¡Toma agua!
¡TOMA AGUA!
¨Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.¨
Juan 4:14 (RVR1960).
Si bien es cierto, sin agua no se puede vivir, es un elemento tan fundamental en nuestra vida pues para todas las labores diarias la necesitamos. Nuestro señor Jesús es nuestra fuente de agua viva, y El nos promete que si bebemos de esa agua jamás tendremos sed, porque es fuente inagotable.
¨Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río. Y junto a él estarán los pescadores, y desde En-gadi hasta En-eglaim será su tendedero de redes; y por sus especies serán los peces tan numerosos como los peces del Mar Grande. ¨ Ezequiel 47: 9-10 (RVR1960).
Debemos de vivir sumergidos en la presencia de Dios siempre, buscarla en oración nos ayuda a estar más cerca de Él y nos renueva cada día, como un rio que fluye y se lleva consigo lo malo, lo que se quiere estancar o lo que ha estado estancando. Todo eso nos llevara a encontrarnos con peces, que representan las almas, todas esas almas que Jesús nos dijo que ganáramos, porque estamos llamados a llevar el mensaje de salvación a las multitudes, porque somos llamados pescadores de hombres, para los cuales hay sanidad y salvación.
¨Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina.¨ Ezequiel 47: 12 (RVR1960).
Daremos fruto a su tiempo, pero para ello debemos de mantenernos firmes, siempre estar en contacto con el agua de vida, para que los frutos maduren, y estén listos, pero todo sea bajo la voluntad de Dios. En su debido momento, esos frutos servirán de alimento a otros y las hojas de ese árbol serán medicina para el prójimo, esto es enseñar y preparar a esas almas que son también discípulos, a que anden en la rectitud en los caminos de Dios y que sean de bendición, sustentándose con la palabra, orando por la sanidad y peticiones de los demás.
Autora: Jessica Terán
Escrito para: www.destellodesugloria.org