Devocional Diario – Deja tus cargas

Deja tus cargas

“Mi amigo, te aconsejo que pongas en manos de Dios todo lo que te preocupa; ¡el te dará su apoyo! ¡Dios nunca deja fracasar a los que lo obedecen! ¡Por eso siempre confió en el!”

Salmos 55:22 (v. actual)

Quiero compartir con ustedes una situación que n este tiempo ha sido de mucha bendición y sostén para mi vida.

Un conferencista hablaba sobre el manejo de la tensión. Levanto un vaso con agua y pregunto al auditorio:

-¿Cuánto creen ustedes que pesa este vaco con agua?

Las preguntas variaron entre 20 y 500 gramos.

Entonces el c conferencista comento:

– No importa el peso absoluto. Depende de cuánto tiempo voy a sostenerlo.
Si lo sostengo un minuto, no pasa nada. Si lo sostengo durante una hora, tendré un dolor en mi brazo.

Si lo sostengo durante un día completo, tendrán que llamar una ambulancia. Pero es exactamente el mismo peso, pero entre más tiempo paso sosteniéndolo, más pesado se va volviendo. Si cargamos nuestros pesares, rencores u odios todo el tiempo, luego, ms temprano o ms tarde, ya no seremos capaces de continuar, la carga se ira volviendo mas pesada y entonces viene la desesperación.

Esta situación se ha presentado varias veces en mi vida, y en más de una oportunidad he sentido la carga sobre mi queriendo solucionar yo las situaciones, y sin lugar a dudas se me ha acalambrado más que un brazo.

Es que el ser humanos es así: mi recurso es el primero y el último es Dios.

Y cuantas veces olvidamos SU consejo: “Venid a mi todos los que estén trabajados y cargados…”

Pero de todas formas usamos “nuestro” descanso y a “nuestra manera».

¿El fin? Nos encontramos sin fuerza. Y es ahí cuando nos damos cuenta que nuestra autosuficiencia es nula ante el poderío de nuestro Señor.

Tus cargas seguirán acompañándote si es que no las dejas. Mis cargas seguirán sofocándome si no las entrego.

Y es aquí donde aparece mi Señor, tan bondadoso, transmitiéndome paz, abrazándome y sacando de mi vida todo peso que me asedia, toda duda, todo dolor, toda incertidumbre de mañana y me deja una vez más escuchar si dulce voz diciéndome: no temas, yo te ayudo.

Sé que a ti de sucede lo mismo que a mí, te animo a no temerle al descanso, porque te aseguro que tu recurso no es el mismo que SU recurso.

Descansa… deja tu carga

Descanso… el llevo mi carga

Autora: Naty Cardozo

Escrito para www.devocionaldiario.com

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