Directamente al Cielo

Tema: “DIRECTAMENTE AL CIELO”

Lectura: Juan 3:1-8

Un antiguo himno nos advierte: “Todos hablan acerca del cielo pero no van a ir allá”. Si el cielo es la morada de Dios donde Su presencia y Su gloria se manifiestan en todo su esplendor, Él tiene el derecho soberano de determinar quién será admitido y bajo qué condiciones. Cualquier otra creencia acerca del cómo y el por qué de la admisión en el cielo es una triste equivocación.

Toma, por ejemplo, la confianza expresada por una famosa actriz. Al preguntársele acerca de su fe, ella respondió. “Yo oro, leo la Biblia. Es el libro más hermoso que se haya escrito jamás. Yo debo ir al cielo; de otro modo, no sería justo. No he hecho nada malo. Mi conciencia está muy limpia. Mi alma es tan blanca como esas orquídeas por allá, y yo debo irme directa, directamente al cielo”.

Sólo Dios determina quién va directamente al cielo. En la Biblia, la Santa Palabra de Dios, ÉL nos dice que sólo aquellos que hayan confiado en Jesucristo como Su Salvador personal serán admitidos. El apóstol Pedro dijo: “En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
El criterio no es juzgarnos a nosotros mismos con respecto a la pureza de nuestra alma y nuestro carácter para merecer el cielo. Sólo la Palabra de Dios nos dice cuáles son las condiciones para ser admitidos.

Reflexión: Creer en Cristo es recibir las salvación y ganar el cielo

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