Las palabras intimidatorias preséntalas a Dios

Las palabras intimidatorias preséntalas a Dios. 

¿Rugirá el león en la selva sin haber presa? ¿Dará el leoncillo su rugido desde su guarida, si no apresare?

Se dice que el león cuando ruge, hace que su víctima se atemorice tanto, que empiece a correr hacia la dirección equivocada, donde justamente lo están esperando las leonas para cazarlo. El mismo efecto producen en nosotros, las palabras que nos intimidan, hacen que nos entre tanto miedo, que no sepamos qué hacer, y entonces tomemos decisiones impensadas.

¿Qué es la intimidación?: es el acto de lograr que los otros hagan lo que uno quiere a través del miedo. La intimidación puede manifestarse como una manera de amenaza física, miradas amenazantes, manipulación emocional, abuso verbal, humillación intencional y/o verdadero maltrato físico.

Si hay una historia en la Biblia en que se refleja muy claramente este tema, es en la historia del rey Ezequías, quien recibió amenazas por parte del rey de Asiria, de que lo iba a destruir a él y a todo su pueblo.

“No te engañe tu Dios en quien tú confías, para decir: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria. ¿Qué Dios hubo de entre todos los dioses de aquellas naciones que destruyeron mis padres, que pudiese salvar a su pueblo de mis manos? ¿Cómo podrá vuestro Dios libraros de mi mano?

Es como si dijera “tu vida está en mis manos”, así es como la gente soberbia te va a hablar, intentará hacerte creer, que tú estás debajo de sus pies. Son aquellas personas que hacen escuchar su voz, a través de la violencia o imponiéndose autoritariamente, ellos piensan que la gente “inferior” a ellos, están puestos para satisfacer todas sus necesidades, consideran que los demás fueron puestos en la tierra para complacerlos.

Además de esto escribió cartas en que blasfemaba contra Jehová el Dios de Israel. Pero ante estas amenazas el rey Ezequías hizo algo:

“Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores; y después que las hubo leído, subió a la casa de Jehová, y las extendió Ezequías delante de Jehová y oró”.

LLEVA TODO A DIOS EN ORACIÓN, SÍ, ENTENDISTE BIEN, ¡TODO! No te entretengas preguntándole a la gente, o a tus amigos, o a tus parientes, qué hacer, PRESÉNTATE ANTE DIOS, MÉTETE CON ÉL, aquí tenemos un maravilloso ejemplo del rey Ezequías, él oró reconociendo a Dios como él único que lo iba a poder librar de su enemigo.

Querido amigo, orar con sinceridad, es una acción que manifiesta una fe sublime, porque tú estás demostrando que REALMENTE CREES EN LA EXISTENCIA DE DIOS, AUNQUE NUNCA LO VISTE. Fijémonos que Ezequías dijo: “Jehová Dios de Israel, que moras entre querubines” ¿acaso Ezequías alguna vez lo vio a Dios rodeado de todos sus ángeles? La Biblia no registra eso, entonces ¿por qué lo dijo? PORQUE ÉL SABÍA ESO, PERO TAMBIÉN LO CREÍA,  por eso lo afirmó. El arma más poderosa contra las artimañas del diablo es la oración de fe.

El objetivo de Satanás es engañar. El diablo ha engañado a todo el mundo; él es experto en estafas. Y lo único que anhela hacer en nuestra vida es engañarnos y estafarnos.

Cuando hablamos de engaño no estamos hablando de equivocación; todos podemos equivocarnos. Todos podemos “meter la pata”, decir algo que nos dijeron pero que no era así. Pero el engaño es distinto, es la intención deliberada de dañar a alguien, o sea, una cosa es que te equivoques, pero otra es que la persona tenga la intención, la premeditación de engañarte, para dañarte.

Una de las técnicas que usa Satanás para amedrentarnos es el autoritarismo, que es un arma de control mental. Cuando se te presenta como un león que ruge, usa esa arma.

Depende de nosotros cuánto valor le damos a aquellas palabras que pretenden someternos, asustarnos, obligarnos a hacer cosas que no queremos hacer. El mundo está lleno de personas que usan  a la gente que tiene muy baja estima,  para alcanzar sus propias metas y las manipulan a su antojo.

Pero los que hemos conocido a Jesucristo NO DEBEMOS PERMITIR QUE NOS CONTROLE NADIE, EXCEPTO EL ESPÍRITU SANTO. Dice en el libro de los Gálatas:

“Estén  pues firmes en la libertad con que Cristo los hizo libres, y no estén otra vez sujetos al yugo de esclavitud”.

El tipo de esclavitud al que nos enfrentamos hoy, es al de la mente. Tenemos que considerar a qué tipo de personas dejaremos entrar en nuestra vida y a cuáles desecharemos. Porque va a venir gente para bendecirnos y otro tanto para decirnos “que no podemos”. Cada día debemos elegir, nos toca a nosotros hacerlo, no tenemos que permitir que otros elijan por nosotros, porque somos seres libres.

Lo mejor que hizo el rey Ezequías fue presentarse delante de Dios y tratar el asunto directamente con Él. Porque en esa carta se decía que ni Jehová, iba a salvar a Ezequías y a su pueblo, de las manos de Senaquerib.

Quédate tranquilo, que cuando alguien te maltrata, en realidad no se está metiendo contigo, SINO CON EL QUE VIVE DENTRO DE TI. Por lo tanto, el Señor se encargó de ese tema, que tanta aflicción y dolor le trajo a Ezequías.

Dios le contestó a Senaquerib de la siguiente manera: “¿A quién has vituperado y blasfemado? ¿Y contra quien has alzado la voz, y levantado en alto tus ojos? Contra el Santo de Israel. Por cuanto te has airado contra mí, por cuanto tu arrogancia ha subido a mis oídos, yo pondré mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste”.

¡REALMENTE ESTO SÍ QUE ES PARA TEMBLAR! Los asirios acostumbraban a torturar a sus víctimas de una manera muy salvaje, por eso Dios les habla del garfio; porque así ellos llevaban a sus víctimas. Pero las cosas se habían invertido, y Dios peleó por su pueblo; “Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová, y mató del campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpo de muertos”.

En estos tiempos que vivimos ya no es con ejército ni con espada con que peleamos nuestras batallas, sino CON SU SANTO ESPÍRITU, porque como dice  en Deuteronomio 31.8 “El Señor va delante de ti; estará contigo, no te dejará ni te desamparará;NO TEMAS NI TE INTIMIDES, PORQUE EL QUE PELEE CONTRA TI, LO HARÁ SIN MÍ, DICE EL SEÑOR” 

Autora: Silvia Truffa

Escrito para www.destellodesugloria.org 

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