Cultivando una vida de Oración – Devocional Cristiano

Tema: «Cultivando una vida de Oración»

Texto: Colosenses 4:2

“Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias”

¿Te ha pasado que no te dan muchas ganas de orar?, ¡Si!, hablo de esos momento en los cuales tu sabes bien que tienes que dedicar a la oración, pero que aun así, no sientes la mas mínima ganas de orar.

Y es que hay algo importante que debes saber sobre la vida cristiana, y es que la ORACIÓN será tu pulmón para andar en el camino correcto, pero sinceramente hay momentos en los cuales por el cansancio del día, por el mal humor que tenemos o simplemente por “evitar la fatiga” no queremos dedicar ni un mínimo tiempo a la oración.

Y ¡Ojo!, cuando hablo de dedicar también a la oración no hablo de PEDIR y PEDIR, pues muchos de nosotros tenemos el concepto que orar es nada mas para pedir, cuando realmente la oración es una comunicación que deberíamos tener con Dios, no solo para pedir, sino para hablar con El, contarle nuestros mas íntimos secretos y sueños, aun cuando sabemos que El los sabe, pero que quiere escucharlos de tu propia voz.

¿Cómo saber que una persona no ora o no tiene un habito diario de oración?, tan simple como escucharlo orar, te voy a dar un secreto, no para que critiques, sino para que te des cuenta de los errores en que muchas veces caemos por no cultivar una vida de oración.

Para saber si una persona tiene una vida de oración o no, basta tan solo escuchar como ora, si al orar esta persona repite palabras cientos de veces, es señal que no esta acostumbrado a orar, ¿Has escuchado oraciones como esta?: “Señor, te pido Señor, que seas tu Señor, el que bendiga Señor, la vida Señor, de los hermanos Señor, porque Señor, necesitamos Señor, que seas tu Señor, el que obre Señor”. Dijo: “Señor” como quinientas veces y no se le entendió nada de lo que dijo, esa es una señal de que no esta acostumbrado a orar o en algunos casos no mantiene una vida de oración constante.

Hay un dicho que dice: “mira con quien andas y te diré quien eres”, yo tomaría el sentido de ese dicho para referirme a la oración, y diría: “dime lo que oras y te diré si en verdad oras”. Y es que hermanos amados, no debemos olvidarnos de la oración, aun cuando no tenga la mas mínimas ganas de orar.

Yo se que es no tener ganas de orar, yo se que es prometerle al Señor que a partir de tal día comenzare a orar mas, yo se que es todo eso y por esa razón te motivo a que elimines de tu vida esa haraganería espiritual que no te permitirá alcanzar muchos sueños en el Señor, pues algo básico para alcanzar nuestros mas anhelados sueños en el Señor es la vida de oración que tendremos.

Muchos quieren tener una gran unción, otros sueñan con ministerios internacionales, uno que otro en ir al África a conquistar almas, pero yo te pregunto: ¿Cómo esta tu vida de oración?, Dios utilizara mas a aquellos que lo busquen y anhelen su presencia, ¿Cuánto estas anhelando su presencia?, ¿Realmente mueres por ganas de doblar rodillas y ponerte a clamar?, pues para alcanzar grandes metas se necesita pagar los precios de la continua comunión con el Señor.

¿Cómo una persona puede ser usada por Dios en gran manera?, tan fácil como que esta persona busque de Dios, cultive una vida de oración, cultive una vida de lectura de su Palabra, cultive una vida de servicio y sobre todo que este con un corazón dispuesto a ser usado.

Muchos de nosotros tenemos el corazón dispuesto para ser usados, quizá para sanar enfermos, levantar muertos u otra acción que denote el respaldo tremendo de Dios, pero ¿Se lograra esto sin haber cultiva antes una vida de oración?, personalmente creo que no, que el respaldo de Dios viene a través de la comunión que yo mantenga con El, pues nada viene por si solo, todo depende de El y es por El, por lo tanto necesitamos urgentemente entender la importancia que es cultivar una vida diaria de oración.

Amados hermanos, no me cansare de motivarlos a orar, aun cuando no den ganas de hacerlo, para orar no se necesitan ganas, sino mas bien un comprensión de lo que esto significa y de los frutos que me dará cuando cultive esa vida de oración que Dios tanto anhela para mi vida.

Un cristiano sin una vida de oración, es una marioneta andando, que se mueve por si sola, pero que realmente esta vacía por dentro, pues la oración es base fundamental de la vida cristiana, definidamente NO PODEMOS VIVIR SIN ELLA.

Es por esa razón que te motivo a que a partir de este día, comiences a cultivar esa vida de oración que Dios anhela para ti, si te cuesta tanto comienza con un par de minutos, hazlo así por una o dos semanas, pero sin dejar de hacerlo diario, luego aumenta otro par de minutos, hazlo de esa manera durante otras dos semanas, y así sucesivamente hazlo hasta que el orar se convierta para ti en un deleite y en una necesitad, que así como necesitas agua y pan cada día, también la oración se convierta en algo necesario para tu vida diaria.

Yo te pudiera decir que oraras a partir de hoy una hora diaria, pero dime tu: “si no estas acostumbrado a correr y tienes mucho tiempo sin practicar ejercicio, ¿Crees que es recomendable que corras 15 kilómetros?, definidamente no, primero porque forzaras tu cuerpo, segundo acabaras rendido y sin ganas de volver a correr y tercero, eso no te ayudara en nada para mejorar tu condición física. Es por esa razón que es mejor que comiences caminando, luego de un tiempo trotando, para terminar corriendo. Así mismo es a la hora de cultivar una vida de oración, comienza caminando, luego de un tiempo trotaras, al final terminaras corriendo, pues tu condición espiritual estará en alto nivel.

Luego de unos meses de llevar a cabo este consejo notaras como las cosas cambiaran en tu vida, pues el mismo hecho de cosechar una vida de oración te hará mas sensible a las necesidades espirituales de las personas y tuyas, así como también te dará un mejor panorama de la visión que Dios tiene para tu vida, hazlo y dentro de un tiempo veras como Dios comienza a usarte de sobremanera.

La oración es la mejor vitamina para el cristiano, de ella dependerán muchos sucesos en nuestra vida.

Autor: Enrique Monterroza

Escrito para www.devocionaldiario.com

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