Errores de los cristianos del siglo XXI – Parte 5

ERRORES DE LOS CRISTIANOS DEL SIGLO XXI (Parte 5)

Lectura: Santiago

Por favor cambia tu mente a la forma de la de un niño para que puedas entender la Palabra que Dios tiene para ti hoy.

El libro de Santiago es un libro lleno de exhortaciones para la iglesia. Sus palabras tienen una vigencia permanente para la iglesia de cualquier época y, por tanto, tienen un gran significado para nosotros. El autor sabe señalar muy bien los errores que cometemos, así como la manera como debemos enfocarnos en su solución. A continuación, me gustaría que reflexionáramos sobre estos errores y hagamos una reflexión interna para no volverlos a cometer:

  1. Amistad con el mundo (Santiago 4:1-10)

Santiago empieza con una profunda reflexión en los primeros tres versículos y nos muestra cómo las guerras y los pleitos que vemos en el mundo comienzan por las pasiones que se enfrentan en nuestro interior.

La codicia y la envidia son los detonantes de grandes desastres en todos los niveles. Personas, familias, ciudades y naciones han sufrido por hombres contaminados por ellas, sin darse cuenta de que aquello que es objeto de su deseo es, en realidad, una cisterna rota incapaz de llenarlos o satisfacerlos.

La Biblia nos enseña claramente que debemos escoger entre ser amigos de Dios u obedecer a nuestras pasiones. No podemos, al mismo tiempo, obedecer a Dios y obedecer a nuestra codicia; debemos elegir entre servir a Dios o servirle a la maldad que intenta llamarnos desde nuestro interior.

En muchas congregaciones, se ha aceptado el pecado y se le ha invitado a hacer parte de ellas. No se corrige a quien está errado ni se muestra el camino correcto a quien se ha desviado; por el contrario, se premia a quién hace el mal. No hablo de cerrar el corazón a quien ha pecado, ni tampoco de juzgarlo y criticarlo; pero los pastores y líderes deberían tener la capacidad de discernir cuando algo anda mal y buscar la dirección de Dios para llegar al corazón de quien se ha equivocado, convenciéndolo de su error con amor. Lastimosamente, he visto que en muchas ocasiones lo que se hace es recompensar, admitir o ignorar los errores; lo cual hace pensar que todo es normal cuando está podrido.

También he visto codicia en la iglesia. Tenemos muy desviado el sentido del poder y de la autoridad. Muchos pastores y líderes han olvidado que Jesús es el Señor, dueño de toda potestad, y aun así lavó los pies de sus discípulos. Muchos parecen en un pedestal y muchos anhelan fervientemente un “ascenso” como si de una empresa se tratara; pelean por fechas para sus respectivos ministerios y comparan sus labores en la iglesia con la de otros.

El escritor hace dos llamados a aquellos que eligen ser amigos del mundo y no amigos de Dios. El primero es a que aquellos que se han sometido por completo al pecado, limpien sus manos que se han ensuciado por su codicia y su envidia; el segundo es a aquellos que coquetean con él o que viven en un estado de duda constante a que purifiquen su corazón y su mente, teniendo claridad completa de a quién quieren agradar y cómo deben hacerlo.

Sea que nuestras manos ya se hayan ensuciado por el pecado o que nuestros corazones lo consintieran, debemos arrepentirnos de corazón y quebrantarnos ante el Señor.

  1. Murmuración (Santiago 4:11-12)

No tenemos derecho a murmurar de los demás ni a juzgarlos. No sé si tengan idea de cuánto daño ha hecho esto en nuestras congregaciones cristianas.

Pastores que murmuran de sus líderes, líderes que murmuran de su equipo de trabajo, cristianos que murmuran unos de otros son constantes en muchos lugares; y luego, con un poco de hipocresía, nos preguntamos por qué muchos prefieren no ir a una iglesia cristiana. ¿Quién quisiera estar en un lugar donde todos juzgamos y criticamos lo que hacen los demás?, ¿No es justo de eso de lo que buscan huir aquellos que buscan a Dios e intentan escapar del mundo?

  1. Confiar en sí mismo y no en Dios (Santiago 4:13-16)

En todo tipo de referencias a la cultura popular de este tiempo encontramos frases como “Confía en ti mismo”, “Sigue tu corazón” y frases similares. Ciertamente, suenan bien pero no constituyen una verdad bíblica; todo lo contrario, la Biblia nos enseña a confiar en Dios con todo nuestro corazón y no en lo que nosotros creemos que está bien.

Este mundo está plagado de este pensamiento de independencia total, donde cada uno es rey de su propia vida y puede hacer lo que le plazca con ella. Confiamos demasiado en nosotros mismos y damos por sentado que nuestros planes se realizarán.

Pensar de esta manera es un gran error, pues debemos poner a Dios por delante de nuestros planes para que estos sean afirmados. Si los planes funcionan es porque a Dios, que es dueño de los tiempos y del poder, le plació que fuera de esa manera y aquellos que se jactan de sus logros y hazañas, con el tiempo lo comprenderán.

Como cristianos, debemos poner a Dios por delante de nuestros proyectos y no confiar en que tenemos el día de mañana asegurado o que todo pasará como hemos planeado pues todo en nuestra vida, y aún nuestra vida misma, depende de Él.

QUE DIOS TE BENDIGA

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará”

Salmo 1:1-3

Autor: Juan Felipe Caro Valencia

Escrito para www.destellodesugloria.org

COMPARTE


Ahora puedes comentar con tu cuenta de Facebook: