11).

* Por último Elí (el sacerdote principal) de Silo ya estaba más “viejo” (aunque no murió por vejez), además “ciego” (físicamente) y hasta “pesado”: pasado de kilos, demasiado gordo, obeso, sobrepeso, pesaba mucho (1 Samuel 4: 15, 18).

A estas alturas de la vida (y en esas circunstancias), al sacerdote Elí le quedaba más difícil (por no decir imposible) inspeccionar por sí mismo el servicio del tabernáculo (como solía hacerlo antes) y por ende cumplir eficazmente con sus funciones sacerdotales.

Lo terrible es que los hijos “seguían” tomando las riendas del sacerdocio (en el tabernáculo), aprovechándose de las debilidades (físicas, espirituales, ministeriales) de su padre, no obedeciendo sus órdenes, sino haciendo más bien todo lo que les venía engana.

Recuerde que todo esto sucedió al final de la época de los jueces donde no había rey (oscuridad, pecado, apostasía, maldad total e infidelidad espiritual y donde cada uno hacia lo que bien le parecía a sus ojos [Jueces 17: 6; 21: 25]).

Sin embargo; (vuelvo reiterarlo y que quede bien claro); Elcana junto a su familia “seguía subiendo” o “congregándose” en el tabernáculo de Silo: para adorar, ofrecer sacrificios a Jehová y celebrar la fiesta de los Tabernáculos. (1 Samuel 1: 3, 21; 2: 18-20). ¡Aleluya!

CONCLUSIÓN: después de haberlo explicado termino preguntando: ¿y nosotros hoy también nos congregamos muy a pesar de las “posibles” situaciones, cosas, falencias, etc., que “supuestamente” pasan en el pueblo de Dios? (sin censura).

¡Dios quiera que sí! (porque muchos de nosotros “caemos” en el “infantilismo e inmadurez”), de irnos de la iglesia o dejar de congregarnos y lo que es peor apartándonos por cualquier cosa o situación en la iglesia.

¡AMÉN QUE SÍ! ¡MANOS A LA OBRA!

Autor: PrediCantor Garys Leandro

Preparado para: www.destellodesugloria.org

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