¡La importancia de creer la Palabra de Dios!

¡LA IMPORTANCIA DE CREER LA PALABRA DE DIOS!

JUAN 4: 46-54

La importancia de creer la Palabra de DiosINTRODUCCIÓN: usaremos este texto bíblico para enfatizar un poco acerca de la importancia DE CREER LA PALABRA DE DIOS. Para este cometido tomaremos como ejemplo a un personaje de rango, descrito en la Biblia como el “noble” y que por haber “creído la Palabra” que el Señor Jesús le dio, obtuvo como resultado la sanidad de su hijo, que estaba al borde de la muerte. Analicémoslo en tres puntos principales:

1.LA SITUACIÓN DEL NOBLE

A. Era el oficial del rey (vr. 46a, 49): Oficial (gr. Basilikós): funcionario gubernamental al servicio de la nobleza o realeza (de la corte de Herodes Antipas o tetrarca), palaciego, cortesano, noble, preeminente, mensajero. Era un personaje de alto rango y estrato que a lo mejor gozaba de una buena posición social y económica.

B. Vivía en Capernaúm (vr. 46b): este lugar pertenecía a la provincia de Galilea, a unos 25 km de Caná

C. Su hijo enfermó de muerte por una fiebre (vr. 46c, 47, 52): ¡Quien lo creyera el hijo de un oficial de alto rango de la corte de Herodes!

REFLEXIÓN: ¡las dignidades, los títulos honoríficos, el dinero, la buena posición económica o laboral e incluso ni la vestidura eclesiástica, ni ministerial nos eximen de la enfermedad o problemas de salud! (Job: 7-13; 2 Reyes 5: 1-27; 13: 14, 20, 21; 20: 1-11; Isaías 38: 1-22; Juan 11: 1-5; Gálatas 4: 13-15; 1 Timoteo 5: 23; 2 Timoteo 4: 20 [Hechos 20: 4])

2.LA INICIATIVA DEL NOBLE

A. Oyó que Jesús había llegado a Caná de Galilea (vr. 47a): Se “enteró” que Jesús el hijo de Dios “estaba” de visita y de paso por Caná de Galilea. ¿Quién sabe si estuvo en la fiesta, donde Jesús convirtió el agua en vino? ¡De hecho cuando el Señor “visita, se hace y está presente” las circunstancias cambian! (Éxodo 33: 14, 15; Mateo 8: 14, 15; Lucas 5: 1-7; Juan 11: 28; 21: 3-11 [vr. 4]). ¡Tal vez Jesús se hospedó en casa de Natanael! (Juan 21: 2)

B. Vino a Jesús para que sanara a su hijo enfermo (vr. 47b, 49): Él mismo personalmente se “acercó, buscó, acudió, se dirigió y vino a Jesús”: no le mandó ni le envió siervo o esclavo alguno. ¡Esto habla del gran respetoque sentía y tenía por el Señor Jesús y de cómo se le humilló al venir en busca de Él y pedirle sanar a su hijo, muy a pesar de su alto rango!

C. Rogó al Señor que descendiera a casa para curarlo (vr. 47c, 49): Rogar (gr. Erotáo): llamar cerca, invitar, invocar (por imploración), interrogar, orar, suplicar, pedir, interceder por algo, solicitar a alguien ayuda o un favor (pedir el favor) formalmente, pedir algo con súplicas, imploraciones y con mucha humildad. El verbo “rogar” viene del latín “rogare” que significaba al principio pedir haciendo un gesto (primitivo) con la mano extendida.

Esta iniciativa está hablando de lo preocupado que estaba por su hijo y también al mismo tiempo habla del amor que tenía por él: sin  escatimar esfuerzos caminó 25 km hasta llegar a Caná, donde estaba Jesús.

REFLEXIÓN: tomemos “la iniciativa” de “acercarnos” al Señor nuestro Dios. ¡De hecho somos nosotros los que estamos necesitados, enfermos o emproblemados! Lo importante es hacerlo con fe (Efesios 3: 12; Hebreos 4: 16; 10: 22; 11: 6), con corazón sincero (Hebreos 10: 19-22) y gozaremos de sus bendiciones (2 Crónicas 15: 2; Hebreos 4: 16; 7: 24; Santiago 4: 8)

3.LA SANIDAD DEL HIJO DEL NOBLE

A. Fue clave la Palabra que el Señor Jesús le dio (vr. 50a): Jesús el hijo de Dios “en vez de ir” a la casa de este hombre: más bien le dio, declaró, “confesó una Palabra” de vida, sanidad física y salud. “Ve, tu hijo vive” (vr. 50)

B. Fue importante creer la Palabra que oyó de Jesús (vr. 50b): Creer (gr. Pistos; peídso): creyente, seguro, crédito, confianza, confiar, obedecer. ¡No había visto todavía el milagro pero “lo cree y acepta” las Palabras del Señor!

