¡De buena gana me gloriaré!

¡De buena gana me gloriaré!

«Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo».

(2º corintios 12:9 RV60)

Ninguno de nosotros, por más tiempo que llevemos conociendo de nuestro Dios y por más intimidad que tengamos con Él, podemos negar que tenemos áreas dentro de nosotros, en las cuales actualmente estamos luchando contra ciertas cosas que nos estorban para cumplir el propósito de Dios, que nos hacen en muchas ocasiones sentirnos privados o avergonzados de presentarnos ante el trono de Su gracia, que no nos dejan disfrutar de Su presencia en plenitud; además que son como pequeñas, medianas o grandes zorrillas que nos hacen menos eficientes y eficaces en muchos de los aspectos de nuestra vida (puede ser un determinado hábito, pensamientos, etc.). Tal vez las personas que nos rodean no se dan cuenta de las luchas interiores que llevamos dentro de nosotros, o como también quizá se han dado cuenta que hay cosas que en ti no están bien y que con sinceridad te lo han hecho saber (pues te conocen lo suficiente bien ya que diariamente entablas relación con ellos, o te lo dicen espontáneamente sin conocerte bien).

En todo caso, esas cosas nos han hecho sentir algo incómodos y, hasta cierta forma, frustrados de nosotros mismos. Y cuando vas en oración a presentarle esa causa por la cual sientes que le fallas de continúo al Señor, es allí donde nuestro Dios Fuerte y Poderoso quiere llenarte de Su paz y tranquilidad, pues Él te conoce muy bien, y no se equivocó en llamarte, te escogió aún antes de que creara el mundo, Él ya había visto, desde mucho antes de que te llamara, cuales iban a ser tus falencias y tus puntos débiles. Está muy bien que tú y yo siempre tengamos el sentir de agradarle a Dios en todo y en ningún instante fallar; Pero, por nuestra naturaleza humana, y por este cuerpo y esta alma que tenemos mientras vivimos en esta tierra, vamos a ser vulnerables de fallar hasta inconscientemente (y con esto no quiero decir que nuestro Padre nos vaya a alcahuetear nuestros errores)

Nuestro Padre Celestial, Quien nos ve en la intimidad y conoce nuestros corazones, desde su Cielo nos está mirando con tierno amor; no porque lo merezcamos, sino por su gracia y porque simplemente le plació hacernos sus hijos. Y Él no está de acuerdo que tú y yo nos remordamos y nos echemos la culpa después de haber cometido un error y de haberle pedido perdón a nuestro Padre. Dios te ve con buenos ojos, no con regaños ni acusaciones, simplemente Él quiere que tú y yo (además de reconocer y confesar nuestras fallas) tomemos la decisión de levantarnos y corregirnos en lo que nos tengamos que corregir por el poder que nos ha dado y por Su gracia. Recuerda: ¡no es en tus fuerzas sino en las de Él!, pues dice la palabra:

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

(Gálatas 2:20 RV60)

Quien quiera que seas que lees este mensaje, sé como te sientes cuando te das cuenta que hay una o más debilidades que dentro de ti están latentes las cuales no quisieras tener. Hace unos cuantos días, iba en el bus meditando esto, pues por una u otra razón de la cual no me acuerdo bien, me sentía incómoda conmigo misma ya que (reconozco con sinceridad esto) me estaba cogiendo la tarde para ir a mis clases de inglés; dentro de mi mente hablaban voces acusadoras del enemigo intentando desanimarme, haciéndome sentir que mi Padre Celestial estaba enojado porque aún estaba luchando con ésta mi debilidad.  Pero de inmediato vino una hermosa voz pasiva a mi mente diciéndome este versículo:

Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.

(2º corintios 12:9 RV60)

Entonces vino calma a mi vida y sentí reposo, pues entendí que una vez más mi Dios tiene el control de toda situación y de mi propia vida, de que no iba a ser en mis propias fuerzas, sino que el Señor lo va a hacer a través de mí y que me sigue amando aún con las falencias que aún tengo. Con todo, Él seguirá siendo mi Padre y yo su hija. Ya sentí que no me tenia que estar acusando de mí misma, sino que aprendí a contentarme (Nunca conformarme ¡ojo!) de mis debilidades, pues es allí donde Dios se glorifica y Su poder se hace más fuerte en mi vida, y Dios seguirá formándome y perfeccionará la obra que en mí empezó [filipenses 1:6].

Tan solo ponte a pensar por un momento qué pasaría si ninguno de nosotros los que hemos aceptado a Cristo tuviéramos debilidades…ok ya te lo imaginaste. A decir verdad, yo me imaginaría que una persona sin ninguna debilidad se creería demasiado fuerte como para depender de Dios, se jactaría y se enorgullecería de que es por el / ella que las cosas le salen bien. Fue por eso que al gran apóstol Pablo el Señor tuvo que permitir que una debilidad lo aguijoneara, para que nunca se llegué a exaltar y decir que fue en sus propias fuerzas. Y por eso Dios también permite que tengamos debilidades, para que nunca nos lleguemos a creer autosuficientes en nuestras propias fuerzas y así podamos depender totalmente de Él disfrutando de Su amor y de Su poder, como un niño pequeñito dependiendo de su papá.

Tal vez haz pasado o estás pasando por momentos así donde escuchas voces en tu mente decir: ¡tú siempre con lo mismo! ¡Cuando agradarás a Dios!, o ¿Por qué soy así? Pues déjame aclararte que las voces del Espíritu Santo nunca traerán tormento ni condenación para ti, ya que con Su tierno amor de Abba Padre te hará entender a ti como hij@ cual fue tu error, pero al mismo tiempo te alienta a levantarte y te da consuelo para que te corrijas ¡ÉL ES TU PADRE, Y TE DISCIPLINA CON AMOR! No así pasa con las voces del enemigo (satanás) pues él es el acusador por excelencia de los santos y redimidos hijos de Dios el cual hará lo posible para que tú y yo nos alejemos lentamente de nuestro Padre y no disfrutemos de Su presencia por la falsa condenación y la acusación; Siempre manda dardos a tu mente de que tú nunca le estás agradando a Dios y te quiere hacer ver que nunca das la talla para Él, lo que te hace muchas veces sentirte frustrado contigo mism@ y que Dios no está contento contigo. Esas son las voces más feas que uno como cristiano pueda oír.

Pero, sea cuales sea los puntos débiles en tu vida que tengas en este momento, Dios no quiere verte frustrad@  por tus debilidades, más bien Él quiere que aprendas a descansar en Su poder, pues a través de tus debilidades Dios va a ser exaltado y glorificado por Su fuerza la cual actúa en ti, y no las tuyas propias. Solo determina y disponte a tener un corazón moldeable para que el perfecto alfarero te forme en tu diario caminar. Dios no está enojado contigo, ¡sonríe porque Su gracia está sobre ti! 

Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades… porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

(2º Corintios 12:10)

¡Deléitate en tus debilidades porque cuando reconoces que eres débil, entonces en el Señor tú eres fuerte!

Autora: Erika María Zambrano

Escrito para www.destellodesugloria.org

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