¿Decepcionados de Dios?
¿Decepcionados de Dios?
Que fácil es decepcionarnos de Dios, y es que se nos hace tan fácil porque utilizamos cualquier excusa para sentirnos: “decepcionados de Dios”.
Basta con poner una petición “imposible” delante de Él y esperar a que no nos responda para luego decir: “Confié en ti, pero me decepcionaste”, y todo porque la petición no fue contestada o lo fue, pero no de la forma en la que queríamos.
Hoy reflexionaba sobre lo fácil que es decepcionarnos de Dios, lo fácil que se nos hace hacernos la víctima, como que, si Dios estuviera obligado a responder todo lo que pedimos, porque si no lo hace, dejaría de ser Dios, vaya argumento, pareciera que nuestra fe es como un barco de papel que navega a la derriba allá por donde el viento lo lleva hasta hundirlo.
Reflexionando en esto me hacia la pregunta: ¿Cuántas veces hemos decepcionado nosotros a Dios?
Y es que es muy fácil echarle toda la culpa de las peticiones no contestadas a Dios, pero alguna vez te has puesto a pensar: ¿Qué tanto esfuerzo hago yo por no decepcionar a Dios?
Obviamente hay una gran diferencia en la forma de cómo reacciona Dios ante nuestras acciones que deberían decepcionarlo y la forma de cómo reaccionamos nosotros cuando decimos sentirnos “decepcionados por Dios”.
Nuestra reacción es sencilla: Nos alejamos de Dios, intentamos dejar de creer en el (Lo cual será imposible, porque una vez creíste en Él, jamás lo olvidarás), nos volvemos rebeldes ante Él con la excusa que no hizo lo que le pedimos, tal cual hijo caprichoso que al ver que su padre no cumple sus deseos hace toda clase de berrinche.
La reacción de Dios ante nuestras acciones que deberían decepcionarlo: Extender su mano para levantarnos, perdonarnos y darnos una nueva oportunidad. Seguirnos amando a pesar de nuestros errores o como lo dice la Biblia: Permanecer fiel, ante nuestras infidelidades. (“Si somos infieles, él permanece fiel, pues él no puede negar quién es” 2 Timoteo 2:13 Nueva Traducción Viviente (NTV))
No podemos vivir como cual niño caprichoso amenazando a Dios de sentirnos decepcionados de Él si no cumple nuestros deseos al pie de la letra. ¿Qué tal si Dios tiene escrito otro final al que le pedimos?, ¿Vamos a enojarnos por eso?, ¿Vamos a dejar de creer en Él?, desde el momento que ponemos en tela de juicio su existencia o su poder, desde ese momento ya estamos decepcionándolo nosotros a Él, porque Dios no necesita que lo amenaces para poder cumplirte una petición, y aunque lo hicieras no la responderá por eso, sino porque nos ama y sino la responde es porque las cosas tenían que pasar de esa forma y no porque Él no haya querido o no haya podido.
Debemos comenzar a entender que todo lo que recibimos de Dios es por pura GRACIA, es decir: un regalo inmerecido, algo que ninguno de nosotros ha hecho mérito alguno para merecerlo. El simple hecho de que hoy respiremos ya nos hace dichosos y bienaventurados, por lo tanto, no nos corresponde amenazar a Dios de sentirnos decepcionados si no hace esto o aquello, sino más bien agradecerlo por lo que Él quiera hacer en nuestra vida
Hoy te invito a pedirle perdón a Dios por todas aquellas veces que quisiste manipular a Dios esperando que Él te contestara una petición Hoy te invito a pedirle perdón por las veces que actuaste como un niño caprichoso porque la respuesta que recibiste de Él no fue la que querías Hoy te invito a reconocer tu dependencia a Él y la gratitud que existe en tu corazón por TODO lo que hasta este día ha hecho en tu vida.
Señor, perdónanos por las veces que no estuvimos de acuerdo con tu actuar, perdónanos por nuestra mente finita que no alcanza a comprender muchas veces tu voluntad, perdónanos por la rebeldía que mostramos ante tus actos, pero sobre todo ayúdanos a ser cada día más humildes para someternos a tu voluntad y para que tu propósito perfecto se cumpla en nuestras vidas.
Hoy queremos renovar nuestra mente ante tus actos, queremos aceptar tus designios, pero sobre todo queremos que aumentes nuestra fe, para que no dependa de una respuesta, sino que confíe en tu santo propósito que es perfecto siempre en la vida de aquellos que te creen independientemente de las formas en que quieras llevarlo a cabo.
¡Ayúdanos a creer en tu propósito divino sin titubear!
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu fiel dentro de mí.”
Salmos 51:10 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Escrito por Enrique Monterroza
Escrito originalmente para www.destellodesugloria.org
Autorizado para publicarse simultáneamente en: www.devocionaldiario.com – www.enriquemonterroza.com y https://reflexionesydevocionales.blogspot.com