¿Dónde está tu eje?
¿Dónde está tu eje?
“He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y mi manojo se levantaba y estaba derecho, y vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío. He aquí que he soñado otro sueño: el sol y la luna y once estrellas se inclinaban ante mí.”
Hay dos tipos de personas: los que sueñan y los que odian a los que sueñan.
José ante Faraón era el número 2 pero como manejaba la comida era el número 1. El don te lleva a la cima (el don de José era interpretar sueños) pero es el carácter el que te mantiene allí.
José era quien le iba a cumplir el sueño a Dios, porque estaba bien conectado; aunque ninguno de su familia creyó en él, se iba a convertir en la persona más importante de uno de los imperios más grandes del mundo.
Todo iba a girar en derredor de las decisiones que él tomara.
Para vivir una vida fructífera debemos pensar a quién vamos a poner en el eje cada día. ¿Qué significa esto? Tiene que ver con las cosas o personas que ocupan el centro de tu vida. Por ejemplo: José por causa de sus sueños fue vendido por sus hermanos; en Egipto cayó preso injustamente, y allí en la cárcel le interpreta el sueño al copero, ahora el eje de la vida de José es el copero, a quien le pidió que le hablase de él a Faraón; pero el copero se olvidó del asunto.
Dicen los rabinos que un preso que salió de la cárcel nunca le va a pedir algo al rey por un desconocido, por alguien que interpretó un sueño; pero pasado un tiempo Faraón soñó con las vacas y con las espigas.
Fijémonos que interesante es esto, porque si a José lo soltaban rápido iba a ser un ex delincuente, iba a estar marcado; pero pasaron dos años, y se produce el encuentro entre José y Faraón, porque ningún adivino de todo su imperio le podía interpretar su sueño, o sea José no fue una opción más, FUE LA ÚNICA OPCIÓN QUE FARAÓN TENÍA, entonces Faraón le dice: “soñé con las vacas y con las espigas y me dijeron que tú me vas a poder ayudar” pero José le dijo:
Faraón: “Dios será tu eje y él nos dirá cómo interpretarlo”.
Dios es nuestro eje, si lo ponemos a él, en el centro vamos a ser verdaderamente felices, se soltarán cosas inimaginables en nuestra vida; porque ya él dispuso de alguien muy especial para bendecirnos.
José tuvo que pasar por un proceso para ser formado (13 años). Para Dios las bendiciones no son ningún problema, él te las da y listo, pero él quiere que formes un carácter.
El primer lugar donde Dios se encuentra contigo es en el pozo
Cuando morís a la gente, allí te desilusionas, la gente que pensabas que te iba a ayudar no te ayuda; la que te tenía que cuidar no está. Es el lugar donde ya no esperas nada de nadie. La gente te puso un precio, por eso preguntabas: ¿qué te parece, cómo lo hice? Y ahí te menospreciaron.
Si pusiste en el eje de tu vida a la gente que te rodea, entonces te esperan grandes desilusiones.
El segundo lugar de encuentro es en una casa
Lo compraron a José como esclavo y estaba en lo de Potifar, oficial de Faraón; allí todo prosperaba “José era el muchacho de la suerte”; el dueño no se preocupaba de nada, porque la presencia de un hijo de Dios, traía prosperidad a la casa.
Dios te lleva a la casa de la abundancia y todo lo que toques se va a multiplicar.
En la casa iba a aprender a tener integridad, pues allí José podía robarse algo, en la casa hay belleza; Dios va a probar tu integridad sexual. La esposa de Potifar lo tentó, pero José dijo “no voy a pecar contra mi Dios”; para la mujer “era un gustito más que se daba”, pero a veces no hacemos mal por causa de la moral, por la cultura, decimos: “en mi familia esto está mal” o “para la sociedad está mal”; o el mal legal: “no lo hago porque si no voy preso”.
Pero José veía “el mal espiritual”, él dijo: “tengo un pacto con Dios”.
Por eso: “Si salgo íntegro con Dios ¡voy a terminar en el palacio!”.
Tercer lugar de encuentro es en la cárcel
Potifar podía haberlo hecho matar a José, pero no lo hizo porque en el fondo dudó de su esposa. La cárcel representa: las injusticias (porque se mantuvo en integridad de carácter) cuando no puedes moverte. Es allí donde Dios va a formar tu humildad, vas a crecer aprendiendo.
El destino de José fue el palacio. Le cambiaron el nombre, “Safnat Panea” significa: profeta, intérprete, vidente, sabio, redentor. El que sabe lo que otro no sabe.
José pasó a ser el dueño del pozo, de la casa de Potifar y de la cárcel. Por eso; todo lo que te gobernó va a terminar debajo de tus pies, y para los momentos de escasez, tienes que tener la Palabra guardada en tu corazón, que es la que te va a dar de comer a ti y a las multitudes.
Si tu eje es el Señor, los que te odiaban te van a ver tan cambiado, que no te van a poder reconocer, y podrás ver con tus ojos que los que te tiraron al pozo siguen igual. ¡El precio que no te dieron antes, te lo van a volver a dar, por el verdadero valor que tienes ahora!
Autora: Silvia Truffa
Escrito para www.destellodesugloria.org