Un carta a la ex amante de mi ex esposo

Un carta a la ex amante de mi ex esposo

“El que perdona la ofensa cultiva el amor; el que insiste en la ofensa divide a los amigos”. (Proverbios 17:9 NVI)

Hola, quizás no me recuerdes porque te cruzaste en mi camino y en el de mi familia hace ya 14 años. Sufrí mucho por tu causa, te esmeraste, para que yo me enterara de tu relación con mi esposo. Esperaba mi primera hija, cuando él prácticamente me hizo a un lado, para atenderte a ti no solo física sino emocionalmente. No entendía el porqué de sus desprecios, llevábamos solo 3 meses casados cuando su actitud cambió de ser un hombre amoroso a la de una persona indiferente. Solo Dios y mi hija saben lo que sufrí. Recuerdo, que mientras me duchaba le hablaba a mi bebé, tratando de no transmitirle mi preocupación, mi ansiedad y mi tristeza, expresándole que nada de lo que sucedía era su culpa, finalmente, yo era responsable de lo que pasará con ella mientras estuviera en mi barriguita.

Pasaron meses, me llené de amargura pero lo amaba, así que era optimista y justificaba su mal comportamiento con la infinidad de responsabilidades que ambos siendo muy jóvenes habíamos adquirido.

Cuando mi hija cumplió 3 meses de nacida, por una mala casualidad del destino, encontré una carta tuya, en la que describías una a una sus caricias, sus besos en tu pecho y todo tu cuerpo, con mis manos temblorosas me llené de rabia, de dolor y después de esa tarde, la amargura acumulada carcomió mi vida y el poco sentido común que me quedaba. Me sentía sucia, despreciada, vilmente engañada. Fue entonces cuando te llamé para declararles a los dos una guerra que desde que decidí auto bendecirme casándome con él en contra de mis padres y de la voluntad de Dios, ya tenía perdida.

Créeme te odié. Quizás me olvidaste y dejaste todo lo que pasó atrás, pero quiero confesarte, que mi cruz durante estos 14 años de mi vida, ha sido el propósito de ésta carta. Le prometí a Dios que me llenaría de valor para hacerlo y por amor a Él, doy cumplimiento a esa promesa.

Justificando mis gritos, insultos, comentarios despectivos y demás, con el engaño del cual ustedes dos eran protagonistas, actúe de manera equivocada. Te responsabilicé a ti por el deterioro en mi matrimonio, cuando me rendí dejando de ser esposa, para convertirme en verdugo.

Delante del Señor, quiero pedirte perdón si fui ofensiva y humillativa, nada, absolutamente nada, justifica el que yo te hubiera expuesto aquella noche en que te conocí personalmente, a la frivolidad y frialdad del corazón vengativo de una mujer y el alma descarada e infame de un hombre que no media la dimensión de lo que sus acciones y palabras había causado en las dos.

Entendí muchos años después, que no fuiste tú, ni fui yo, sino era Él, el verdadero culpable. Que al igual que yo, tú y las otras mujeres que vinieron después, éramos solo las víctimas de un joven y apuesto hombre capaz de enredarnos con sus palabras lindas, sin la más mínima intención de respetar los sentimientos de amor que había en nosotras.

Le pido a Dios, que bendiga tu vida y la de tu familia y me permita obtener de ti la absolución de todas mis culpas. Te cuento que yo te perdoné, no fuiste la primera ni la última, nos separamos después de 7 años y medio luchando por mantener mi hogar, sin un resultado positivo. Hoy, somos amigos, ya no hay rencor, conocí de Dios y tuve la oportunidad de rehacer mi vida, soy feliz y tengo 3 hermosas princesas por quienes luchar.

Me decidí a escribirte, para decirte, gracias…porque tu imagen no se me ha borrado de la cabeza esa noche que me diste la espalda con el alma destrozada para dejarnos atrás a él y a mí, mientras yo, cínicamente disfrutaba tu derrota, exaltándote a ti y dejando por el suelo la poca dignidad que me quedaba, gracias por leer ésta carta y tomarte el tiempo de volver al pasado por unos instantes y mil gracias, por permitirme pedirte perdón, para limpiar mi corazón delante de Dios por lo único de lo que soy responsable, mis pensamientos, mis palabras y mis acciones.

Dios te bendiga y te guarde siempre,

Lilo de Sierra, tu amiga y servidora

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