¡Verdades del Servicio Cristiano! – Parte 1

¡VERDADES DEL SERVICIO CRISTIANO! (I)

MALAQUÍAS 3: 18

INTRODUCCIÓN: A continuación estudiaremos este tema usando varios textos y pasajes bíblicos; que nos ayudarán a entender eficazmente cómo, quiénes y por qué debemos involucrarnos en el servicio a Dios y a su obra. Veámoslo.

1.       SERVIRLE SIN PEROS Y SIN EXCUSAS.

Cuando Dios llamó a MOISÉS, él instantáneamente pensó en cinco razones y objeciones por lo cual no podía (según él) sacar y dirigir al pueblo de Israel o pueblo de Dios y que al mismo tiempo se convirtieron en sus grandes excusas. Pero no pudo convencer a Dios de exonerarlo de esta responsabilidad, misión y trabajo por mucho que trató en hacerlo con sus excusas, que analizaremos seguidamente. Al contrario Dios siempre tenía una respuesta contundente y categórica para su siervo Moisés; con el propósito de persuadirlo a aceptar la misión que le había encomendado. ¿Cuáles fueron esas excusas y objeciones?

¿Quién soy yo? (Éxodo 3: 11): aquí Moisés luchaba con su identidad e insuficiencia. No se sentía calificado y a lo mejor pensó que Dios había escogido al hombre o líder equivocado; creyéndose indigno de tal honor. Cree que le falta coraje y talento y que por lo tanto pensaba que no estaba capacitado y preparado (según él) para sacar a los hijos de Israel de Egipto que estaban desarmados, indisciplinados y desanimados completamente.

Sin embargo, era el hombre más adecuado de su tiempo para esta tarea por su erudición, sabiduría (Hechos 7: 22), experiencia, valor, fe y santidad. ¡Que privilegio! Pero Moisés no se sentía capaz aunque sí lo era (Hechos 7: 22). “Cuanto más apta es una persona para un servicio, tanto más baja es la opinión que tiene de sí misma” (Jueces 9: 7-15). La respuesta divina: “NO IMPORTA QUIÉN ERES, YO ESTOY CONTIGO” (ÉXODO 3: 12). En hebreo es la misma expresión del versículo 14 (YO SOY EL QUE SOY). Dios les promete su presencia (y eso es bastante) a  aquellos que les encomienda una tarea difícil (Jueces 6: 12, 16; 1 Samuel 16: 13, 18; 17: 37; 18: 12, 14, 28).

¿Cuál es tu nombre? o ¿Quién eres tú? (Éxodo 3: 13): hasta ese momento Dios no se ha identificado ante Moisés. Sentía que no tenía una cercanía con Dios. No conocía  a Dios lo suficiente como para describirlo al pueblo y además no tenía convicciones acerca de su relación con Dios. La respuesta divina: “YO SOY EL QUE SOY, YO SOY ME ENVIÓ” (Éxodo 3: 14). Este nombre es el equivalente de JEHOVÁ O YAHVEH: Yo soy eterno e inefable, Yo soy todo lo que necesitas, Yo soy el que existe por sí mismo y tiene en sí la razón y fuente de su propio ser y no depende de ningún modo de ningún otro ser y al existir por si mismo es autosuficiente; más aún, todo suficiente; la fuente inexhausta de todo ser.

Toda  felicidad y es el nombre a través del cual Dios quiso ser conocido y adorado en Israel. Así también se presenta como el que libera, como fiel en el cumplimiento de su Palabra y es digno de confianza. También significa que es el eterno presente e inmutable (como no puede cambiar, es siempre de fiar, porque no puede volverse atrás; Él es de siempre), que es el Dios de todos los tiempos, épocas, que no cambia y que se hace presente en medio de su pueblo.

¿No me creerán, ni oirán mi voz? ¿Y si no me escuchan? ¡No darán crédito a sus palabras  sus contradictores! (Éxodo 4: 1). Y eso que Dios le  había afirmado que sí oirían su voz (Éxodo 3: 18). Se sintió intimidado y estaba preocupado por la reacción que el pueblo tendría hacia él. La respuesta divina: “CUANDO TERMINE, ESCUCHARÁN Y TE CREERÁN Y LE DA SEÑALES” (ÉXODO 4: 2 – 9).

