Señor cámbiame la vida

Señor Cámbiame la vida

Señor cambiame la vida

El que te salvó te dice: «por acá quiero que camines». Él es el que te ama, y te dice: «Sal de la aldea, del apego, del dolor, de la vieja mentalidad, de los pecados, de la crítica”. “Sal de la aldea y vuelve al hogar, que estaré en ese hogar. Te bendeciré, te honraré y te levantaré”.

“¡Señor cámbiame la vida!” dijo un hombre mientras andaba en la ruta, y Dios se le aparece y el hombre se quedó sorprendido porque le contestó tan rápido la oración. Señor yo te pedí que me cambies la vida ¿y tan rápido me apareciste? y ahí hay un diálogo. ¿Qué quieres que haga?: “que me cambies la vida”.

-“bueno dame todo lo que tenga en tu billetera”-.

-“tengo $20”-

-“dame los $20- ¿estás seguro que no tienes más que ese dinero”?

-“no, no tengo más que eso y era todo lo que tenía para darle de comer a mi familia”-

-¿ah tienes familia? entonces dame también tu familia-

-“bueno Señor te doy toda mi familia pero ahora voy a estar solo en mi casa”-

-“¿ah tienes casa? entonces también dame la casa?”-

– “Bueno Señor, pero entonces voy a tener que dormir, en el auto”-

-“ah ¿tienes auto- dámelo también”.

El hombre reflexiona y dice bueno Señor te pedí que me cambies la vida te di todo el dinero, mi familia, la casa y el auto ahora no me queda nada.

Entonces el Señor le dice: ahora que no tienes nada, y que todo es mío toma el dinero, porque ahora es mío y lo vas a administrar como yo lo administraría, vas a invertir en lo que yo invertiría y vas a ofrendar como yo ofrendaría. Toma la familia, porque ahora es mía y la vas a cuidar como yo la cuidaría, y vas a hacer por ellos lo que yo haría, también toma la casa, porque tú me la diste y ahora es mía, la vas a utilizar como yo la utilizaría, la vas a limpiar como yo la limpiaría, vas a vivir en ella como yo viviría, y va a entrar la gente que yo permitiría que entre. Y toma el auto que es mío, y lo vas a cuidar como yo lo cuidaría, lo vas a mantener y vas a llevar en él a las personas que yo llevaría.

Ahora que entiendes que todo lo que tenías ya no es tuyo, es mío yo te lo devuelvo todo, para que lo uses como yo lo haría.

Eres el mayordomo de todo lo que tienes. Tu vida es un altar que tienes que arreglar cada día; eso representa, arreglar tu carácter, tu visión, tus pensamientos, tu compromiso. Un día un profeta llamado Elías se puso de rodillas e hizo una oración que duró menos de un minuto; pidió a Dios que bajara fuego del cielo y así sucedió; y todo el pueblo se postró y reconoció a Dios.

En tu casa llegó la hora de que vean que tu altar está encendido.

Tu vida está entre milagro y milagro. En la vida normal nos pasan cosas lo que tenemos que hacer es encontrarnos con Jesús. Pedro no tenía piso, se encontraba flotando con Jesús, el encuentro con Dios es sin piso (sin celular, ni internet, ni radio ni nada) no te puedes aferrar a nada, flotas con el Señor. Cuando estoy en camino a otro milagro y me empiezo a hundir, ahí me aferro a él.

Sal de tu aldea y entra en la presencia del Señor. El vino por ti, rompe tu frasco, reconoce su grandeza. Además, cuando tocas fondo, ya no puedes caer más abajo. Entonces tu fondo será el punto de apoyo para que vuelvas a levantarte. Lo que fue tu dolor está a punto de transformarse en tu fortaleza. Lo que te quiso destruir, ahora es un arma de Dios para ganarle la batalla al enemigo.

por Silvia Truffa

Escrito para www.destellodesugloria.org

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