Si no tenemos miedo es porque no estamos haciendo nada interesante
Si no tenemos miedo es porque no estamos haciendo nada interesante
Cuando el apóstol Pablo decía: “yo no golpeo al aire” significaba golpear a lo pequeño, o sea no se preocupaba por tonterías. Porque en las olimpíadas de la fe vamos a ganar, practicando con un blanco y dando golpes certeros.
Por ejemplo en nuestras familias hubo siempre “programaciones verbales”: “no hay”, “gano poco”, “somos pobres pero honestos”. Vimos padres pobres, barrios pobres, escuelas pobres, casas con humedad, paredes caídas, tazas rotas. Todas fueron experiencias que nos programaron, nunca nos festejaron un cumpleaños, no se hacían chistes, no había diversión, ni vacaciones. Ante todo eso tenemos que decir:
¡YO CORRO PARA GANAR!
Veo de acuerdo a cómo estoy parado; veo peligros u oportunidades. No soy un amateur de la fe, soy un profesional, haré lo que me gusta y lo que no me gusta. Hacemos lo que no nos gusta para poder disfrutar lo que nos gusta.
¿Qué es un heraldo? Era el que anunciaba las olimpiadas, como un locutor, porque no había micrófonos. Dios nos llamó a ser heraldos, se subía a un asno, se ponía una corona y decía: “empiezan las olimpiadas” somos convocadores para que la gente se sume a la carrera de la fe.
Cuando había guerras y terminaban, el heraldo decía: “basta de guerras, las olimpíadas han empezado, y cuando terminaban decían: “estos son los ganadores”.
Nosotros anunciamos a la gente quiénes son en Dios.
Mientras te estés arriesgando a avanzar, te vas a mantener seguro. Mientras quieras estar seguro, vas a correr grandes riesgos.
Tolerar el temor es contaminar la fe. El mejor placer en la vida es hacer lo que la gente te dice que no se puede hacer. ¡No abandones tu sueño!
«No esperes a que te digan lo que querés oír y peleá por tu graduación». Tomá tu frase diaria y hacela tuya para este día, y recordá que todo lo que hagas te saldrá bien.
¡No debemos tener miedo de tener miedo! Todos tenemos un anhelo de superación, pero sí ese anhelo está disminuido, el miedo te gana. Necesitamos soñar cosas más grandes que los miedos que tenemos, porque cuanto más grande soñemos, más grandes serán los mamuts que nos animaremos a cazar.
Hay una tensión entre el miedo y las ganas. Nos animamos a hacer cosas porque tenemos una necesidad que está insatisfecha y deseamos satisfacer.
Si no tenemos miedo es porque no estamos haciendo nada interesante con nuestra vida. Los ganadores recibían laureles, pero no era el premio mayor. El premio mayor era ¡que iban a cenar con el rey, y allí les pondrían la corona!
por Silvia Truffa
Escrito para www.destellodesugloria.org
Mui hermoso el texto que han publicado.Fortalece nuestra vida, edifica nuestra fé e pone por tierra nuestros temores. Con razón la fé nos mueve pero nuestros temores nos paralizan. Que Dios pueda a todos bendecir