Un Pariente de Oro
Un Pariente de Oro
A medida que pasan los años, creo que vamos reconociendo en nuestras vidas a aquellas personas que nos demostraron su lealtad a través de los años, y cuando recordamos determinados hechos en los que ellos estuvieron presentes, cuánto lo valoramos. Yo por ejemplo recuerdo a mi mamá, que siempre estuvo presente en todos los momentos de mi vida, pero los que más recuerdo son aquellos, en que nacieron mis hijos. Ella siempre estuvo ahí, especialmente cuando me dijeron que probablemente no iba a nacer mi primer hijo (en este caso era una niña) recuerdo sus palabras de fe: «¡Oremos que Dios es poderoso y va a permitir que el bebé nazca!» te aseguro que momentos así, no te los olvidas más, porque eso era exactamente lo que yo necesitaba: ¡palabras de fe, de ánimo y de esperanza!
En este día te voy a compartir la historia de un tío y un sobrino, en donde vemos que ese tío también supo estar al lado de su sobrino, como si fuera su propio hijo. Sus nombres eran Abraham y Lot.
Lot, había quedado huérfano y le tocó compartir su vida con su tío Abraham, pero un día se tuvieron que separar, porque ambos tenían tantas riquezas y posesiones que el lugar en donde vivían era demasiado pequeño para los dos. Así que el tío le dijo a Lot: «elige tú primero» ¿No está toda la tierra delante de ti? «Si tú vas a la mano izquierda, yo iré hacia la derecha; pero si tú vas hacia la derecha yo iré hacia la izquierda».
O sea Lot tenía un tío espectacular, un hombre buenísimo, que lo estimaba de verdad. La actitud de Abraham fue no sólo desinteresada y pacífica sino también generosa y condescendiente.
La cuestión es que Lot eligió el lugar más bello, sin dudarlo se «quedó con lo mejor», ese lugar era de una vegetación abundante, mientras que el tío se fue hacia otra ciudad, no tan prometedora. Ahora, a la vista, el lugar que Lot eligió era realmente hermoso y así «fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma».
Lot representa a la gente inmadura, se le pegó a Abraham, pero no para capturar la mentalidad de Abraham y lograr lo que Abraham tenía, sino para disfrutar de las bendiciones de Abraham
Sodoma era un lugar de perversión, allí la gente vivía como se le antojaba, no había ninguna clase de respeto por la vida. Una vez instalado allí, sucedió un imprevisto. Unos reyes atacaron al rey de Sodoma tomando toda la riqueza de la ciudad, sus provisiones y también tomaron a Lot y sus bienes. Lot en vez de capturar la mentalidad de Abraham, le dice que se va a separar de él y se va para el otro lado con sus ovejas y entonces termina secuestrado.
Pronto la mala noticia llegó a los oídos de su tío Abraham, quien reaccionó rápidamente y fue en su rescate, dice la historia que «armó a sus criados» o sea tomó a la gente más confiable que tenía para esta noble misión y pudo rescatar a su sobrino y recobró todos sus bienes, a las mujeres y demás gente.
Esto realmente es «jugarse por alguien», ya que Abraham arriesgó su vida por la de su sobrino. Abraham lo fue a recuperar, porque le quiso dar una nueva oportunidad.
Pero les quiero contar algo más, eso no fue todo lo que hizo el tío Abraham, ¡hay más!
Como les mencioné Sodoma era una ciudad corrompida, por lo cual Dios la iba a destruir, estaba completamente determinado a hacerlo. Pero hay un detalle, dice la Biblia que Dios era Amigo de Abraham y se dijo a sí mismo: «¿encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer?», o sea Dios le contó a Abraham que iba a destruir la ciudad, Abraham se entristeció por esa noticia, pues allí vivía su sobrino, al cual amaba y entonces muy decidido intercedió por Lot y le preguntó por seis veces a Dios, si él consideraría no destruir la ciudad si se hallara gente justa allí, a lo que Dios le respondió que por supuesto no lo haría, si hallara aunque sea, a diez personas justas allí.
Sólo alguien que Ama Mucho puede hacer lo que hizo Abraham. Lo crió prácticamente a su sobrino, lo ayudó a enriquecerse, le dio a elegir el lugar que quisiera para vivir, lo rescató cuando estuvo prisionero y ahora, está Intercediendo ante Dios por él, esto es lo que llamo: UN PARIENTE DE ORO, como dice ese refrán: «QUE VALE LO QUE PESA«.
El único mandamiento con promesa es: «honra a tu padre y a tu madre», porque así tendremos una larga vida sobre la tierra, y quizás hay muchos como en el caso de Lot, que no tuvo papá y mamá que lo criasen, pero tuvieron a alguien que se ocupó de ustedes y que les hicieron más fácil el paso por esta vida.
Me gustaría reconocer en este momento a aquellas personas, sean parientes, amigos, mentores etc. que hicieron un aporte a nuestra vida. Piensa en alguno de ellos; seguramente existió alguien así que estuvo cerca en aquellos momentos “en que todo era oscuro para ti”. Y si aún vive, te sugiero que lo llames o le escribas y lo bendigas.
Cuando reconocemos en nuestras vidas a las personas que en algún momento nos lideraron, nos enseñaron o como en el caso de Abraham «se jugaron» por nosotros, ¡bendigámoslos dándoles la honra que se merecen! Alguna vez alguien hizo algo por ti, ahora te toca a ti, hacer algo por otros.
Esta anécdota nos ilustra la importancia de nuestras acciones al pasar por esta vida:
Un hijo y su padre estaban caminando por las montañas
De repente el hijo cayó, se lastimó y gritó: ¡Cha!
Para su sorpresa, oyó una voz repitiendo en algún lugar de la montaña: ¡cha!
Con curiosidad el niño grito: “¿quién eres tú?”
Recibió la respuesta: “¿quién eres tú?”
Enojado con la contestación respondió: ¡cobarde!
Le contesto la montaña: ¡cobarde!
Miró a su padre y le preguntó: ¿qué sucede papá?
El padre sonrío y dijo: » hijo mío, presta atención».
Y entonces el padre miró a la montaña: ¡te admiro!
La voz respondió: ¡te admiro!
De nuevo el hombre grito: ¡eres un campeón!
La voz contestó: ¡eres un campeón!
El niño estaba asombrado, pero no entendía.
Luego el padre explicó:
«la gente lo llama eco, pero en realidad es la vida misma».
Te devuelve todo lo que dices o haces.
Nuestra vida es simplemente el reflejo de nuestras acciones.
Si deseas más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor.
La vida te devolverá exactamente aquello que tú le has hecho.
Tu vida no es una coincidencia, es un reflejo de ti.
Autora: Silvia Truffa
Escrito para www.destellodesugloria.org