Reflexión: No codiciarás

Un Destellito En Las Manos De Dios

no codiciarasLos Diez Mandamientos son la base de toda la Ley. El pueblo escogido, después de haber sido testigo de la grandeza de Dios Creador, antes, durante, y después del Éxodo, debía estar bajo un gobierno teocrático, señala Destellito. La Ley era el instrumento adecuado por el cual se podía medir la fidelidad del pueblo, y tal fidelidad demostraría el amor al Señor. Para aquellos que cumplían la Ley, era causa de gozo para unos, y una carga para otros. Distinta cosa es hacer la voluntad del Señor estando apegados a la letra de la Ley, a cumplirla porque el corazón está repleto de amor por Él.

Después de esto, Destellito, quiso compartir una historia que refleja claramente cuando la Codicia, uno de los Diez Mandamientos, toma posesión de la vida de una persona.

Nabot, era propietario de una hermosa y fructífera viña, y esta se encontraba al lado del palacio del rey. En un punto de su vida, el rey empezó a mirarla con atención, pensando que perfectamente podía ser una más de sus posesiones. Ofrece a Nabot, cambiarla por otra viña más perfecta, según su parecer, y en caso contrario, le hace una oferta en dinero. Ni lo uno ni lo otro. Entonces el rey se puso muy triste, y se acostó con el rostro vuelto a la pared, imaginando, que nunca la viña de su vecino sería suya. La madre del rey, que era muy mala, mediante artimañas logró que Nabot muriera apedreado, por acusaciones de dos testigos falsos. Avisado, el rey se dispuso a tomar posesión de aquella viña que tanto había anhelado.

No Codiciarás

Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia, la cual quita la vida de sus poseedores. Proverbios 1:19.

Codicia, se define como “ansiar, desear vehementemente una cosa”. A tal grado llega este pecado, que la persona que lo posee llega a caer en depresión, se aísla, y se pone triste, al darse cuenta que no le es posible tener el bien del otro, sin importar su valor, pudiendo ser una cosa cara o barata. Así le sucedió al rey de la historia, revela claramente que vivió días muy amargos a causa de la viña que no era suya, codiciaba los bienes de otro. El hijo y la hija de Dios, saben que Él es proveedor de las cosas, y que es bueno alegrarse por el pan necesario. La felicidad no depende de cuantas cosas quisiera tener, sino que regocijarse por lo que el Señor le ha dado, y que será siempre suficiente, expresó Destellito.-

Autor: Oscar Olivares Dondero

Escrito para www.destellodesugloria.org

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