El camino difícil – El Sermón del monte
EL SERMÓN DEL MONTE
EL CAMINO DIFÍCIL
Lectura: Mateo 7:13-14
Por favor cambia tu mente a la forma de la de un niño para que puedas entender la Palabra que Dios tiene para ti hoy.
El sermón del monte es una predicación hermosa que Jesucristo pronunció, se cree, sobre el monte ahora conocido como Monte de las bienaventuranzas. En esta preciosa predicación, Jesús nos dejó fundamentos sólidos para construir nuestra vida y para cambiar nuestra perspectiva de ella. Quiero, con esta serie de devocionales, llamar la atención de cada uno de ustedes a la importancia que tiene la aplicación de esta hermosa predicación para nuestra vida diaria, predicación que tiene tanta vigencia hoy como la tuvo cuando fue enseñada por primera vez:
El camino difícil:
En el texto, Jesús nos presenta dos metáforas con relación a la vida cristiana, comparándola con una puerta estrecha y un camino angosto.
Estas metáforas hacen alusión a la dificultad y el compromiso que implica llevar una vida obediente a los mandamientos cristianos. Llama la atención que Jesucristo no exhibe su evangelio como la solución definitiva al dolor y el sufrimiento; todo lo contrario, Él afirma que es un camino difícil de seguir que requiere valentía y determinación.
En otro pasaje, Jesús nos enseña que quien quiera seguirlo debe tomar su cruz, negarse a sí mismo y seguirlo.
Considero que negarnos a nosotros mismos quiere decir dejar de pensar en nosotros, dejar de ser egoístas, dejar de pensar que el mundo gira a nuestro alrededor. Este es el camino difícil del que habla nuestro Señor en este pasaje.
Sin duda es mucho más fácil y cómodo pensar en nosotros que en los demás. Prueba de ello es una sociedad egoísta, que rara vez dirige su mirada hacia el necesitado salvo por momentos donde es rentable tener una imagen positiva.
Cristo está necesitando personas valientes que decidan de corazón dejar de pensar en sí mismos y dedicar su mayor esfuerzo por ayudar al prójimo.
Otro punto relevante por el cual el evangelio de Jesús es difícil, reside en la dificultad intrínseca que conlleva ser cristiano. Desde los orígenes de la iglesia, los creyentes han recibido persecución por su fe, debido a que constituye una contracultura fuerte que no todos están dispuestos a aceptar.
En la actualidad, hay mayor libertad física para llevar la Palabra de Dios; Sin embargo, los cristianos de este tiempo nos enfrentamos con otros tipos de persecución: La persecución filosófica, la persecución psicológica, la persecución moral, la persecución doctrinal.
No podemos cometer el error de pensar que en este tiempo ya no somos perseguidos por nuestra fe. En las universidades, en el mundo, en la cultura popular, en la política, en todos los ámbitos de la sociedad encontramos resistencia por los valores que enseñamos.
Vivimos en una sociedad que practica el libertinaje, que llama a lo malo bueno, que se escuda en una falsa sensación de moralidad para aceptar todo tipo de actitudes egoístas y contrarias a la voluntad de Dios. En una sociedad así, somos llamados a ser luz y a resistir la persecución que tendremos.
Un tercer punto para destacar es la implicación que tiene seguir a Cristo con relación a la necesidad de poner en primer lugar su Reino, aún antes que nuestras familias, nuestros anhelos, nuestros negocios, etc.
El tener los valores cristianos como brújula moral de nuestras vidas representa una gran dificultad que contrasta con una sociedad que, en su gran mayoría, busca su propio bienestar y debido a él está dispuesta a traspasar cualquier límite; una sociedad que se puede mostrar abnegada pero que, faltante de una virtud fuerte y definida, transgrede lo correcto y anula su esfuerzo.
Ahora bien, así como se indica el esfuerzo que conlleva ser cristiano, también se enseña su recompensa: La vida.
La vida es un concepto sagrado el cual se habla en la Biblia entera. En Génesis vemos el árbol de la vida, en los evangelios se nos habla que Cristo vino a dar vida en abundancia. Es la voluntad de Dios que vivamos, que disfrutemos la vida, que vivamos eternamente, que vivamos cerca de Él, que vivamos en libertad, que vivamos con plenitud espiritual.
Para citar un ejemplo de perseverancia en el camino cristiano, podemos mencionar a Pablo de Tarso, quien vivió grandes dificultades debido al evangelio, pero al final de su viaje expresó:
“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” 2 Timoteo 4:7-8
Sigamos el ejemplo de este hombre que supo resistir con firmeza la oposición y siguió con determinación el camino de Cristo hasta el final, con la certeza que de Dios recibiremos vida eterna como recompensa.
QUE DIOS TE BENDIGA
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará”
Salmo 1:1-3
Autor: Juan Felipe Caro Valencia
Escrito para www.destellodesugloria.org