Un matrimonio a prueba de todo

UN MATRIMONIO A PRUEBA DE TODO

Anhelo con todo mi corazón que todo matrimonio comprenda lo sagrado y significativo que es el pacto realizado delante de Dios, un pacto inquebrantable e inmutable ante los ojos de Dios.

De esta manera, los que se casan ya no viven como dos personas separadas, sino como si fueran una sola. Por tanto, si Dios ha unido a un hombre y a una mujer, nadie debe separarlos. Mateo 19:6 (Traducción Lenguaje Actual).

Muchas personas asumen el matrimonio de una manera netamente legalista; es decir, piensan que sólo los une un papel, un contrato y que tienen autoridad de romperlo cuando “sientan” que ya no hay amor o deseos de seguir unidos a su pareja. Primero que todo hay que aclarar algo, debemos recordar que el amor no es un sentimiento, es una decisión, no sentimos amar, decidimos amar; por lo tanto, un matrimonio no se basa en los sentimientos sino en las buenas decisiones que se toman cada día para fortalecer y alimentar la relación. Si viviéramos de sentimientos estaríamos perdidos. Cuando se asume un compromiso debe ser respetado y valorado, y precisamente para Dios el matrimonio es un compromiso ineludible e irrevocable, como lo debe ser para nosotros también.

En la actualidad una de las principales razones del divorcio es porque existen personas que sienten que ya no aman a su conyugue y que tal vez es hora de experimentar eso que les hace falta sentir con otra persona y con mucho respeto les digo que están engañadas de la vida, volverán a caer en lo mismo, en el mismo sentimiento de inconformidad, de desilusión porque resulta que nunca estaremos completamente satisfechos con la persona con quien Dios nos ha unido, y esto sencillamente porque somos imperfectos y no podemos pretender que nuestra pareja sea como queremos que sea en todos los aspectos, eso es imposible; además, es una manera muy egoísta de ver la vida. Pensemos sí esto fuera así ¿qué querría cambiar nuestro conyugué en nosotros? me imagino que muchas cosas. El reto mis amados amigos, es que amemos a nuestra pareja tal y como es, con todo lo que tiene, lo bueno y lo malo, éste es el gran reto para que un matrimonio se mantenga unido aún con sus imperfecciones, pues no existen personas perfectas, en ninguna parte las vamos a encontrar.

Ánimo a todos aquellos que están atravesando por dificultades en su relación matrimonial, tomen la decisión de asumir su rol, no importa cuál de los dos dé el primer paso, el que se crea más maduro es quién entenderá el significado del pacto sagrado y por encima de todo luchará para que se mantenga intacto, ésta decisión es de valientes, es de personas temerosas de Dios. No importa cuál sea la dificultad por la que tu matrimonio esté atravesando, recuerda que para Dios no hay nada imposible y tú puedes hacer mucho por tu relación si te dejas guiar por Él, si te ciñes a las instrucciones que nos enseña a través de su palabra.

Primero que todo hay que aferrarse a Dios, pues sin Él no será posible, oren el uno por el otro y si tu pareja no ora por ti, no importa, ora tú, haz tu parte, Dios te escuchará, Él te respaldará y atenderá cada una de tus peticiones. Entrega a Dios tu matrimonio, entrega en sus manos a tu pareja, que sea Él quien tome el control absoluto de todas las necesidades que existen en tu relación, que sea Él quien te cambie a ti y a tu pareja, que Él cubra tu relación con su manto precioso y te de la sabiduría, la paciencia y la fortaleza para mantenerte firme en sus promesas divinas. No tires la toalla, no te rindas, un matrimonio a prueba de todo es aquel que cuenta con una persona lo suficientemente madura y llena del amor de Dios como tú. Sólo necesitas llenarte más y más del Señor y Él hará el resto. Somos imperfectos pero Dios puede perfeccionarnos, puede perfeccionar a tu pareja y por supuesto tu matrimonio, tu familia y todo lo que hace parte de ti. Que así sea en el nombre de Jesús. Amén.

Deléitate en el Señor y Él te concederá los deseos de tu corazón. Encomienda al Señor tu camino; confía en Él y Él actuará. Salmo 37:4-5 (Nueva Versión Internacional).

¡El pacto del matrimonio es sagrado, es para toda la vida y es responsabilidad de dos respetarlo como Dios manda… No te fijes en que tu pareja este haciendo su parte, haz tú la tuya y Dios hará el resto! 

Autora: Marisela Ocampo Otálvaro

Escrito para www.destellodesugloria.org

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