¿Por qué te cuesta delegar?

¿Por qué te cuesta delegar?

question 2342483998A Moisés Dios lo envía para ser gobernante y libertador, y de pronto está juzgando entre conflictos del pueblo, se puso como juez, pero no era su llamado. Desde la mañana hasta la noche hacía esa tarea.

 Pero el suegro le hizo ver su error, quizás estés haciendo cosas que no tienen  nada que ver con tu llamado. El suegro le dijo: «enseña» y les enseñó a todos y luego se fijó quienes lo hacían bien, quienes lo captaron y a esas personas las nombró para que hicieran su tarea y él siguió conquistando.

Los tiempos han cambiado, la mayoría de las mujeres salen a trabajar igual que los hombres, pero al llegar a casa se encuentran con que la jornada no ha terminado. Esta dinámica, nos tiene agotadas y en permanente conflicto con todo lo que tiene que ver con los asuntos domésticos. Pero no tiene por qué ser así.

El trabajo de la casa debe ser equitativo y razonablemente repartido entre todos los miembros que la habitan. Y mientras no haya otras alternativas, hay que aprender a delegar.

Tenemos que generar el deseo en el otro.

Decimos: “cuando pido algo todos se borran” ¿Sabes por qué no lo hace? porque hasta ahora lo hiciste siempre tú, entonces no generas el deseo en el otro. Genera espacio, no ocupes más ese espacio, porque si no, el otro no avanza. Decimos: «Si yo no lo voy a buscar al trabajo, no salimos nunca» eso sucede porque vas siempre tú, no lo vayas a buscar siempre tú, genérale el deseo. Cuando le pidas algo para hacer: no le digas «deja, lo hago yo». Déjale el espacio para que lo haga cuando quiera y como quiera. Si te trae un ramo de flores, no le digas: «estás gastando la plata», sino disfrútalo.

Cuando haces todo sola, estás cansada y por eso te quejas. Esa mujer que no delega se enferma y recién ahí se da el permiso para no trabajar. ¿Por qué no se da el permiso antes?, tienes que aprender a cuidarte, a reconocer los momentos de cansancio. Si tu cuerpo no da, date el descanso, y las tareas que las hagan los demás y que lo hagan a su manera, déjalos que se equivoquen (pero a veces tienes ganas que se equivoquen para hacerlo tú) enséñales y si se  equivocan los felicitas igual por el paso que dieron. ¡Hazlos responsable de algo!

Puedes decir: “Soy ordenada”, pero eso no quiere decir que seas independiente porque “eres la única que sabe hacer las cosas”, no vas a poder seguir creciendo, porque tu cuerpo te pone un límite y no avanzas en la vida. Otras no tienen tanta capacidad y avanzan; pero las que no avanzan es porque hacen todo solas. Los demás toman más territorio, pero ella por ser perfeccionista se queda estancada,

tienes que aprender a delegar

¿Cómo puedo aprender a delegar?

Tenemos que cambiar la mentalidad. El cambio tiene una cierta expectativa pero generalmente lo rechazamos. Dios siempre va a traer a tu vida cambios favorables. Nuestra mente se maneja con la fórmula: “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Y todo cambio nos resulta incòmodo.

O sea que la gran lucha de nuestra mente es entre ser un odre viejo o un odre nuevo. Esa es la gran lucha; esa es la pelea interna que tenemos en la mente. ¿Pienso como antes o pienso de una manera nueva? ¿Cómo hago para pensar de una manera nueva? ¿Cómo hago para vivir mi vida, para tener pensamientos distintos a los que he tenido? ¿Cómo hago para confiarle a otras personas, tareas que hasta ahora siempre las he hecho yo sola?

¿Qué es pensar como un odre viejo? Es defender viejos esquemas de pensamiento; “Bueno, siempre actué así”, “siempre lo hice de esta manera”. “A mí siempre esto que hice me dio resultado”.Eso es ser un odre viejo, es no querer aprender nada nuevo.

La humildad es una actitud de aprendizaje

“A todos los que tengan actitud de aprendizaje yo les daré el éxito; pero los que no la tengan o sean orgullosos, los quebrantaré, dijo Jesús”. Dios mira de lejos al soberbio; el orgullo es la capacidad de creer saberlo todo.La gente que “sabe todo”, que “tiene las cosas claras” y no tiene actitud de aprendizaje Dios lo quebrantará, y de acuerdo a su conducta, accionará: “si me humillo, Él me exalta; si me exalto, Él me humilla.”

Aprende de tus mentores

Moisés decìa: «no  tengo tiempo» y su suegro le enseñó a aprender a administrar su tiempo, a saber priorizar; fue su mentor.El mentor nos enseña para que no pasemos por el error y ve el futuro que no vimos; no es fácil tener un mentor que puede decirnos algo que nos moleste, pero él está en el lugar donde nos gustaría estar en el futuro y nos hablará de lo que aún no vimos, ahorrándonos dolores de cabeza. Por eso debemos tener un espíritu enseñable. Un mentor no está para impactarnos sino para que aprendamos de él, por eso tiene que ser lo suficientemente sabio para generar un malestar que te empuje, te motive y haga avanzar. 

La gente inteligente tiene un espíritu enseñable

La humildad siempre va por dos vías: hacia Dios y hacia la gente. Debemos aprender de Dios y para eso hay que tener un corazón sensible, de lo contrario aunque lea la Palabra y escuche, expresaré: “Mmm, es muy interesante”.

Cada vez que abrimos la Biblia podemos hacerlo con dos tipos de actitudes: o la leemos como un libro más, o la abrimos para encontrarnos con una persona.

Haz tu parte y que el otro haga la suya. Eclesiastés 4 dice: «dos son mejor que uno, porque tienen mejor paga de su trabajo; porque si uno cae el otro lo levanta”.

Mateo 18 dice: “si dos de ustedes se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan acá en la tierra, les será hecho por mi Padre que está en los cielos”. Ese es el poder de dos que se transforman en un equipo y que dicen: “vamos adelante”, enseñan y suman gente.

Autora: Silvia Truffa

Escrito para www.destellodesugloria.org

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