Corazones endurecidos
CORAZONES ENDURECIDOS
Por favor cambia tu mente a la forma de la de un niño, para que puedas entender la Palabra que Dios tiene para ti hoy.
Cuando hablamos de corazones endurecidos, generalmente pensamos en las personas que no han querido aceptar la Palabra de Dios en sus corazones. Es muy común asociar este término a aquellos que no han aceptado a Dios en su corazón pero es muy poco común asociarlo con nosotros los que, según entendemos, sí lo hemos hecho.
Me surge una gran pregunta: ¿Cómo sabemos quién ha aceptado la Palabra de Dios en su corazón? Es decir, muchos piensan que el término no aplica para los que han decidido empezar una vida cristiana pero, ¿Es eso cierto?
El versículo de Marcos, nos habla de una escena en la cual vemos como los corazones de los discípulos estaban endurecidos. ¿Cómo puede ser esto?, ¿No eran ellos sus discípulos que lo habían decidido seguir de todo corazón?
Si leemos todo el contexto vemos que el versículo hace referencia a que “no habían entendido lo de los panes”; es decir, el milagro de la multiplicación de los panes y los peces.
Efectivamente, la escena inmediatamente anterior a este versículo corresponde a este maravilloso milagro, pero para los discípulos había pasado como algo normal y no le dieron mayor importancia.
La frase corazones endurecidos la podemos entender como “cegados”. Sus corazones estaban cegados pues no podían entender la magnitud del milagro que habían acabado de presenciar y no habían comprendido a cabalidad que el que los acompañaba era nada menos que el hijo de Dios.
¿Realmente sabes quién es Jesús para ti? Pienso que muchas veces en realidad lo ignoramos. También pienso que en ocasiones menospreciamos u olvidamos con facilidad los prodigios y maravillas que Dios ha hecho en nuestras vidas.
La vida con Dios es algo sobrenatural. Si aún no estás viviendo en lo sobrenatural de Dios es porque aún tu corazón está cegado.
¿Cómo sé si tengo un corazón endurecido? Tu corazón está endurecido si de Él brota la incredulidad, la duda, si no tienes el gozo de Dios en tu vida, si no hay misericordia en tu corazón, si tus oraciones son egoístas, si no disfrutas a Dios, si los demás no ven en ti un reflejo del amor de Dios, si no vives una vida cristiana llena de plenitud, si te cuesta trabajo creer, si tu pensamiento está siempre en las cosas terrenales, si oras y no pasa nada, si no brota de ti el fruto del Espíritu Santo, si no hay gratitud en tu corazón.
El corazón endurecido debe ser tratado por el Espíritu Santo.
Ni las palabras ni las acciones ni nada de lo que hagamos por nosotros mismos tiene trascendencia si en nosotros no está el Espíritu Santo y si nuestro espíritu no está conectado por completo con el de Dios.
Los discípulos consideraron cotidiano y menospreciaron lo que estaban viviendo; no habían entendido que, literalmente, estaban viviendo un sueño hecho realidad.
¿Aún no entiendes lo que Dios está haciendo en tu vida?, ¿Tienes alguna de las características que mencioné previamente o alguna otra que esté en contra de la voluntad de Dios? Entonces comienza por reconocer que tienes un corazón endurecido, ora a Dios para que toque tu corazón y te lleve a ese estado de plenitud al que solo Él nos sabe llevar y apártate de esas actitudes, pensamientos u obstáculos que impiden la comunicación directa con Dios.
Dios quiere que nademos en el río de su Espíritu. Lee Ezequiel 47 donde habla de las aguas salutíferas. ¿Con cuánto te conformas?
DIOS LOS BENDIGA.
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.
Salmo 1:1-3
Autor: Juan Felipe Caro Valencia
Escrito para www.destellodesugloria.org