Hazlo para Dios

EL SERMÓN DEL MONTE

HAZLO PARA DIOS

Lectura: Mateo 6:1-18

Por favor cambia tu mente a la forma de la de un niño para que puedas entender la Palabra que Dios tiene para ti hoy.

El sermón del monte es una predicación hermosa que Jesucristo pronunció, se cree, sobre el monte ahora conocido como Monte de las bienaventuranzas. En esta preciosa predicación, Jesús nos dejó fundamentos sólidos para construir nuestra vida y para cambiar nuestra perspectiva de ella. Quiero, con esta serie de devocionales, llamar la atención de cada uno de ustedes a la importancia que tiene la aplicación de esta hermosa predicación para nuestra vida diaria, predicación que tiene tanta vigencia hoy como la tuvo cuando fue enseñada por primera vez:

Hazlo para Dios:

Realizar acciones espirituales no nos convierte en personas espirituales, si las hacemos con una actitud equivocada.

Jesús, en estos tres pasajes, nos enseña que las acciones correctas que hagamos deben ser ejecutadas por las razones correctas y de la forma correcta; de lo contrario no serán del agrado de Dios ni recibirán su recompensa.

Un segundo fundamento que podemos aprender de estos tres pasajes es recordar que tenemos a un Dios maravilloso que es capaz de recompensarnos. El autor de Hebreos recuerda que hay dos condiciones para acercarse a Dios, una que creamos que existe y la segunda que creamos que puede recompensar a quienes lo buscamos.

La búsqueda de una recompensa es inherente a nosotros. Todos buscamos ser recompensados y encontrar un significado a hacer lo correcto, y pienso que todos podemos dar fe del sentimiento de realización que tenemos al hacer algo bueno por otra persona. No considero que esto sea malo en ninguna forma, pienso que es natural; la pregunta que deberíamos hacernos es, ¿De quién espero una recompensa?

Esto nos lleva a un tercer fundamento en el que quiero hacer especial énfasis, pues se puede ver claramente como Jesucristo se esforzó por dejarlo claro en el texto bíblico: Hay una diferencia entre el hombre que hace lo correcto para agradar a Dios y el que hace lo correcto para agradarse a si mismo y a los demás.

Constantemente en la Biblia encontramos la comparación entre el justo y el malo. Desde Génesis, pasando por la Ley de Moisés, los salmos de David, los proverbios de Salomón y las exhortaciones de los profetas vemos a un Dios que nos llama a vivir una vida de justicia y rectitud; a un Dios que es capaz de castigar al malvado y de bendecir al justo. En este caso, Jesús hace una comparación aún más puntual, pues en el caso anterior, las acciones definían al justo y al malvado; Sin embargo, Jesús aquí apunta a las actitudes con las que se hacen las acciones más que a las acciones mismas.

Nuestro Señor habla de tres acciones que todos podemos decir que son correctas y espirituales: Dar ofrenda, orar y ayunar. ¿Podemos decir que alguien que haga estas cosas está haciendo algo malo? La respuesta, por extraña que parezca, es que sí.

Dar ofrenda:

Dar ofrenda para la obra de Dios o ayudar a alguien necesitado es algo correcto. Pero ¿Lo estamos haciendo para agradar a Dios o a los hombres?

Si al dar una ofrenda o ayudar alguien, lo hacemos de tal forma que todos puedan enterarse del gran donativo que hicimos, de lo buenos que somos y de lo mucho que ayudamos; entonces estamos haciendo algo inherentemente correcto por razones egoístas, por lo que no recibiremos recompensa de Dios en tal caso.

En lugar de ello, si vamos a hacer esto, debemos hacerlo en silencio, en secreto, procurar que solo sea Dios y la otra persona quienes sepan lo que se hizo. Si lo hacemos con esta actitud, entonces Dios sabrá que estamos intentando agradarlo a Él y nos recompensará por ello.

Hay ocasiones en que las iglesias dan cuentas de lo que hacen con los diezmos, ofrendas y donaciones a sus miembros. Considero que esto no está mal (de hecho, lo considero necesario). En el pasaje, Jesús hace referencia a aquellas personas que dan con el propósito de ser vistos y admirados por los hombres y no para buscar agradar a Dios.

Orar:

Me parece increíble pensar que podemos estar pecando mientras oramos, ¿Verdad? ¿Qué otro momento más espiritual podemos imaginar que cuando estamos orando?, ¿Cómo puede ser posible desagradar a Dios mientras estamos en ese momento tan especial?

Jesús, nos habla de tres actitudes que desagradan a Dios con respecto a la oración: Una es orar en voz alta con el propósito de ser vistos por las demás personas y demostrarles nuestra “santidad”; otra es orar repitiendo lo mismo varias veces de forma vana; por último, orar con falta de perdón en nuestro corazón.

En el primer caso, queremos agradar a los demás, mostrando una apariencia de santidad y bondad; en el segundo caso, queremos agradarnos a nosotros mismos y pensar en nuestro corazón “¡Qué bien oro!, seguro Dios me escuchará”; En el tercer caso, quizá busquemos agradar a Dios, pero es imposible si no estamos en paz con los demás. Juan explicó en una de sus cartas que es imposible que digamos que amamos a Dios a quien no vemos si no somos capaces de amar a nuestro prójimo que está hecho a su imagen y semejanza.

Al contrario, Jesús nos invita a orar en secreto, solo a nuestro Padre celestial, con palabras sencillas, con confianza y con un corazón libre de rencor.

Quisiera aclarar que esto no significa que orar en voz alta en una congregación o grupo de oración esté mal visto por Dios, sino el hacerlo con la actitud de agradar a los hombres y no a Dios.

Ayuno:

Si al ayunar, nos apresuramos al ir a la iglesia para mostrarles a los demás una cara pálida y demostrar así nuestra piedad estamos sumamente equivocados y estamos ayunando para agradar a los demás; no recibiremos recompensa de Dios de esta manera.

Jesús nos invita a que solo Dios y nosotros sepamos que estamos en ayuno y que sea Dios quien vea la actitud de un corazón humillado ante Él.

Conclusión:

Para finalizar, debemos recordar que el sermón del monte es un puño sobre la mesa que Jesús da para las creencias de su tiempo. Jesús va mucho más allá de la amañada interpretación de la Ley que dan los escribas y fariseos, y recuerda como nuestro Dios no solo busca personas que hagan lo correcto, sino que lo hagan para agradarlo a Él.

Jesús nos invita a ir más allá, a no ser personas con una actitud religiosa frente a los demás; sino a demostrar nuestro amor con un corazón sincero que busque agradarlo a Él. Recordemos que quienes en primera instancia asesinaron a Jesús eran personas que daban su limosna, oraban y ayunaban; no basta con hacer acciones malas para ser malo, basta con tener actitudes y razones incorrectas.

QUE DIOS TE BENDIGA

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará”

Salmo 1:1-3

Autor: Juan Felipe Caro Valencia
Escrito para www.destellodesugloria.org

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