Él llama… ¿Tú que respondes?
EL LLAMA… ¿TÚ QUE RESPONDES?
Escrito por Lilo de Sierra
“No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre”.
(Juan 15:16-18 NVI)
Cuando el Señor llama a alguien a su servicio, lo hace confiando en que éste acudirá rápidamente a cumplir la tarea que se le ha encomendado de una manera diligente y sin escatimar ningún tipo de esfuerzo. Sin embargo, nosotros mismos ponemos piedras en el camino y nos excusamos en nuestra falta de conocimiento, de tiempo, de dinero y de muchas cosas más, para no hacerlo y dejar de lado su mandato para actuar con orgullo e independencia como si realmente pudiéramos vivir sin su presencia en nuestras vidas.
Añoramos un mejor futuro y esperamos recibir abundantes bendiciones sin esforzarnos en dar el todo por el todo para hacer brillar su nombre y cuando decidimos hacerlo, a veces lo hacemos por las motivaciones equivocadas, buscamos el reconocimiento del mundo, la fama efímera y temporal que te ofrece aplausos a cambio de lucir tus dones y talentos, cuando en realidad es Él quién debe brillar a través de ti.
No te equivoques; te ama, te perdona, te observa cuidadosamente y no deja nada al azar. Jactarse es en vano, porque sus propósitos ya han sido marcados, escritos y planeados con su determinación y gracia. Busca ser uno sólo contigo, no tu sombra ni una extensión de tu yo carnal. Evita ser uno con Él y otro con el mundo, porque Él reina aquí y allá, dueño es de todo lo que existe y aun aquel que dice haber ganado vanagloriándose por sus victorias, es derrotado a causa de su arrogancia y vanidad.
Si, iniciamos un largo viaje sin regreso; camino pedregoso y ruta extrema que requiere de valor y de coraje. No es fácil decir “sí” a sus demandas, pero tampoco es posible dar la espalda y ser feliz. Es requerida tu valentía para arriesgarte a ganar sin tener la certeza de que así será; es necesaria tu destreza, para discernir, para corregir y para identificar la mejor estrategia para lograr tus objetivos; es un llamado intenso a conocer la gloria en las manos correctas, es importante alcanzar la victoria con la visión acertada de obtener la ganancia eterna de un alma limpia, de una coraza fuerte y una mente renovada en Cristo; una visión enfocada en la verdad, en lo real y lo auténtico.
Contarás con muchos contradictores, harán oposición con sus palabras llenas de envidia, de críticas sin sentido, te señalarán y te acusarán de cometer errores aun cuando tus argumentos sean sólidos, buscarán avergonzarte y que te desanimes abandonando tu camino hacia la excelencia espiritual; pero deberás poner tus prioridades en orden, sacudirte lo que no te edifica y dar ese salto de fe, en el que tus intereses ya no son tuyos sino que le pertenecen a ese ser que se perfecciona en tu debilidad y hace de lo despreciable del mundo algo digno de admiración.
Tener miedo no es una opción; comportarte como el más vil de los cobardes, haciendo oídos sordos a lo que el Señor te ha dicho con vehemencia y claridad es fácil, pero convertirte en el más valiente de sus hijos capaz de exaltar su nombre en cualquier lugar en el que te encuentres es el reto a superar; de ti depende, así siempre ha sido, desde el principio, desde el instante aquel que fuiste persuadido a incumplir tus votos, el momento aquel en el que cediste a las ofertas vanas del mundo a tu alrededor, para dejar de lado tu llamado, tu propósito, tu paraíso y tu tierra prometida; eres tú el responsable del camino pedregoso que hoy pisas, eres tú, quien aún no alcanza a vislumbrar la cantidad de bendiciones que te han pasado por el frente pero que has dejado pasar por estar distraído en aquello que no te conviene…eres tú, solo tú…¿Por qué culpas a Dios?
“Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor.”
(Colosenses 3:23-24 NVI)
Escrito para www.destellodesugloria.org