Devocional Diario – Manual de taller

Manual de taller

Quienes ejercen oficios y/o profesiones relacionadas con la mecánica o con distintos procesos de montaje industrial, saben lo que es un “Manual de Taller”.

Es el -o los libros- que muestran en forma exhaustiva y detallada el despiece, instalación y funcionamiento de máquinas, equipos, motores y sistemas para que tanto los oficiales, técnicos e ingenieros a quienes les toque la tarea de instalarlos, repararlos y operarlos, sepan exactamente qué y cómo deben hacer para que funcionen y cumplan con los objetivos para los cuales fueron construidos, con seguridad y eficiencia.

Durante los últimos años de mi carrera, tuve oportunidad de realizar una visita de estudios a los talleres de un concesionario oficial Mercedes Benz (es marca registrada de sus respectivos dueños). Recuerdo que había una herramienta en particular, provista directamente por el fabricante de Alemania, que según el Manual de Taller, tenía la única función de extraer la “estrellita” de tres puntas distintiva de la marca que se encontraba en el centro de las ruedas, como parte de los procedimientos de su desarmado.

Los mecánicos se burlaban de la herramienta. A ellos les gustaba quitarla haciendo fuerza con la paleta de un destornillador. Pero este método arbitrario y transgresor de los operarios muchas veces producía sutiles deformaciones o imperceptibles rayaduras que no se condicen con la exquisita prolijidad, elegancia y detallado terminado que el fabricante ha puesto en cada una de estas unidades… aunque no se note.

¡Aunque no se note! Dios ha dejado en manos de los seres humanos el Manual de Taller del hombre. Esto es nada más ni nada menos que la Santa Biblia. Allí está especificado exactamente cómo debe funcionar y con un detalle abrumador, las posibles fallas para que sepamos “cómo operar” el sistema para que cumpla con los objetivos para los cuales fue “construido”, es decir “creado”. En nuestra naturaleza transgresora muchas veces sustituimos las herramientas que el Gran Hacedor ha puesto en nuestras manos por las que a nosotros nos parecen, causando a veces, mínimas deformaciones o rayaduras que no se notan… pero que definitivamente están.

La estrellita mal extraída de las ruedas del auto con el tiempo se aflojaba y se salía, estropeando así la estética elegante de su diseño. De igual modo, los aspectos mal ajustados de nuestras vidas con las herramientas o métodos inadecuados, con el tiempo van generando otra clase de problemas… donde el aspecto y la elegancia son detalles menores.

Lo que no fue nada más que una de esas “pequeñas licencias” mañana resulta ser un eslabón más en una cadena de eventos que nos condujeron a dificultades mayores, toda vez que cada paso, cada transgresión, cada decisión equivocada que vamos tomando en nuestras vidas forma parte de un resultado presente con proyección hacia el futuro.

«Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz».

(2 Pedro 3:14 RV60)

Autor: Luis Caccia Guerra

Escrito para www.devocionaldiario.com

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