Lléname otra vez

Lléname otra vez

llenate de elCrea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.

 No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.
(Salmos 51: 10-11)

Que impresionante es darnos cuenta de la manera como se sintió el rey David después de haber pecado contra la persona que más amaba, de cómo reacciono su alma, espíritu, corazón y hasta su cuerpo físico, se sentía vacio; Pero lo más impactante de todo, el se sentía vacio por dentro con sus huesos adoloridos, ya que se encontraba lejos de su amado, de Él deseado de las naciones, el llego a decir estas palabras. Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen. (Salmos6.2 RV)

Y con esto me atrevo a preguntarte, ¿Te has sentido alguna vez en tu vida así después de fallarle a Dios? ¿Cómo alguien puedo experimentar un dolor tan profundo dentro de su ser? Pues David tubo el placer, la delicia de sentir por completo la presencia de Dios, en su plenitud, puedo entender la magnitud de la poderosa y maravillosa presencia de Dios, aquella que quebranta hasta lo más duro. David anhelo, deseó la presencia de Dios más que cualquier cosa, más que la fama, bendiciones, victorias. El podría vivir sin reino, sin gloria, sin riquezas, Dios podía quitarle la autoridad; Pero de una cosa estaba seguro no podía vivir sin la Presencia de Dios. Es por eso que cuando pecó sabia que Dios no podía tener relación con el pecado y sabia que la el espíritu santo se apartaría de su corazón  es por eso que sentía su vida agonizante. Pero sabes David no permitió que eso ocurriese el acudió a la humillación, al poder del amor de Dios, declaro su pecado, no encubrió su iniquidad, para que lo que más temía ocurriera, Que El Espíritu Santo no se fuera de su vida.

En una ocasión aprendí que un guante necesita de la mano para moverse,  pueda tomar forma y movilidad, es así nuestro cuerpo de igual manera, necesita del espíritu santo para que tenga vida, forma, movilidad  y comprendemos lo indispensables y dependiente que somos de Dios. Tal vez  tu también te has sentido como este rey, Quizás en un momento de tu vida has experimentado esa desesperante y angustiosa sensación de sentirte vacio(a), decaída, sin fuerzas, como si algo te faltara, lloras amargamente, gritando muchas veces ¿Por qué? Añorando en tu corazón ser más fuerte sabiendo que le habías prometido a Dios ya no hacerlo más  y conosiendo las oportunidades que Él te había dado, sientes que lentamente te vas muriendo. Déjame decirte que es un estado de “ALERTA” no conozco cual fue la situación para que la puerta de tu corazón hayas dejado abierta, quizás pecado, indiferencia, despreocupación, decepciones, gente que te ha dañado, frialdad, la que causo que la presencia de Dios se alejara de ti. Pero Jesús te dice aun estas a tiempo de reconocer que has pecado, decidir y poner de tu parte en buscar y fortalecer tu espíritu en oración, ayuno y de alimento de su palabra para dejarte deslumbrar l y así enamorarte de Él, para así hacer un compromiso real en tu ser de no fallarle más, cayendo en la práctica de lo malo; recuerda tu eres templo del espíritu santo donde Dios desea habitar. ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? (1 Corintios 3-16)

Sabes el Espíritu Santo es un persona, siente, se duele, piensa, se alegra, llora. Quizás tu llevas un tiempo sintiéndote así vacio por dentro, sin fuerzas, ya débilmente agonizando y es porque la presencia de Dios ya no está en ti, pues ha pasado el tiempo y dejaste que Él se alejara, fuiste negligente, no te has humillado a sus pies reconociendo tus faltas pidiéndole que vuelva el añorado de tu alma, el deseado de las naciones. Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. (Salmos 32-3).

 Comprende esto tu esposa o novio a el que tanto amas y confías en él, te engaña y le haces un daño tremendo, ¿Tú crees que él o ella quiera seguir a tu lado? no verdad, se llenaría de pena y dolor.  Pero la diferencia de la presencia de Dios es que el Él no se ha alejado por completo, te espera añoradamente y si tú derramas tu vida y confiesas con tus labios tu iniquidad, Él vuelve a ti a enamorarte y a tener una relación con compromiso, respeto una comunion más estrecha con Él y su presencia  viene de una manera sobrenatural a tu corazón a dar vida a aquello que estaba muriendo, se fortalecen tus hueso, viene el gozo de tu salvación. Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido. (Salmos 51-8)

Sabes lo precioso de esto, la biblia narra la historia de una mujer viuda con sus hijos los cuales iban a ser tomado para siervos de un acreedor, entonces esta mujer en su desesperación habla con profeta llamado Eliseo explicándole su situación entonces y entonces la mujer le dice que solo tenía un vasija de aceite. Él le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas (2 Reyes 4-3 RV) mira este detalles “No pocas” luego en: (2Reyes 4-6) Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite. Que maravilloso es saber que somos una vasija creada por el mejor alfarero y que le aceite es su Presencia y que cuando acudimos a Él en nuestra fe, ocurre un milagro, Él nos llena hasta que sobreabunde.

Deja que Jesús te inunde, te embriague de su presencia que cree en ti un corazón recto delate de Él depuesto a no fallarle más y nunca más sentirte  lejos de su Presencia, recuerda, tenlo siempre presente Jesús lo llena todo, tus flaquezas, debilidades, tus tristezas, tus preocupaciones, Todo, deja que Él se pasee en cada rincón de tu corazón  y podrás sentirte lleno(a) de su presencia para siempre. “Él quiere llenarte otras vez”.

Autora: Nicoll Vallejos

Escrito para www.destellodesugloria.org

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