Cuida lo que dices
Cuida lo que dices
¨El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón saca el bien, Pero el que es malo, de la maldad saca el mal. Pero yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado.¨
Mateo 12:35-36 (Nueva Versión Internacional)
Podemos expresar nuestros sentimientos o emociones de muchas maneras, pero una de las cosas que más efectuamos es la palabra, de hecho cuando Dios creó el mundo y todo lo que existe, solamente tuvo que DECIR (Génesis 1:3), el habló y todo fue hecho, así queda una vez más demostrado el poder que tiene la palabra.
A veces decimos cosas sin pensar, se nos salen palabras negativas, de atadura para otras personas y que aparentemente no causan ninguna relevancia, pero lo que no notamos es que en el fondo de nuestro corazón se van anidando esas palabras y nos llenan de dolor, amargura, resentimiento.
Llegamos con tanta alegría donde alguien a contarle nuestras aspiraciones o lo bien que nos están saliendo las cosas y lo único que hacen es querer dañar nuestros sueños, tratar de opacar nuestra fe; Es más hasta nuestra propia familia nos dice palabras que cambian nuestra manera de pensar y lo malo es que se nos facilita y nos afecta más creer las cosas negativas que dicen de nosotros, que creer las cosas maravillosas que somos en Dios, porque si El nos da una palabra, una promesa, puede que la creamos pero a medias, un día creemos y nos animamos, pero al día siguiente ya no tiene el mismo efecto positivo, nos es más fácil dudar.
Dejamos que las palabras de los demás nos amarren, nos amarguen la vida, cualquier cosa que nos dicen nos entristece, nos desploma, nos desanima, nos aflige y lo peor de todo es que esas palabras son mentiras, engaños que el enemigo nos quiere hacer creer.
Las palabras duelen depende de quién las diga, pero hay veces que nos duelen lo que dice cualquier persona que no nos conoce realmente, aunque también suele suceder que las personas que más nos importan y que mas queremos nos dicen cosas que lastiman.
Anteriormente el hombre valía por su palabra, se hacían tratos sin firmar documentos porque se suponía que lo que esa persona decía lo cumplía, eran los famosos ¨hombres de palabras¨, de los cuales en la sociedad quedan muy pocos.
Trata en lo posible de cuidar cada palabra que digas y también la manera en como las dices, no aceptes, rechaza, cancela en el nombre de Jesús cualquier palabra de maldición, o de atadura que te lancen, échalas por tierra, porque hay uno más grande que todos, ese es Dios, y tienes que creer en lo que Él ha dicho que tu eres, no lo que la gente dice que eres.
Tú y yo somos hijos de Dios, somos linaje escogido, pero tampoco podemos destruir la moral de nuestro prójimo, hablando mal, juzgando, criticando, el Señor nos ha mandado a que declaremos palabra de bendición, de gozo, esperanza hacia los demás.
¨Una hermana que hizo mucho daño a la reputación de cierto hermano con sus chismes. Cuando él le exhortó, ella se arrepintió y dijo que ella haría todo lo posible por corregir el daño hecho. Entonces el hermano tomó una almohada de plumas, la abrió y soltó las plumas en el viento y pidió que la hermana las recogiera. Así son “plumas” envenenadas de los chismes que se lanzan al aire.¨ WL Oliphant.
La palabra tiene poder, de ti depende si ese poder lo ejerces para bien o para mal.
¨Las palabras que digas te absolverán o te condenarán¨
Mateo 12:37 (Nueva traducción viviente)
Autora: Jessica Terán
Escrito para: www.destellodesugloria.org