REFLEXIÓN: la Palabra de Dios es para creerla (Génesis 15: 1-6; 2 Crónicas 20: 13-20; Hechos 27: 22-25). ¡De hecho es la Palabra de Dios la que produce fe en nosotros! (Romanos 10: 14-17; Juan2: 22; 20, 31; Efesios 1: 13)

C. Fue determinante obedecer la Palabra que recibió del Señor (vr. 50c): La expresión “se fue” (gr. Poreúomai) del verbo “ir” y traduce como: atravesar, viajar, andar, camino, salir, subir, marchar. ¡Este hombre dio crédito a lo que Jesús había dicho!

Está iniciativa también habla de la “Obedienciadel noble (gr. Jupakoúo; hupakoe): de “hupo” (debajo) y “akouo” (oír bajo): escuchar con atención (atentamente), humilde e inteligentemente, prestar atención, oír con sumisión condescendiente. Como un subordinado, obedecer como un súbdito, contestar o responder, someterse sin reserva, asentimiento y acuerdo. ¡Es una entrega total a Su voluntad y tiene absoluta prioridad!

La palabra describe particularmente a siervos que estuvieron  atentos a las peticiones que se les hicieron y las cumplieron. Igualmente significa conformarse a comando, obediencia en general, a los mandamientos divinos (obedecer lo que Dios dijera) y a Cristo. ¡Transmite un sentido de urgencia! ¡La obediencia está relacionada con la fe y están íntimamente relacionadas! (Hebreos 11: 8). ¡Así como la incredulidad y la desobediencia! Igualmente la obediencia implica “una acción y movimiento”: actuar (Éxodo 14: 15)

REFLEXIÓN: la Palabra de Dios es también para obedecerla y trae muchas bendiciones (Éxodo 15: 26; Levítico 26: 3-13; Deuteronomio 7: 12-16; 28: 1-14; 1 Samuel 15: 22; 2 Samuel 22: 45; Salmo 18: 44; Jeremías 17: 24-27; 42: 6; Lucas 8: 21; 11: 28; Juan 5: 24; 8: 51; 17: 6; 2 Corintios 2: 7-9; Hebreos 11: 8; 1 Juan 2: 5; Apocalipsis 3: 8). En resumen: recordemos la secuencia en cuanto a la Palabra del Señor: El noble oyó la Palabra (vr. 50a), creyó la Palabra (vr. 50b), obedeció la Palabra (vr. 50c) y confesó, declaró y habló Palabra. ¡El pasaje bíblico no lo dice pero tampoco lo desmiente y esto pudo haber sido lo más obvio! (Salmos 116: 10; 2 Corintios 4: 13)

¿Qué suponemos que el noble “a lo mejor venía diciendo, declarado, confesando, hablando” por el camino de regreso a casa en fe y obediencia a la Palabra del Señor? tal vez: “Dejé a mí hijo al borde de la muerte, pero lo encontraré vivo, porque Jesús me lo dijo! ¡Mi hijo no se morirá, sino que vivirá, porque el hijo de Dios lo habló y lo prometió! ¡Está vivo// porque Jesús lo dijo! ¡Así sucedió, pasó, lo experimentó y lo vio! (vr. 51-53)

REFLEXIÓN: confesemos, declaremos, hablemos la Palabra de Dios! (Josué 1: 8; Salmos 1: 2). “Meditar” (hb. Jagá; Hagah): hablar, gemir, pensar, proferir, pronunciar, susurrar. Prácticamente era una forma de “recitación o repetir la Palabra de Dios”, hacer un sonido, contemplar algo mientras se repiten las palabras (las de Dios). Era un ejercicio mental expresado en palabras. ¡Así nunca se apartaría de su boca. Igualmente traduce como reflexionar, gemir, murmurar, cavilar. El pensamiento hebreo al meditar acerca de las escrituras implicaba “repetirlas silenciosamente con un sonido suave y sordo”. De esta tradición judía salía un “tipo de oración” en la cual se “recitaban textos bíblicos” (Nehemías 1: 8, 9) (Levíticos 26: 33; Deuteronomio 30: 1- 5)

