El príncipe azul, ¡Existe!
El príncipe azul, ¡Existe!
Escrito por Lilo de Sierra
“Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto”
(Colosenses 3:14 NVI)
Solo guardo una leve imagen en mi memoria, allí estaba él, parado con su mirada sumida en la tristeza, había perdido a un ser amado. Nunca antes me había interesado en acercarme a él, tanto como ese día, deseaba decirle cuanto sentía la muerte de su hermano, pero…no fui capaz, solo me contuve.
Compartimos dos años el mismo salón de clases, pero jamás cruzamos palabra alguna, sabía que existía, no en vano era uno de los muchachos más guapos y puedo decir que hasta popular de la promoción1994 del colegio. Yo, poco popular, jugadora de baloncesto, académicamente juiciosa (nerd) con un círculo social cerrado por no decir casi nulo, pero con una necesidad interior de sobresalir y triunfar en la vida.
Tomamos cada uno nuestro propio camino y fue sólo 14 años después que volvimos a cruzarnos. Nos encontramos buscando un norte, luego de muchos años de desaciertos, desengaños, experiencias nefastas y unas cuantas buenas, como nuestras hijas.
Hoy sé que con Dios nada pasa por casualidad. Luego de 3 años y medio en oración continua por encontrar un hombre que me amara, me respetara y quisiera a mis hijas como suyas, apareció Juan Carlos para cambiar mi historia llena de tristeza por otra llena de aventuras acompañadas de crecimiento de la mano del Señor.
Organizamos juntos el primer reencuentro del colegio intercambiando una que otra conversación por chat, pero fue sólo hasta el día que nos vimos por primera vez, sin imaginarnos lo que sucedería después, que hubo una verdadera conexión.
Realmente no estaba interesada en iniciar una relación sentimental con nadie, acababa de salir de 7 años y medio de un mal matrimonio, me encontraba en el punto de equilibrio de una mujer, (sus 30 años), considero que estaba linda, me ocupaba de mi misma como nunca antes, así que lo último que quería era alguien que quisiera controlar mi vida, solo buscaba disfrutar de las bondades de sentirse el centro de atención y nada más.
Después de esa noche, mi divorcio pasó a un segundo plano. Algo en mí cambió, me sentía bien, tranquila, él permaneció prudentemente alejado, haciéndose el interesante, pero yo, lo ignoré de manera intencional, había hecho clic, pero no permitiría que se diera cuenta, bailé hasta el cansancio, compartí con mis otros compañeros en medio de fotos, recuerdos e historias, pero con él, fue solo hasta la media noche cual cenicienta esperando su príncipe azul, que pude bailar. Una sola pieza fue suficiente para que Juan tomara el control, con un “no te voy a dejar aquí sola, te llevaré a tu casa” marcó mi corazón, nada y todo pasó…mi Dios había respondido mi oración.
“Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor”
(1 Corintios 13:13 NVI)
Has pasado 8 años desde aquella noche, muchas pruebas hemos enfrentado, pero seguimos en pie, porque el Señor así lo ha permitido. Puedo decir con plena seguridad que el amor todo lo puede, me lo enseñó Juan, de todas las formas posibles. Me ha mostrado que se puede ser un excelente papá estando lejos de su hija, que Dios es la fuerza que TODO lo puede, que no hay sueños inalcanzables, que perseverar es la clave, que las diferencias irreconciliables no existen y que sin Dios nada podemos hacer.
Estoy enamorada de la pasión con la que hace su trabajo, de la manera en la que se esfuerza por ser mejor cada día, de su capacidad de perdonar y seguir hacia adelante, de su estampa de vencedor cuando decide romper la coraza con la que disfraza su corazón, queriendo demostrar que no hay nadie más resistente que él, y de la ternura con la que expresa su necesidad de sentirse amado hasta el final.
No sé si sea capaz algún día de llegar a ser la Esposa que él se merece, pero confío plenamente en Dios que lo lograré. Soy una mujer bendecida al tenerlo a mi lado, mis hijas son afortunadas de poder contar con él y juntas unimos nuestra voz, para agradecer al cielo tan hermoso regalo.
“Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras”.
(Santiago 1:17 NVI)
Escrito para www.destellodesugloria.org
Gracias!! Muy bonito
Gracias Lucero. El todo poderoso te llene de su amor. Att. Lilo