Dime con quién andas y te diré qué te espera

DIME CON QUIÉN ANDAS Y TE DIRÉ QUÉ TE ESPERA

Es curioso ver cómo el ser humano en medio de su incredulidad y autosuficiencia creé que se las sabe todas y que tiene el control de todo lo que hace parte de su vida, y lo peor de todo, es que este sentimiento de creerse un dios aumenta con mayor fuerza cuando se trata de demostrarlo a los demás con el fin de dejar el precedente del dominio y autocontrol que tiene sobre sí mismo.

Cuántas veces por ejemplo sabemos que estamos en el lugar equivocado y con las personas equivocadas, y aún sabiéndolo, simplemente por un capricho decidimos hacer caso omiso y nos terminamos sujetando a aquello que pensábamos que teníamos controlado y que creíamos que no se nos iba a salir de las manos. Es entonces cuando empezamos a reflexionar acerca de la manera en que lo debimos hacer desde el principio si el orgullo y la necedad no se hubiera atravesado en nuestro camino, “si me hubiera alejado a tiempo no estaría metido en este problema, no tendría este dolor y sufrimiento”.

Asimismo es nuestra vida espiritual, sabemos que existe Dios, sabemos que existe el enemigo y aún así en muchas ocasiones preferimos dejarnos llevar por nuestro propio entendimiento y hacer caso omiso a las enseñanzas que el Espíritu Santo nos da y a las alarmas que Él mismo enciende en nosotros para que no avancemos en aquello que nos lleva a la destrucción. Me explico mejor: existen situaciones o personas a nuestro alrededor que en lugar de edificarnos y ayudarnos a avanzar en los propósitos que Dios estableció para nosotros desde antes de formarnos en el vientre de nuestra madre, lo que hacen es interponerse, truncar y evitar que logremos alcanzar las bendiciones que Dios nos prometió.

Es necesario que realicemos una inspección espiritual y visual de qué o quiénes están ejerciendo influencia sobre nosotros de manera negativa y tomar decisiones al respecto, porque no podemos ser de doble ánimo, no podemos seguir a Dios y al mismo tiempo ser condescendientes con su enemigo, aceptándole propuestas que no debemos aceptar y abriéndole puertas que no tenemos porque abrirle.

Si realmente amamos a Dios y deseamos hacer su voluntad, Él mismo nos dará el discernimiento que necesitamos para identificar aquello que no está siendo de bendición para nuestras vidas. Sabemos que Dios quiere bendecirnos, amarnos y llenarnos de su gloria; y por el contrario, el enemigo lo único que busca es robarnos, matarnos y destruirnos. El propósito del ladrón es robar y matar y destruir; mi propósito es darles una vida plena y abundante. Juan 10:10 (Nueva Traducción Viviente).

Basta sólo con mirar alrededor, quiénes son nuestros amigos, de quién recibimos consejos, a quién o qué escuchamos, y qué miramos y hacemos para determinar de parte de quién estamos “dime con quién andas y te diré qué te espera”, con Dios nos espera una vida abundante, con su enemigo destrucción, elige sabiamente. No te creas demasiado sabio; honra al Señor y apártate del mal. Proverbios 3:7 (Dios Habla Hoy).

¡No todo lo que parece bueno, es bueno; el enemigo es astuto y la mayoría de las veces se disfraza de benignidad para engañarte, no te dejes llevar por tu propio entendimiento, escucha la voz de Dios!

Autora: Marisela Ocampo Otálvaro

Escrito para www.destellodesugloria.org

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