Dolor sordo

Dolor sordo

dolor sordoHace pocos días atrás un extraño dolor apareció en mi cuerpo, no podía definirlo con palabras ni localizarlo en una sola zona de mi cuerpo, era indescriptible su forma y su intensidad, lo único que sabía era que tenía ganas de estar en cama y dormir hasta el otro día esperando despertar y sentirme mucho mejor. Me explicaban que ese tipo de dolores recibe el nombre de “dolor sordo”, como por ejemplo, el dolor que produce un ataque cardiaco, es indescriptible y no abarca una parte específica del cuerpo, por lo mismo cuesta tanto describirlo  o localizarlo, cuando se manifiesta totalmente el ataque podemos saber que de eso se trataba.

Tal parece ser que estos dolores sordos que aparecen en nuestro cuerpo también podrían aparecer en nuestra alma, y también podrían ser “sordos” porque invaden gran parte de nuestro pensamiento causándonos preocupación e incomodidad, pero sin poder llegar al origen de éstos, y sin poder identificar específicamente de qué se tratan. No sé si alguna vez has escuchado o tú mismo has dicho “algo me pasa pero no sé qué es” o “me siento triste pero no sé por qué”, bueno, estas preguntas darían cuenta de dolores emocionales sordos: su origen no lo identificamos y sentimos que afecta muchas áreas de nuestra vida.

Si nos ponemos a revisar la historia bíblica y a pensar en personajes que hayan tenido dolores emocionales sordos nos podemos encontrar con varios, una de ella es la mujer del flujo de sangre, o la mujer samaritana con la que Jesús conversó en el pozo, existía un dolor en ella, que Jesús entendió como “sed” y le ofreció el agua viva, lo que necesitaba. Nosotros, al igual que estas mujeres, podemos tener dolores emocionales sordos que aparecen en determinados momentos, no sabemos su origen y tampoco los podemos definir, sólo los sentimos, nos incomodan y no nos gusta que estén allí, pero como no sabemos bien de qué se tratan…tampoco podemos resolverlos.

A psicoterapia la mayoría de las personas que llegan a consultar lo hacen por estos dolores sordos que aparecen en su vida, pero nosotros tenemos al mejor psicoterapeuta de todos, Él conoce, es más, Él escucha estos dolores sordos y presta atención para ayudarnos a superarlos y a erradicarlos de nuestra vida. La próxima vez que uno de estos desagradables visitantes llegue a tu vida, pídele a Dios ayuda para lograr superarlo y dejarlo atrás, para que no vuelva a aparecer y logres ir acercándote a la vida plena que tienes en Cristo.

Autora: Poly Toro

Escrito para www.destellodesugloria.org

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