¡Ay Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra! ¡Nunca he sido un buen orador! ¡No tengo facilidad de palabra! (Éxodo 4: 10; 6: 12, 30). Moisés alega que no tiene aptitudes para las relaciones públicas; que no es lo suficientemente elocuente y persuasivo para enfrentarse y convencer al Faraón (Éxodo 6: 12); sin embargo, la Biblia dice y  los historiadores como Flavio Josefo y Filón de Alejandría hablan de la gran erudición de Moisés (Hechos 7: 22). Se inquietaba por sus capacidades. ¿Quién lo escucharía si ni siquiera podía hablar? La respuesta divina: ¿QUIÉN HIZO TU BOCA? (ÉXODO 4: 11, 12; SALMOS 94: 9; PROVERBIOS 20: 12). Dios le hablaría a su siervo Moisés y éste le hablará a Aarón. Él era el agente de Dios y Aarón el vocero de Moisés. Cuando Dios llama a una tarea Él suplirá los medios y la capacidad para realizar esa tarea (2 Corintios 3: 5, 6)

¡Ay Señor envía te ruego por medio del que debes enviar! ¡Sé que puedes encontrar a alguien más! (Éxodo 4: 13): Se sentía inferior y se comparaba con los demás, hasta con su hermano mayor Aarón y decidió que él siempre quedaría al último. Quería que Dios enviase a otro con aquella misión y le dejase a él guardando pacíficamente ovejas en Madían. La respuesta divina: “AARÓN IRÁ CONTIGO, PERO TODAVÍA TE ESTOY LLAMANDO A TI PARA QUE VAYAS” (ÉXODO 4: 14-17).

Fíjese entonces que MOISÉS no pudo evadir la comisión que le fue encomendada para sacar al pueblo de Israel de Egipto; porque Dios había pensado en él. Al final nos damos cuenta que Dios tuvo que enojársele fuertemente (Éxodo 4: 14; Lucas 14: 16-24): aunque el Señor es “tardo para la ira” (Éxodo 34: 6), reacciona con enojo, pues su justicia le impide dejar para siempre sin castigo a sus hijos desobedientes (Éxodo 34: 7). También tuvo que razonar con él hasta que lo convenció (Éxodo 4: 18-23, 27-31; 5: 1; 7: 10 al capitulo 12: 31-42).

En resumen a Moisés no se le releva de su responsabilidad divina de sacar a Israel de Egipto y tiene que hacerlo y lo hizo (Éxodo 4: 18-23, 27-31;  5: 1; 7: 10-13 al capitulo 12: 31- 42).

Esto es como el que trata de huir y alejarse para no hacer y cumplir con la misión divina: donde nos metamos nos perseguirá el llamamiento y Dios nos encontrará y nos tratará hasta que aceptemos que somos los encargado y elegidos por Él para la obra y el trabajo encomendado. Así pasó y sucedió con el profeta Jonás (ver libro de Jonás). Alguien dijo: ¡Que desde que se inventaron las excusas todo el mundo queda bien”. ¿Será así también delante de Dios? ¡No¡ Mucho cuidado con las excusas, los peros y los pretextos que estamos presentándole a Dios para no servirle. ¡MUCHO CUIDADO!

2.       SERVIRLE SOLAMENTE A ÉL Y SÓLO A ÉL.

Dios fue muy claro con su PUEBLO Israel al respecto (Deuteronomio 6: 13; 10: 20, 21; Mateo 4: 10). No se puede servir a dos Señores (Mateo 6: 24; Lucas 16: 13; Santiago 3: 11, 12). Tampoco claudicar entre dos pensamientos como en la época del profeta Elías (1 Reyes 18: 20, 21). Ni mucho menos como la iglesia en Laodicea: una  iglesia que no era ni “fría ni caliente”; sino “tibia y el Señor habla de vomitarla de su boca (Apocalipsis 3: 16): Los manantiales fríos son refrescantes, los de aguas minerales calientes son medicinales, las aguas tibias producen nauseas. ¡Mucho cuidado!

