Reflexión: Viajando a New York
Un Destellito En Las Manos De Dios
Cierto pasajero, se dispuso a abordar un avión que lo llevaría a Nueva York, y mientras hacía los trámites correspondientes, reparó en un niño que hacía lo mismo, presentó sus boletos, encargó su equipaje, y camino hacia la manga que le permitiría ingresar al avión, verificó su asiento y se ubicó exactamente al lado del pasajero adulto. En el trayecto, debieron soportar algunas turbulencias que puso a prueba el temple de los que estaban a bordo, mientras que el niño se mostraba muy relajado, sin mostrar ninguna señal de nerviosismo. Su acompañante le preguntó, — ¿No te da miedo que el avión tenga tan fuertes turbulencias?, —No, respondió el niño. —Y eso, ¿por qué?, ¿viajas mucho? —No, lo que sucede es que el piloto es mi padre, contestó.
Viajando a New York
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos días, hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28:19,20.
La seguridad del niño estaba fundada en que su padre pilotaba el avión. Cristo Jesús dijo que en medio de todas las actividades propias del Reino, estaría con los hijos y las hijas de Dios Creador, todos los días hasta el fin del mundo. Esta promesa es relevante y debe ser creída y hecha realidad. La convicción de la presencia de Dios en la persona debe ser evidenciada. El niño, aunque no tenía a su padre sentado a su lado, se sentía a salvo porque sabía que su padre estaba en la cabina. Habrá momentos en que al parecer el Señor no está cuando se presentan las turbulencia de la vida, y es allí cuando debe aparecer la actitud del niño, aunque el avión se sacudía fuerte, él estaba sereno porque sabía que no estaba solo. Usted tampoco lo está, dijo enfático Destellito; Dios Todopoderoso está ahí con usted. No lo ve, pero está. El niño no veía a su papá, pero sabía que estaba con él, dijo finalmente Destellito.
Autor: Oscar Olivares Dondero
Escrito para: www.destellodesugloria.org