Reflexión – Para Cuando Haya Invierno en tu Ser

Para Cuando Haya Invierno en tu Ser

PhotobucketExiste un tipo de frío peor que el que podemos experimentar físicamente.

El frío es la ausencia de calor en el cuerpo.

El frío literal se puede apaciguar con un abrigo, una sopa, te caliente, un buen sistema de calefacción o alguna frazada.

Pero, ¿cómo se puede abrigar un corazón que siente frío y ha permanecido mucho tiempo en invierno?

¿Qué se puede hacer cuándo nuestro corazón siente una gran perdida o ausencia?

Cuando no hay nadie alrededor que pueda brindarte un abrazo para calentar un espíritu que tiembla de frío.

Tal vez, alguna decepción del pasado hizo que permanecieras largo tiempo soportando la nieve sin ningún tipo de abrigo. Posiblemente entregaste tu corazón a quien no lo merecía, a alguien que jugó con tus sentimientos y que desestabilizó tus emociones. Puede que tu corazón se haya engañado y confió sus secretos a quien no merecía tal privilegio. Pudieras estar atravesando una fuerte tormenta de nieve, una avalancha de tristezas y decepciones, y esa bola está corriendo tras de ti. Y se va volviendo más grande a medida que tratas de escapar de ella.

Esa avalancha puede ser el sentimiento de culpa, los complejos e inseguridades que no te dejan vivir. Tal vez estás varado esperando que alguien venga a rescatarte y parece que la ayuda no llega. Y como que sientes que estás llegando al final de tus días porque nadie ha venido a rescatarte.

Has tomado la decisión de no dar un paso más sobre la nieve, además de que todos los caminos te parecen confusos.

Otra situación pudiera ser que has resbalado y tropezado tanto en medio de toda esa nieve y frío que te rodea, que temes volver a caerte, y te has quedado con los brazos cruzados, en espera de alguien que te abrigue. El color blanco de la nieve puede representar la solitaria habitación de tu alma, las paredes de tu casa o toda la morada de tu casa interna que se siente vacía, triste y sin luz.

Posiblemente el frío haya entumecido todo en ti y solo vives porque científicamente tu corazón late, pero hace mucho tiempo que tú tomaste la decisión de morir cuando renunciaste a tus sueños. Cuando creíste ser un fracasado, cuando decidiste que otro viviera la vida que a ti te toca vivir.
Quién sabe si has visto a muchas personas montadas sobre el trineo, patinando o conduciendo cerca de donde estás tú y no se han detenido a curar las heridas que el frío te ha dejado.

Es más, puede que estés delirando, con escalofríos, con una fiebre interna a punto de brotar porque la inclemencia del tiempo y tanto frío te tienen deshecho.

Salomón sabía que sobre toda cosa que guardara, lo que más debía cuidar, proteger, preservar y guardar era su corazón, porque de él manaba la vida. El Señor siempre ha estado dispuesto a abrigarte con ternura y amor cada parte, cada rincón de ti. Por eso el salmista decía: «el que habita al abrigo de Dios, morará bajo la sombra del Omnipotente». Dios quiere envolverte con esa frazada celestial que produce seguridad y calor. Desea calentar tu espíritu y alma.

Quiere servirte una sopa que va acompañada con los frutos de su Santo Espíritu. Está dispuesto a ayudarte a atravesar el frío invierno de tu vida. Promete no dejarte solo. Quiere llevarte a disfrutar de una hermosa primavera para que así como renacen las plantas y los árboles, broten de ti las más hermosas semillas. Y luego de pasada la primavera, quiere llevarte a un verano reconfortante para que lo disfrutes, descanses, tomes sol, goces del panorama y olvides que alguna vez sentiste mucho frío. Dios desea ser el verano perpetuo en esa casita que es tu corazón. Él desea colocar cosas nuevas y en la arena de tu ser dejar para siempre impregnadas sus huellas.

Autora: Brendaliz Avilés

Proporcionado para: www.destellodesugloria.org

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