Deseo que Dios me cambie a pesar de todo
DESEO QUE DIOS ME CAMBIE A PESAR DE TODO
Desde que me estoy relacionando con Jesucristo, he podido entender cuántas cosas he dejado atrás porque su mano poderosa me ha tocado con su gracia y su infinita misericordia, cada vez me sorprendo de todo lo que ha hecho en mí y cómo me ha cambiado; sin embargo, también puedo ver cuántas cosas más necesito que cambie en mí. Soy tan imperfecta, tengo tantas debilidades, pero saben qué, mis debilidades no son más grandes que el deseo que tengo de que Dios me cambie, de que tome mi corazón, lo limpie y lo purifique y me dé uno nuevo conforme al suyo. ¿Se imaginan ustedes con un corazón igual al de Jesús? ¡Wooooooo! ¡Debe ser maravilloso! Aunque no me cabe la menor duda de que también es un proceso doloroso.
Imagínense una quemadura en el cuerpo, cuántas veces la limpian y la purifican para quitar la piel muerta o el ungüento hasta que la herida sane y la nueva piel pueda empezar a surgir. Asimismo es nuestro corazón en las manos de Dios, Él tiene que limpiarlo y purificarlo, quitar todo lo malo que hay en él, sanarlo y una vez sano llenarlo de la paz y el alivio que Él puede darnos; no obstante, la sanidad implica que las heridas se lastimen y esto causa mucho dolor. Al igual que en el caso de la quemadura, la limpieza y la purificación de nuestro corazón causa también dolencia, pero también es cierto que este malestar no supera la recompensa que tenemos de parte de Dios, pues mayor es nuestro crecimiento y semejanza en Jesucristo cuando decidimos dejarnos cambiar por Él.
No importa lo que me tenga que doler, yo deseo que Dios me cambie a pesar de todo, quiero ser como Jesús, quiero cambiar lo malo que tengo por lo bueno que Él tiene para ofrecerme; no deseo vivir para mí, deseo vivir para Él y para poder lograrlo tengo que ser transformada por su poder, pues sólo Él tiene la autoridad y la capacidad de hacer de mí lo que Él quiere que yo sea, en mis fuerzas nunca podré cambiar.
Te invito a que reflexiones y revises tu corazón, si hay algo con lo que ya no quieres cargar o algo en ti que no te gusta, dile al Señor que lo cambie a pesar de todo, a pesar del proceso que tengas que experimentar. Te reto a que le entregues tu vida y confíes en su mano poderosa, déjalo obrar en ti, deja que te cambie y haga de ti quien realmente debes ser.
Yo decidí asumir el reto, estoy a la merced de Jesucristo, Él hace como quiere conmigo y tal vez muchos a mi alrededor no entienden lo que me está sucediendo, incluso ni yo misma muchas veces lo comprendo; pero lo importante es que Él si sabe lo que está ocurriendo, Él tiene el control de todo y pase lo que pase estoy segura de que es por mi bien, así me duela el proceso que tenga que atravesar.
Confío en sus promesas, su palabra es el aliciente que necesito para resistir el dolor y abandonarme confiada en sus manos en los momentos más difíciles de mi proceso de transformación. “Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa”. Isaías 41:10 (Nueva Versión Internacional).
¡No importa lo que tengas que pasar, vale la pena cambiar en las manos de Dios, vale la pena ser moldeados conforme a la imagen de Jesucristo!
Autora: Marisela Ocampo Otálvaro
Escrito para www.destellodesugloria.org