No juzgues – El Sermón del Monte
EL SERMÓN DEL MONTE
NO JUZGUES
Lectura: Mateo 7:1-6
Por favor cambia tu mente a la forma de la de un niño para que puedas entender la Palabra que Dios tiene para ti hoy.
El sermón del monte es una predicación hermosa que Jesucristo pronunció, se cree, sobre el monte ahora conocido como Monte de las bienaventuranzas. En esta preciosa predicación, Jesús nos dejó fundamentos sólidos para construir nuestra vida y para cambiar nuestra perspectiva de ella. Quiero, con esta serie de devocionales, llamar la atención de cada uno de ustedes a la importancia que tiene la aplicación de esta hermosa predicación para nuestra vida diaria, predicación que tiene tanta vigencia hoy como la tuvo cuando fue enseñada por primera vez:
No juzgues
De una forma muy educativa, práctica y sencilla, Jesús comienza este texto explicándonos que no debemos juzgar, las razones por las que no debemos hacerlo y las consecuencias que traería a nuestra vida si hacemos caso omiso de su enseñanza.
Me parece admirable la doctrina de nuestro Señor Jesucristo, pues no solo nos dice qué podemos y qué no podemos hacer, sino que trasciende hasta entender las intenciones y las razones, dejándonos claro tanto su mandamiento como las razones por las que debemos obedecerlo.
Jesús nos dice que seremos medidos de la misma forma que nosotros medimos a los demás. Esto debería llevarnos a reflexionar muy profundamente en nuestras palabras, pensamientos y juicios.
A veces somos exigentes con los demás, buscando que cumplan con un ideal de perfección y criticando si encontramos alguna desviación de nuestro entendimiento de ella. Debemos entender que, de la forma que exigimos que alguien se enmarque en nuestro concepto de perfección, se nos exigirá a nosotros.
Posteriormente, Jesús nos da otra razón de peso para no juzgar: No somos perfectos.
Considero que el concepto de perfección al que Jesús hace referencia en Mateo 5:48 donde ordena “sean perfectos como su Padre que está en los cielos es perfecto” debe entenderse en el contexto en que se dijo y no debe ser usado como excusa para juzgar a los demás con la base de una falsa percepción de superioridad. Debemos recordar que Jesús mencionó las citadas palabas, mientras explicaba que debemos amar a los demás, aún a personas que pensemos que no lo merezcan, así como Dios es bueno con todos y derrama su lluvia indiferentemente de la moral que demuestren con sus actos. En este sentido, la perfección que Jesús enseña es un llamado al amor completo, en lugar de la ausencia del error.
Todos tenemos errores y debilidades con los que lidiamos a diario. Ninguno de nosotros tiene la autoridad moral para considerarse superior a otra persona o juzgarla por sus errores y falencias.
En lugar de criticar los errores y fallas que tienen los demás, deberíamos fijarnos en nosotros mismos y buscar ser mejores.
Ahora bien, el hecho que seamos imperfectos, no nos incapacita para servirle a Dios y enseñar la Palabra; de lo contrario, nadie podría hacerlo. En su lugar, ser imperfectos nos debería impedir juzgar al otro al percibir nuestra propia debilidad.
Tenemos dos herramientas que sobrepasan nuestras debilidades: La misericordia y la Palabra de Dios. Estas dos herramientas nos capacitan y nos proveen de sabiduría y gracia para mostrar la luz de Dios en un mundo que admira y promociona el pecado. Por esa razón, nuestras debilidades no son un obstáculo para enseñar de Dios sino un camino para que sea Él quien se muestre a través de nosotros.
Por último, Jesús termina con la siguiente frase: “No desperdicies lo que es santo en gente que no es santa. ¡No arrojes tus perlas a los cerdos! Pisotearán las perlas y luego se darán vuelta y te atacarán.”
Es importante que consideramos algunos pasajes relacionados para encontrar un poco de luz respecto a lo que Jesús intenta decirnos. Por ejemplo, Proverbios 9:7-8 dice: “El que reprende a un burlón recibirá un insulto a cambio; el que corrige al perverso saldrá herido. Por lo tanto, no te molestes en corregir a los burlones; solo ganarás su odio. En cambio, corrige a los sabios y te amarán.” Y Proverbios 23:9 afirma: “No gastes saliva con los necios, porque despreciarán hasta el más sabio consejo.”
Considero que, uniendo los consejos de Salomón con la doctrina de Cristo, encontramos la radiografía de una persona que juzga al otro: Es burlona, tiene una arraigada percepción de superioridad, tiene una actitud crítica y soberbia.
Pienso que Jesús se dirige a este tipo de personas en su comentario final y debemos decidir si queremos estar en el lado de la balanza que corresponde a las personas virtuosas y sabias que saben entender sus propias debilidades y se dejan usar por Dios para ser luz en el mundo a través de la misericordia; o del lado de quienes Jesús compara con “Cerdos” pues no saben apreciar la verdad debido a su actitud soberbia, incapaces de impactar positivamente a los demás debido a los juicios que promulgan en contravía del amor, ignorando que serán medidos con la misma medida con que ellos están midiendo.
QUE DIOS TE BENDIGA
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará”
Salmo 1:1-3
Autor: Juan Felipe Caro Valencia
Escrito para www.destellodesugloria.org