El llamado – Reflexiones Cristianas

El llamado

Hace unos pocos días, mi esposa halló entre unas viejas carpetas que había dejado mi madre entre sus efectos personales, una composición que yo había escrito cuando tan sólo tenía seis años de edad, cuando apenas había aprendido a leer y escribir. La hoja, escrita a lápiz, el papel viejo y amarillento por el tiempo –poco más de cuarenta años– aún se lee con claridad. Me emocioné mucho cuando esa tarde llegué del trabajo y mi esposa y mi hija me presentaron con alegría el hallazgo. La sencilla redacción de aquel niñito de seis años que un día fui, tenía sentido, argumento, consistencia, sorprendente coherencia. Pero por sobre todas las cosas, y hoy escribo esto con lágrimas en los ojos y profunda emoción, no me quedó ninguna duda dentro de mi corazón que a través de esto, el Señor me estaba comunicando una certeza que hace mucho tiempo buscaba con anhelo. Soy escritor. El Señor me ha llamado a escribir para su honra y gloria.

A menudo veo jóvenes y adultos sin una ocupación fija en las iglesias, sólo asistiendo a los servicios, pero rara vez sirviendo. No es que no quieran hacerlo. Es que no saben con claridad para qué sirven en la Obra del Señor.

Recuerdo que poco tiempo después de haber sido bautizado, el pastor me pidió que leyera una porción de las Escrituras ante la congregación en el culto de la noche. ¡Qué emoción! Después de bajar del púlpito me sentí otra persona.

Desde entonces, viví pensando que el Señor me estaba llamando para un ministerio en especial, aunque no sabía a ciencia cierta de qué se trataba. Así anduve durante mucho tiempo, orando y aprovechando cada oportunidad de servicio, hasta que hace unos años las respuestas comenzaron a llegar.

Un buen día, Diego, el pastor de la iglesia donde actualmente me congrego, vino a hablarme con estas palabras: “Luis, vengo a ofrecerte un ministerio. He visto a través de tus mail que tienes cierta facilidad para la redacción. ¿Podrías hacerte cargo del Boletín de la Iglesia?”. Fue como aquella oportunidad en que el pastor de la iglesia que me vio nacer me pidió que pasara a leer la Biblia durante el servicio. La misma certeza, ¡las mismas “mariposas” en el cuerpo!

No lo sabía entonces, pero en ese momento estaba naciendo “La Roca” Ministerios. En un reportaje posterior para ese boletín, publicado en febrero de 2007, le pregunté al pastor Diego cómo había sido su llamado al ministerio.

Esta fue su respuesta: “…no esperen zarzas que no se consumen, ni visiones camino de Damasco. Hoy en día Dios acostumbra llamar a sus albañiles mientras éstos tienen la cuchara y el balde en la mano”. Ya no hubo dudas. Tenía las herramientas en la mano para mi ministerio. Desde pequeñito el Señor me las ha venido mostrando.

Hoy comparto con gozo y emoción, pero por sobre todas las cosas, con inmensa gratitud a mi Señor, estas experiencias con nuestros amados lectores. Hoy “La Roca” Ministerios es un ministerio internacional. Modesto, pero en franco crecimiento.

Hoy te animamos desde estas líneas a servir con alegría pero fundamentalmente con gozo, actitud agradecida y por sobre todas las cosas, con mucha oración en la congregación en la que te encuentras. El Señor nos ha dado a cada uno de nosotros al menos un don espiritual para que lo usemos para los propósitos de su Obra.

Si no sabes cuáles son los dones que tienes, ora mucho. Habla con tus pastores y maestros. Ofrécete para servir en algo que te interese o te guste hacer… o tal vez para algo que no te guste tanto, pero veas con certeza que haces falta para suplir alguna necesidad.

Luego, pregúntate si tuviste gozo es ese servicio y si fuiste de bendición. Pregúntale a tus amigos creyentes si comparten este sentimiento contigo. Pero fundamentalmente pregúntale al Señor que te muestre exactamente donde encajas en sus planes y propósitos para tu vida.

«De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, … úsese conforme a la medida de la fe;«

(Romanos 12:6 RV60)

Autor: Luis Caccia Guerra

Escrito para www.devocionaldiario.com

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