¡Moviendo la mano de Dios a nuestro favor!

¡MOVIENDO LA MANO DE DIOS A NUESTRO FAVOR!

MATEO 8: 1-3

moviendo la mano de DiosINTRODUCCIÓN. ¿Es posible mover la mano de Dios a nuestro favor? ¿Qué tenemos que hacer? ¿Qué hace Dios? Tomaremos como ejemplo bíblico la sanidad que Jesús le hizo al leproso para saberlo. Veamos.

  1. LO QUE EL LEPROSO HIZO PARA QUE JESÚS LO SANARA.

A. SE ACERCÓ A JESÚS (Vr. 2a): El leproso se allegó, acudió, fue, buscó y vino a Él, muy a pesar de la prohibición que había (ningún leproso podía acercarse a una persona sana). El leproso fue quien tomó la iniciativa de acercarse a Jesús.

REFLEXIÓN: tomemos a iniciativa de ir, acudir y acercarnos a Dios ya que nosotros somos los necesitados (2 Crónicas 15: 2; Santiago 4: 8); con fe (Efesios 3: 12; Hebreos 4: 16; 10: 22; 11: 6), con corazón sincero (Hebreos 10: 19-22) y gozaremos de sus bendiciones (2 Crónicas 15: 2; Hebreos 4: 16; 7: 24, 25 (DHH); Santiago 4: 8).

AMIGO. ¿A quién te acercas, cuando tienes problemas, dificultades? Ojala que sea a Dios: lo que Dios no hace más nadie puede hacerlo.

B. SE POSTRÓ DELANTE DE JESÚS (Vr. 2b): Postrarse (gr. proskuneo). De pros (hacia) y kuneo (besar): homenajear, mostrar reverencia, adoración, abanicar o agazaparse, besar como la mascota lame la mano del amo y su significado primario es “rebajarse”. También significa Inclinarse ante alguien superior como un acto de sumisión, reverencia y homenaje. El leproso entendió que de rodilla (Marcos 1: 40) es mucho mejor; acercándose a Jesús lo más humilladito y rebajadito que pudo y no con una actitud arrogante, grotesca ni grosera.

REFLEXIÓN: no podemos ir a Dios con una actitud orgullosa alzada sino lo más humillado  y rebajado posible. Recuerde que un corazón contrito y humillado no desprecia Dios (Salmos 51: 17b)

AMIGO. ¿Ante quién te postras cuando estás pasando momentos difíciles? Ojala que sea ante Dios el único que nos puede ayudar y el único que merece que nos postremos (arrodillemos) delante de Él.

C. RECONOCIÓ EL SEÑORÍO DE JESÚS (Vr. 2c): Señor (gr. Adonay; Kurios/kirios): dueño, amo, tener poder, autoridad, controlador o alguien en autoridad, título de respeto a los amos, maestros, reyes y alguien de la nobleza. Sin embargo Adonay (forma plural) para referirse al glorioso Señor y a la plenitud de sus poderes y su soberanía. El kirios de A.T (Jehová) y del N.T (Jesús). El leproso a pesar de su enfermedad y problema físico (lepra) reconoció, declaró y confesó públicamente que Jesús es el Señor. Si él es Señor significa que le pertenecemos y somos de su propiedad exclusiva y de nadie más.

REFLEXIÓN: Jesús no es un mito, una leyenda, historia, filosofía, fantasía, religión ni mucho menos el primer revolucionario que tuvo el mundo, tampoco el amuleto de la buena suerte: él es el Señor (Hechos 9: 5, 6; Romanos 10: 9; 14: 9; Filipenses 2: 11; 1 Timoteo  6: 15; Apocalipsis 17: 14; 19: 16).

AMIGO. ¿Quién es Jesús para ti? Que tu confesión sea la misma del leproso: ¡SEÑOR!

D. DEJÓ SU SITUACIÓN Y SU SANIDAD EN LAS MANOS DE
JESÚS  A LO QUE ÉL QUISIERA (Vr. 2d)  

«…Si quieres…» : Si te parece bien, si lo deseas, si lo consideras, si lo anhelas, si es tu voluntad, si está en tus manos, en tus planes y corazón. Así lo expresó el leproso con toda seguridad, certeza, sin temores (miedo), sin complejos, sin prejuicios y sin dudarlo.

REFLEXIÓN: no tengamos miedo en dejar nuestra situación negativa y difícil en las manos de Dios, él sabe lo que hace y es nuestro seguro (1 Samuel 1: 11; Salmos 135: 6; Daniel 2: 35b; Mateo 26: 39; Marcos 14: 36; Lucas 22: 42; Santiago  4: 13 -17).

AMIGO. Cuándo la situación la tienes complicada y tornado difícil ¿a quién se la dejas? Ojala que sea al único que puede hacer algo por nosotros: sanarnos, liberarnos, transformarnos, suplirnos, etc.

E. LE ROGÓ (MARCOS 1: 40): Rogó (gr. Parakaleo): llamar cerca, invitar, invocar por imploración, exhortación o consolación, orar, presentar, suplicar, pedir, exigencia, interceder, pedir el favor.

REFLEXIÓN: cuanto se hace necesario a veces pegarle la regadita a Dios: el único que merece que le roguemos y nadie más.

