Un Dios a su propia imagen

UN DIOS A SU PROPIA IMAGEN

Hoy en la mañana miraba el noticiero y me llamó la atención que un número significativo de personas se reúne el día 11/11/11 en la cumbre del cerro Uritorco, será especialmente vivido en la localidad cordobesa de Capilla del Monte, que tiene como centro convocante al enigmático cerro Uritorco, de 1.979 metros. Aproximadamente se reunieron unas cuatro mil personas de distintos lugares del mundo para dicha convocatoria, que tiene como consigna una “reconexión” con uno mismo o una “experiencia espiritual”.

Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad a la puerta y se os abrirá. Mateo7:7  (Biblia Textual)

Estas son las palabras de Jesús que responden a las necesidades de una raza que ha perdido lo que es más importante: la relación con Dios. Necesitamos esa relación. Es lo más vital que podemos obtener. Es la única razón por la que vale el esfuerzo de  vivir, porque Él es el centro de nuestro mundo. Es lamentable, sin embargo, que con frecuencia la mayoría nos satisfagamos demasiado rápido con algún sustituto. Nos conformamos con algo menos que la verdadera intimidad con Dios.

Busquen, es la palabra baqash, y significa: Indagar, buscar algo diligentemente, buscar algo ansiosamente, hasta encontrarlo. Baqash puede aplicarse a buscar una persona, una cosa en particular o proseguir una meta. Lo que hay que tener en claro es a quién buscamos y dónde buscarlo. Proverbios 3:6 dice: «Reconócelo en todos tus caminos». Se trata de un llamado a crecer diariamente en una relación íntima y fecunda con Dios.

UN PENSAMIENTO TERRIBLE

Oseas 5:6 dice: “Irán en busca de YHVH con sus rebaños y sus vacadas, pero no lo podrán hallar, porque Él se apartó de ellos”. (Biblia Textual) Este texto es un cuadro de lo que puede suceder a las personas que no se preparan para buscar al Señor, sino que se acercan a Dios «a su manera». Dios nos llama a acercarnos a Él por el camino que ha preparado para nosotros. Él nunca sale a encontrarnos bajo los términos que le fijamos, sino que deja en claro más adelante, en ese mismo pasaje, que su alejamiento de esas personas es hasta que reconozcan su pecado.

Jesús dice que debemos ser como niños para ver su Reino: con un corazón receptivo y sincero, sin que nuestro orgullo nos lo impida. Es esto último lo que nos impide perseguir plenamente las cosas de la manera en que Dios nos las muestra. ¿Acaso no parece tonto decir: «Creo que mi manera de hacerlo es mejor que la de Dios»? Sabemos que la sabiduría de Dios es muy superior a la nuestra, y sin embargo, cada vez que dejamos de hacer las cosas como Él quiere e insistimos en seguir nuestros propios métodos, estamos actuando tal como lo expresa dicha frase.

 ¿Sentís, a veces, vergüenza por tu fe? ¿Te enorgullece tu fe? ¿Te resulta difícil mostrar tus emociones a Dios en los momentos de alabanza o de oración? ¿En público? ¿En privado? ¿Te resulta difícil la alabanza o la oración verbal? ¿Te descubrís  tratando de «controlar» las cosas a tu manera en lugar de someterte a los caminos de Dios o depender sólo de sus promesas?

ABRIR EL CORAZÓN A DIOS

Uno de los aspectos más importantes de cualquier relación es la comunicación sincera y franca. No es diferente en ningún sentido cuando se trata de la nuestra con el Padre celestial. Necesitamos una relación sincera con Él. Esta comunicación no se cortará por su parte. Somos nosotros los que nos inclinamos a esconder nuestro corazón a los demás.

UNA RELACIÓN PLENAMENTE SATISFACTORIA

Los discípulos urgían a Jesús para que comiera, cuando les respondió con estas palabras: «Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis» (Juan 4.32–34). Los discípulos estaban perplejos y se preguntaban si Jesús habría conseguido algo de comer en otro lugar, sin que ellos se enteraran. Entonces Él les aclaró que su satisfacción y su fuerza provenían de su relación y compañerismo con el Padre celestial.

No era un mensaje para reprochar a sus discípulos el satisfacer las necesidades básicas del cuerpo físico. Era el llamado de Jesús a que buscaran una satisfacción mayor que les proveyera la fuerza cotidiana tal como la comida a sus cuerpos. Nuestra relación con Dios tiene por objeto proveemos esta clase de plenitud y fortaleza, pero sólo ocurre cuando en verdad comenzamos a conocer a Dios. Jesús conocía bien al Padre, tanto, que sabía que estaba cumpliendo su voluntad.

Jesús es Rey y tiene reino, y cada reino tiene su protocolo, el protocolo del Señor se nos da a conocer en La Biblia, por eso debemos conocerla y darla a conocer, para que las miles de personas que quieran satisfacer sus necesidades espirituales sepan dónde y cómo buscarlo; no es correcto tener un Dios a nuestra propia imagen.

“Dios es Espíritu, y los que le adoran, deben adorarlo en espíritu y verdad”.

Juan 4:24 (Biblia Textual)

Autor: Gustavo J. Iriart

Escrito para www.destellodesugloria.org

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