Escribiendo mi historia: Amabilidad – Día 2 – El reto del amor
Escribiendo mi historia: Amabilidad
(Día 2 – El reto del amor)
Escrito por Lilo de Sierra
Iniciativa, dulzura, servicio y buena disposición
Hoy, también, además de no decirle nada negativo a tu cónyuge, realiza al menos un gesto inesperado como acto de amabilidad…
En mi mente tengo arraigada una mentira que quiero erradicar para siempre y es que no puedo ser tierna. El haber sido hija de militar, estudiado en colegio militar y haber nacido en Santander en donde las mujeres son criadas para dominar y tienen fama de malgeniadas, no hacen de mí propiamente un potencial de ternura andante.
Creo que tengo heridas de mi pasado que aún me faltan por sanar, y le pido a Dios me ayude, por el bien de mi matrimonio. Fui despreciada, humillada, ignorada cuando era detallista y amorosa, y creo que el no poderlo hacer hoy aunque lo desee con toda mi alma, es mi arma de defensa a no volver a sentir lo que experimenté en aquella época de mi vida.
El reto de ser amable de manera inesperada y además no decirle nada negativo, fue un gran desafío. Fueron 4 horas de viaje por carretera Ibagué – Bogotá, no tenía muchas posibilidades. Como estaba de cumpleaños, decidí invitarlo a almorzar; su sonrisa me lo dijo todo y realmente me sentí muy bien. Los minutos compartidos fueron de gran bendición, y aunque el ser dulce, no me sale tan fluidamente, se hizo el esfuerzo y es ganancia para el Señor.
Con la capacidad de poner tareas, tenía un largo listado de cosas por hacer al llegar a casa. Supuse que podíamos llegar a trabajar en los pendientes, pero el cansancio del viaje lo hizo dormir varias horas, mi mejor disposición al permitirle recuperar fuerzas y guardarme el impulso de estar ocupada en cosas importantes pero no urgentes.
Definitivamente, cada hora de las 24 horas del día, suman un infinito de posibilidades para demostrarle amor a tu pareja. Cambiar la cantaleta por un te amo, las quejas por un qué necesitas y mantener una coherente actitud de servicio, teniendo en cuenta que dar es mejor que recibir, trae su recompensa.
Romanos 12:9 nos dice lo siguiente: “El amor debe ser sincero. Aborrezcan el mal; aférrense al bien” y al obedecer su palabra, el beso al final del día cobra un significado distinto.
Escrito para www.destellodesugloria.org