3.       SERVIRLE SIN COMPLEJOS Y SIN PREJUICIOS.

Este fue el problema de GEDEÓN y SAÚL: sufrieron de prejuicios y complejos, como lo enseñan los siguientes pasajes bíblicos (Jueces 6: 11-17; 1 Samuel 9: 20, 21; 10: 20 – 24).

4.       SERVIRLE PORQUE HAY UNA ADVERTENCIA DIVINA.

 Esta fue la advertencia divina para su PUEBLO y que debían tener en cuenta aun cuando entrarán a la tierra prometida: Servirle (Deuteronomio 6: 10-13).

5.       SERVIRLE PORQUE ES UNA EXIGENCIA DIVINA.

Fue el mismo Dios quien exigió, pidió, demandó, reclamó a su PUEBLO servirle con todo el corazón y con toda el alma. No es cuando yo quiera, sienta, pueda, este capacitado y preparado (aunque hay que prepararse y capacitarse). Es por que Dios lo exige y lo pide (Deuteronomio 10: 12, 13).

6.       SERVIRLE CON  HERRAMIENTAS Y ESTILO PROPIO.

DAVID venció al filisteo Goliat con  herramientas, armas y  con estilo propio: si hubiese enfrentado al gigante, con la vestimenta de guerra del rey  Saúl; “quizás” hubiera perdido la batalla. Por eso decidió pelear con gigante usando su propia armadura; una simple honda y cinco piedras (1 Samuel 17: 38 – 51).

Pero recordando que la presencia y el respaldo divino estaba con él (1 Samuel 16: 13, 18; 17: 37; 18: 12, 14, 28). ¡Vamos a Servirle a Dios con nuestras propias herramientas, capacidades, talentos, virtudes. No tenemos por qué estar imitando y copiando otros modelos y ministerios. A cada uno Dios le ha dado un estilo original para hacer su obra y servirle! “Hay que brillar con luz propia y volar con  alas propias”.

7.       SERVIRLE CON TEMOR REVERENCIAL

Estos SALMISTAS bíblicos aconsejan realizar un servicio a Dios con “temor” (hb. Yirá/Yaré): reverencia, respeto y veneración (Salmos 2: 11; 5: 7). Hacer lo contrario sería drástico y peligroso (1 Samuel 4: 11; Levítico 10: 1-3).

Un autoexamen primero es lo mejor antes de hacer o prestar cualquier servicio  Dios y a su obra: ¿Cómo estamos espiritualmente? ¿Hay algún pecado no confesado? ¿Estamos enojados con alguien? ¿Estoy dando buen testimonio? ¿Soy temeroso de Dios? ¡No sigamos profanando los pulpitos que son sagrados!

8.       SERVIRLE CON ALEGRÍA

La palabra hebrea para “servid” es “abad” que significa trabajar para algo, servir, laborar  para alguien; ser un siervo (hb. Ebed/esclavo u obrero); adorar (Salmos 100: 2). El concejo en este Salmo de alabanza es hacerlo con alegría (hb.Shimhjá): regocijo, gozo, entusiasmo, ganas, deseo, pasión, voluntad, jovialidad, deleite, placer, alborozo.

9.       SERVIRLE PARA HACER LA DIFERENCIA.

Si queremos hacer, marcar  la diferencia y distinguirnos de los demás; debemos estar dispuesto a servirle a Dios y a su obra (Malaquías 3: 18).

CONCLUSIÓN: ¿Estamos dispuestos servirle a Dios y a su obra teniendo encuentra estas recomendaciones bíblicas? ¡Que así sea! Manos a la obra! Porque la recompensa viene de Dios. ¡El trabajo que realizamos para Él no es en vano!

Autor: PrediCantor Garys Leandro

Preparado especial y originalmente para: www.destellodesugloria.org

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