AMIGO. Cuando tienes problemas, dificultades ¿a quién le ruegas? ¿A Dios, al hombre o a las imágenes? ¡Ojala que sea a Dios!

  1. 2.     LO QUE HIZO JESÚS PARA SANAR AL LEPROSO.

A. EXTENDIÓ SU MANO (Vr. 3a): Cuando el Señor nuestro Dios extendía su mano algo tenía que pasar y suceder: los enfermos eran sanados, el endemoniado quedaba libre, la tormenta se calma y mucho más.

REFLEXIÓN: que Dios siempre extienda su mano poderosa, sanadora, libertadora, proveedora, salvadora sobre todos nosotros, la familia, la iglesia, la nación, el ministerio, el hogar, el matrimonio, etc.

B. LO TOCÓ (Vr. 3b): Muy a pesar de la prohibición que había: nadie podía tocar a un leproso o viceversa (quedaba inmundo e impuro/Levítico 13: 45, 46; 5: 2). Sin embargo; Jesús lo tocó para demostrar Su poder sobre la enfermedad (el leproso fue sanó) y autoridad sobre la ley que prohibía tal contacto físico (Levítico 13: 45-59).

Cuando Dios toca suceden y cosas maravillosas y extraordinarias; milagros, sanidades, liberaciones, restitución, gozo, refrigerio, descanso, paz, se rompen las cadenas, hay avivamiento, restauración (Génesis 32: 25; 1 Reyes  19: 5 – 8; Job 2: 3 – 5; Isaías 6: 7; Mateo 8: 3, 15, 29, 30; 20: 34; Lucas 22: 51). En los tiempos de Cristo los padres les llevaban a sus hijos para que los tocara. (Lucas 18: 15).  Hay una lámpara que con medio tocarla con la yema del dedo prende inmediatamente. ¿Ahora imagínate lo que pasa, sucede cuándo Dios toca? Una estrofa de una alabanza dice: «el maestro de galilea paseando está, déjalo que te toque y recibe su bendición».

REFLEXIÓN: ¿estamos dispuestos a recibir el toque divino? ¿Nos hace falta? ¿Cuándo fue La última vez que Dios te tocó? El salmista Stanislao Marino en una de sus alabanzas a Dios decía: “Tócame, tócame que me hace falta».  Hoy día el toque no es físico sino espiritual: Dios nos toca con Su presencia, con Su Palabra, con un testimonio, con una alabanza, ministración, etc. Pero de que toca, toca y cuando toca algo tiene que pasar, suceder, acontecer y cambios tienen que producirse.

C. DECLARÓ LA PALABRA DE SANIDAD (Vr. 3c): El leproso fue sanado y limpio de su lepra por el poder de la Palabra de Jesús hijo de Dios. De hecho muchos endemoniados y enfermos fueron sanos y libres solamente Jesús declarando, soltando, confesando la Palabra (Mateo 8: 16). Vemos entonces que lo que quería el leproso que Jesús hiciera por él (sanarlo y limpiarlo de la lepra) así sucedió y así lo hizo Jesucristo cuando le dijo: «Quiero se limpio» (vr. 3c).

REFLEXIÓN: cuando Dios quiere actuar, glorificarse, sanar, hacer milagro, desatar su poder, manifestarse, hacer algo por nosotros y a nuestro favor nadie puede detenerlo ni prohibirlo ni preguntarle ¿qué haces? (Salmos 135: 6; Daniel 2: 35b; Marcos 10: 51, 52).

D. TUVO MISERICORDIA (MARCOS 1: 41): Misericordia (hb. Chesed; gr. Eleos): clemencia, compasión, ternura, fidelidad, amor intenso, buena voluntad, benevolencia, buena persona, beneficencia, una manifestación exterior de piedad (esto fue lo que lo movió a sanarlo). Muchos milagros y señales hizo Jesús precisamente movido por Su misericordia (Mateo 14: 14).

REFLEXIÓN: alabamos a Dios por su gran misericordia; uno de Sus más grandes atributos morales que tiene: respiramos, vivimos, existimos, etc. Ver tema los beneficios de la misericordia divina.

AMIGOS: aunque te hayas hundido en el fango del pecado y dado la espalda al creador Él tiene misericordia de ti.

CONCLUSIÓN: después de haber escuchado esta poderosa Palabra preguntamos: ¿es posible mover la mano de Dios a nuestro favor? ¡Hagamos nuestra parte y Él también hará la suya! Esto es cincuenta y cincuenta. Depende más de nosotros que de Dios.

AMIGO: hay una peor lepra (castigo de Dios) que la física: la lepra espiritual (pecado). De hecho a los leprosos los expulsaban del pueblo y eran aislados de la sociedad para evitar la propagación de la enfermedad; ya que era contagiosa e infecciosa de la piel y representa el pecado.

Sin embargo; hay una buena noticia para todos aquellos que por culpa del pecado están leprosos (espiritualmente): Jesucristo es el único medicamento para curar, sanar la lepra espiritual producida por el pecado. ¡Recíbele y acéptale hoy como tu único y suficiente salvador, a través de esta oración: “Señor Jesús reconozco que soy pecador, me arrepiento de todos mis pecados, te recibo como mi único salvador e inscribe mi nombre en el libro de la vida”. AMÉN  

AUTOR: PrediCantor Garys Leandro

Preparado especial y originalmente para: www.destellodesugloria.org

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