¿Vivirán esos huesos?
¿Vivirán esos huesos?
“Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes”
Ezequiel 37:3
Si leemos el pasaje que se encuentra en Ezequiel 37:1 – 10, vemos que Ezequiel fue llamado a ser profeta entre el pueblo de Dios cuando todas las cosas habían fracasado (ver en capítulos 2 y 3 su llamamiento). La condición del pueblo en Jerusalén era de pecado extremo (ver capítulo 8).
En el templo se cometían toda clase de idolatrías: adoración secreta a los animales, culto a Tamuz (ídolo babilónico al que se le rendía culto en medio de orgías desenfrenadas con toda clase de excesos inmorales) y adoración al sol. El capítulo 22 relata a detalle los pecados de Jerusalén.
Por tanto, el mensaje de Dios a través de Ezequiel tenía que ver con la “RESURRECCIÓN”:
- El exilio sería una muerte a todo lo que habían sido, incluyendo su orgullo
- Dios resucitaría un pueblo nuevo (Ez. 36:26 – 28)
El Señor le da la VISIÓN DEL VALLE DE LOS HUESOS SECOS:
1º Le hizo caminar entre ellos
2º Los huesos estaban dispersos y secos en gran manera
3º Le pregunta: ¿vivirán estos huesos?
4º Responde: “Tú sabes”
5º Se le ordena que profetice a los huesos
6º Los huesos comienzan a reunirse; crecen tendones, carne y piel en ellos y quedó un valle de cadáveres
7º Ezequiel ordena al Espíritu que sople sobre los muertos y VOLVIERON a la vida
8º A partir del v. 11 al 14 encontramos la explicación de la visión
El mensaje en aquel entonces y hoy en día es: ¡RECONOCE LOS HUESOS SECOS!:
- Podemos estar espiritualmente muertos, aunque físicamente existamos
- Cuando nuestra fe se reduce a ritos y fingimiento, nuestros huesos se secan
- Comenzamos a secarnos y a morir cuando algunas cosas estorban nuestra relación con Dios, en especial el orgullo
Podemos hacer que lo seco en nosotros cobre vida tan sólo reconociendo los huesos secos y profetizando la vida de Jesucristo en nosotros. No olvidemos que Dios es un Dios de oportunidades y que Él se complace en perdonar y ser misericordioso.
¿Vivirán esos huesos? ¡Sí, Señor, vivirán!
Autora: Alma Delia Ponce
Escrito para www.destellodesugloria.org