D. Fue necesario ver y experimentar los efectos de la Palabra del Señor Jesús

I. Paz y tranquilidad

¿Cómo podemos imaginarnos la actitud o la situación del noble cuando vino a Jesús? ¿Estaba tranquilo, relajado, feliz?  O ¿estaba preocupado, desesperado, inquieto, intranquilo  y con miedo? ¡El simple hecho de él recorrer 25 km, venir a  buscar a Jesús, pedirle, rogarle e insistirle para que descendiera a su casa y orara  por su hijo que estaba al borde de la muerte, habla categóricamente de la preocupación, del desespero y el temor que tenía! (vr.  46-49). Sin embargo; la Palabra del Señor Jesús que el noble “recibió, escuchó, creyó, obedeció y confesó”; produjo “paz, tranquilidad, descanso y reposo en él”. ¿Cuál fue la Palabra? ¡Ve, tu hijo vive! Vuelve, regresa nuevamente a tu casa tranquilo, en paz y sin temor porque tu hijo no morirá, sino que vivirá: lo encontraras sano y vivo. ¡Ya está sano y vivo! (vr. 50). ¡De hecho quedó sano al instante y a la misma hora que Jesús declaró Su Palabra! (vr. 53)

REFLEXIÓN: este es uno de los beneficios y bendiciones de la Palabra de Dios, cuando la creemos, la obedecemos y confesamos! ¡En Su Palabra encontramos descanso, reposo, consuelo, tranquilidad, paz! (1 Samuel 1: 10-20; 2: 1-10; 2 Crónicas 20: 13-21; Salmos 119: 143; Hechos 27: 13-25, 34-44; Romanos 15: 4; 1 Pedro 1: 23)

II. Buenas nuevas y noticias (vr. 51-53)

¿Cuál fue la buna nueva o buena noticia? (vr. 51). ¡El noble encontró a su hijo sano y vivo! ¡Salvación física!

Nueva (s) (gr. Apangélo): anunciar, dar aviso, contar, hacer saber, noticia

Por creer, obedecer y confesar la Palabra que Jesús le dijo (vr. 50), Fue una Sanidad instantánea, a distancia y por la Palabra (vr. 52, 53) (Mateo 8: 16, 17; Marcos 7: 24-30 [vr. 29]; 9: 17-27 [vr. 25]), Fue la segunda señal que Jesús hizo en Caná de Galilea (vr. 54) (2: 1-11) y Otra señal en Galilea realizada por Jesús: la alimentación a la multitud (Juan 6)

REFLEXIÓN: este otro de los beneficios y bendiciones de la Palabra de Dios, cuando la creemos, la obedecemos y confesamos! ¡Bunas nuevas! ¡Dar crédito (creer) a la Palabra de Dios nos trae buenas noticias (2 Reyes 7: 1, 9-11, 18). ¡La Palabra de Dios tiene un poder sanador! (Salmos 107: 20; Mateo 8: 5-10, 16, 17; Marcos 7: 24-30). ¡Aun la Palabra de Dios tiene un poder restaurador, consolador, salvador, limpiador, libertador, vivificador, sustentador, esperanzador, guiador, transformador! (Salmos 119: 9, 11, 14, 16, 17, 24, 28, 31, 35, 40, 43-45, 47, 49, 50, 52, 54, 56, 58, 61, 62, 74, 77, 81, 91, 92, 93, 98, 100, 103-105, 107, 116, 130, 133, 143, 154, 162, 165, 171, 173, 174; Juan 3: 5; 8: 32; 15: 3) y si la creemos y nos apropiamos de ella más todavía (Marcos 9: 23, 2, 4; Juan 11: 39, 40)

III. Creyó él con toda su casa incluyendo a sus siervos (vr. 53)

Creer (gr. Pistos; peídso): creyente, seguro, crédito, confianza, confiar, obedecer. Es cierto que los milagros no salvan, pero también es cierto que atrae a la gente al Señor Jesús y produce crecimiento numérico (Mateo 9: 35-37; Hechos 5: 12-16; 8: 5-8, 12, 13). Primero había creído en la Palabra que Jesús le había dado (vr. 50), ahora está creyendo en la persona de Jesús: una fe salvadora (vr. 53). ¡De hecho este es el objetivo del evangelio! (Juan 4: 38-42; 20: 31)

REFLEXIÓN: este fue el tercer resultado directo e indirecto que el noble experimentó. ¡La Palabra produjo fe en él, obedeciéndola, confesándola y trajo como resultado la sanidad de su hijo. ¡Esto lo llevó a creer ahora en la persona de Jesús, al igual que su familia y sus criados! (Hechos 10: 2, 33, 48; 16: 15, 31)

CONCLUSIÓN: después de haber explicado esta Palabra, de la manera más sencilla, termino preguntando: ¿vale la pena creer, obedecer y confesar la Palabra de Dios? ¡Lo contrario (incredulidad y desobediencia a la Palabra) trae consecuencias drásticas (2 Reyes 7: 1, 2, 17-20; Lucas 1: 13-23). ¡Lo mejor es creerla! Esto también implica apropiarnos, agarrarnos, apoderarnos, hacerla realidad en nuestra vida, para poder ver el resultado!

Autor: PrediCantor Garys Leandro

Preparado para: www.destellosdesugloria.org

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