Vientos de Tormenta – Reflexiones Cristianas

Vientos de Tormenta

Acabo de hacer una llamada telefónica a mi país ya que una peligrosa tormenta se desplaza hacia esa región; hay mucha lluvia, truenos, relámpagos y la gente está atenta a las noticias. Cuando estos disturbios atmosféricos ocurren nos podemos apercibir provisionalmente, pero debemos siempre recordar que el que tiene la potestad sobre la naturaleza es Nuestro Señor. Esto me hace recordar que en cierta ocasión y luego de un día difícil y muy agotador Jesus les da una orden de último momento a sus discípulos. Lo lógico era que regresaran a sus casas a descansar, pero Jesus, maestro por excelencia, quería ensenarles a sus discípulos una lección que jamás olvidarían. Podemos usar nuestra imaginación para revivir en cierta manera la escena, hasta donde la Palabra nos lo permite, y de esa manera me imagino a los discípulos de Jesús cansados, anhelando sentarse a solas con su Maestro, disfrutando tal vez de un merecido buen pedazo de pan fresco y pescado, mientras deleitan sus oídos con las enseñanzas de su Señor, y sin embargo en lugar de todo eso, el Señor dice “pasemos al otro lado”. Acto seguido, con probabilidad se miraron entre ellos, pero a pesar de las condiciones posiblemente no muy favorables para un viaje en barca como lo eran el cansancio, la oscuridad, el viento que iniciaba a soplar amenazante, era el Señor quien había dado la orden.

Lo que ocurrió a continuación es bastante conocido, se desató una gran tormenta y la barca se anegaba, mientras que el autor de la aventura “dormía plácidamente” en la popa de la barca. Me imagino a los discípulos afanados luchando contra los vientos y tratando de sacar el agua de la barca, utilizando todo su mayor esfuerzo; hasta que fueron donde el Señor estaba y le despertaron diciéndole: Señor, ¿no tienes cuidado que perecemos? Que si lo leemos entre líneas sería algo así como “¡Señor, fuiste tú el de la idea de pasar al otro lado y te quedas aquí durmiendo, por lo menos álzate y ayúdanos a sacar agua de la barca, para que no muramos!”. El Maestro se levanta, calma los vientos y la tempestad y reprende a sus discípulos, por la su falta de fe.

El Señor muchas veces te ha dicho, “pasemos al otro lado”, “hijo mío, es hora de cambiar, de ir a otro lugar, de subir otro nivel en tu vida” y puede ser que las condiciones no parezcan ser las más favorables y que en medio del camino se desate una terrible tormenta y peor aún, puede ser que en medio de todos estos vientos de tormenta, el Señor se acueste a dormir en la popa de nuestra zozobrante barca. ¡No es nada fácil! Pero, cómo puede ser posible que se nos olvide ¿Quién es el que va con nosotros en la barca?, es el Dios Todopoderoso. Recuerda que si Él te dijo “pasemos al otro lado” no lo hizo en singular, no te dijo “pasa al otro lado” dijo PASEMOS.

Él va conmigo en mi barca, Él va contigo en tu barca, la barca no se hundirá jamás. Aunque parezca que duerme, El Señor se está mojando con la misma agua que parece anegarnos sin remedio, y aunque las condiciones parezcan ser las más contrarias, ¡la barca no se hundirá jamás! Porque Él va con nosotros en ella y no permitirá que eso suceda.

Recuerda que “para ver cosas que jamás has visto comienza a hacer cosas que jamás has hecho”, pero solo de la mano del Maestro.

Autor: Lucy Carmona

Escrito para www.devocionaldiario.com

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